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yolanda ruíz
Noja
Viernes, 12 de junio 2020, 02:18
Los comerciantes y hosteleros de los municipios de la costa oriental de Cantabria esperan como agua de mayo que se abra la muga con Euskadi para recibir a los residentes y turistas vascos, sustento de una buena parte de la economía local. Pero quieren ... que se haga con seguridad. Antes de que Miguel Ángel Revilla anunciara que este lunes no será, la ciudadanía ya se mostraba muy cauta. «Lo primero es la salud», valoraban este jueves la mayoría de los vecinos con los que habló EL CORREO en un recorrido por Laredo, Santoña, Argoños y Noja.
Esta última localidad de 2.000 habitantes, que en verano multiplica por 30 su población, presentaba este jueves una estampa desoladora. Las persianas bajadas de los hoteles y establecimientos evidenciaban la delicada situación que viven en plena «temporada alta».
Loli García tiene un negocio hostelero de Argoños, municipio que no ha registrado ningún caso de Covid-19. «Nos esperan unos meses inciertos», comentaba resignada en la terraza de su establecimiento.
Los últimos datos sanitarios de Euskadi les han llevado a mostrarse prudentes. «Es mejor hacer las cosas bien por la cuenta que nos trae», advertía la pescatera Mercedes Miguel en su puesto en el mercado de Laredo. «Después de lo mal que lo estamos pasando, una semana no va a ningún sitio», reflexionaban varios compañeros suyos. «El riesgo va a estar siempre ahí mientras no haya una vacuna», añadía Maite Pérez, de la empresa conservera de anchoas La reina del Cantábrico.
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