Cada vez resulta más difícil discernir entre información y desinformación. Los bulos de toda la vida mutan en Internet para convertirse en 'fake news' que circulan como la pólvora a través de una madeja tejida por redes sociales, bots y pseudomedios que puede llegar a poner en peligro hasta el sistema democrático. Además, ahora, cuentan con un nuevo aliado: la inteligencia artificial que permite crear contenido falso perfectamente disfrazado de verdad.
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No obstante, la IA también puede ser una herramienta útil para que el periodismo ejerza su función mejor que nunca y sirva de contrapeso veraz. Pero, para ello, debe estar bien utilizada. Por eso, el Colegio Vasco de Periodistas ha elaborado, en colaboración con la Diócesis de Bilbao, universidades y medios de comunicación -entre los que se cuenta EL CORREO-, el primer 'Decálogo para el uso ético de la IA en medios de comunicación', que nace con el objetivo de «alinear la IA con valores humanos, derechos fundamentales, y códigos deontológicos periodísticos».
Esta guía es el fruto de un año de trabajo y cuenta con doce puntos que analizan los diferentes ámbitos en los que la tecnología puede impactar. Porque, como vaticina la catedrática de Comunicación de la UPV-EHU Carmen Peñafiel, «la IA va a provocar una transformación social muy importante a nivel global» y su impacto va a ser transversal. Por eso, el decálogo hace hincapié en la necesidad de «ser transparentes con la audiencia en el grado de utilización de la IA», «mantener el máximo control y supervisión humana de estos sistemas», «dotarse de robustas medidas de ciberseguridad», «proteger al máximo la privacidad de la audiencia», y «utilizar la IA para mejorar la calidad informativa y desarrollar herramientas de verificación».
Todo ello, lógicamente, sin olvidarse del importante papel que tiene que jugar la formación de los profesionales de la información y de que a la audiencia se le debe permitir «cuestionar y criticar los usos de la IA en medios». Porque, como coinciden los expertos, en todo lo relacionado con la IA se debe poner al ser humano en el centro. «Es un tema importante que nos va a afectar a todos. Debemos abordarlo con esperanza, pero también con regulaciones que garanticen que no se crean monstruos», afirma la decana del Colegio Vasco de Periodistas, Amaia Goikoetxea.
El decálogo nace consciente de que no puede quedar cerrado, porque los vertiginosos avances tecnológicos forzarán su actualización constante. Además, Peñafiel subraya que la prensa debe autorregularse, colaborar y compartir experiencias, y garantizar que la IA se utilice como asistente y «no para reemplazar el criterio periodístico». En eso último se fija Ramón Salaverria, catedrático de Periodismo: «Hay que distinguir entre actividades esenciales de la profesión, como determinar qué es noticia y la jerarquía de la información, y las más técnicas, como la transcripción de entrevistas. La IA nos permitirá liberarnos de las segundas para centrarnos en las primeras».
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En cualquier caso, el foco no debe estar puesto únicamente en los informadores. Es necesario trabajar también con el público. «Hay que centrarse en la educación para que la gente sepa identificar lo que puede ser un bulo, porque la legislación no llega a todo», comenta Mario Hernández, miembro del Comité de IA en el Consejo de Europa. «Hay que involucrar a toda la sociedad, porque esto no va solo de técnicos», sentencia.
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