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El precio del percebe

Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Martes, 25 de diciembre 2018, 08:18

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Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Miguel Riopa - AFP
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Miguel Riopa - AFP
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

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Miguel Riopa - AFP
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
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Miguel Riopa - AFP
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Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Miguel Riopa - AFP
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Miguel Riopa - AFP
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

Miguel Riopa - AFP
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.
Tal vez sean las rocas o la bravura del mar. Los percebes de cabo Roncudo, en la llamada Costa de la Muerte, son los mejores del mundo. Y también los más caros. Los percebeiros arriesgan sus vidas encaramándose a las rocas cubiertas de lapas y minchas, entre el rugido de heladas olas batiendo los acantilados. Solo les está permitido faenar tres horas al día: dos horas antes de la bajamar y una después. En invierno se pueden capturar hasta cinco o seis kilos de percebes al día.

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