El precio del cacao se dispara y amenaza con convertirse en el nuevo aceite de oliva

El 76% del cacao mundial sale de plantaciones de Ghana y Costa de Marfil. El resto se cultiva en Brasil y Colombia. En todos ellos, la producción ha sido más o menos constante durante, al menos, los últimos 50 años. En los países africanos son los gobiernos los que compran toda la producción a los agricultores, generalmente con un año de antelación y sin saber la tarifa real a la que se va a comercializar luego. La cuestión es que mientras la producción ha sido estable, no ha habido problemas de abastecimiento, pero el cambio climático ha comenzado a modificar las reglas. También los asuntos de geopolítica, como la crisis del Mar Rojo, que ha aumentado la duración de las travesías marítimas necesarias para trasladar el cacao.

Tanto Ghana como Costa de Marfil han soportado intensas lluvias fuera de temporada (más del doble del promedio de las últimas tres décadas) lo que ha hecho que el fruto se haya perdido. Es lo que los productores llaman 'mal de la vaina negra', que se ha unido a la proliferación de una bacteria que afecta al 40% de los árboles. A ello se ha sumado que muchas explotaciones se han abandonado porque no cubrían los costes. Resultado: los excedentes de cacao almacenados han ido desapareciendo sin que haya habido entrada nueva suficiente para satisfacer la demanda. Se calcula que en 2022 el déficit fue de 216.000 toneladas, y en 2023, de 99.000.

Los efectos en los mercados comenzaron a sentirse hace dos años, pero fueron relativamente tímidos. Sin embargo, en febrero de 2023 el precio se disparó y desató las primeras alarmas. Era la primera vez en medio siglo que subía más de un puñado de euros. Las cifras lo dicen todo: en doce meses ha pasado de cotizar a 1.800 euros la tonelada a estar por encima de los 6.300.

Y mientras, el azúcar, compañera inseparable del cacao en miles de productos, ha seguido la misma senda. El pasado mes de octubre, la FAO, el organismo de la ONU dedicado a la agricultura y a la alimentación, alertaba de que su precio era el más alto desde 2010 y de que en menos de un año había subido un 50%. También en este caso, los fenómenos meteorológicos asociados a 'El Niño', principalmente sequías, y los altos costes de producción están detrás del cambio de tendencia.

La consecuencia lógica ha sido que las principales marcas de chocolate han comenzado a ajustar sus precios para evitar pérdidas. Y si no lo han hecho, son conscientes de que tendrán que hacerlo. Es el caso, por ejemplo, de Valor cuyo beneficio en 2023 no creció pese a que su ventas crecieron un 12%. Sus responsables han reconocido públicamente que el aumento del coste de las materias primas acabará afectado al consumidor. En enero, su presidente, Pedro López, admitía que en su empresa están «muy preocupados por la evolución del mercado de las materias primas de los últimos meses».

A nivel internacional, grandes fabricantes de dulces como Mondelez International Inc. o Nestlé han advertido que la subida llegará a los bolsillos de los consumidores antes o después. Algunos economistas auguran subidas de más de un euro por producto, así como cambios en el formato y composición de los dulces. Menos proporción de cacao, menor tamaño del paquete... soluciones que ha ya se aplican los paquetes de pasta, lentejas o arroz sin ir más lejos.