Precaución con las víboras

Para localizar la picadura conviene mojar al perro y observar por dónde sale un poco de sangre. Con el hombre se procede de forma similar, intentando calmar al herido para que no se mueva en exceso y poder desplazarle rápidamente al médico más próximo. Las víboras marcan únicamente uno o dos colmillos paralelos y las culebras no venenosas dejan cuatro hileras en la parte superior y dos en la inferior. Son especialmente oscuras tirando a negras.

Normalmente su longitud es de sesenta y cinco centímetros y habita generalmente en los ribazos, arbolados y sitios áridos y pedregosos pero sanos expuestos al sol de mediodía. Su cabeza es aplastada y casi triangular, sus ojos están como encerrados en unas cejas escamosas y prominentes. Los jabalíes y algunas aves de rapiña se las tragan vivas y no les temen. Los días de tormenta son los más peligrosos porque las víboras salen rápidamente por caminos y pistas.