Porsches y Ferraris abandonados
Coches robados ·
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Coches robados ·
En la comisaría de la Ertzaintza en Oiartzun duermen vehículos de lujo, algunos incautados hace añosEs un Lamborghini que cuesta más de 200.000 euros, tiene más de 600 caballos de potencia y hace tres meses que nadie se sienta a su volante. Es probable que pasen meses, incluso años, y que siga parado en la misma plaza de aparcamiento ... de la comisaría de la Ertzaintza, en Oiartzun, donde llegó en enero tras ser incautado a un conductor que lo había robado en Suiza. El caso sigue abierto y el vehículo bajo custodia judicial, por lo que hasta que el juez o jueza no lo autorice no puede moverse de ahí. Podría ocurrirle como al Ferrari que tiene aparcado al lado, que lleva más de 12 años allí, en una muerte lenta que ya evidencia el óxido que ha ido comiendo su carrocería. De vecino también tiene un Porsche, varios BMW, Mitsubishi... Todos ellos vehículos robados e incautados por el grupo ETEN de la Ertzaintza, de la Sección de Delitos en Carretera que depende de la Unidad de Tráfico de Gipuzkoa. Este grupo se creó en 2009 y su trabajo se desarrolla en las carreteras, donde persiguen delitos al margen de la conducción, principalmente vinculados con la falsificación de matrículas o de permisos de conducir y coches robados, aunque «atendemos todos los que nos podamos encontrar», desde un conductor ebrio a la incautación de una mercancía ilegal, explica Valerio Fernández, suboficial y jefe de ETEN.
El Lamborghini Urus color rojo que fue incautado a finales de enero en Irun tiene historia. El conductor era un ciudadano francés de 18 años que viajaba con más personas y que había alquilado el vehículo en una empresa de renting en Suiza. El coche no podía de salir del país alpino, pero atravesó Francia, donde la policía les paró «aunque consiguieron engañarles». Pero cuando cruzaron la muga, cerca del peaje de Ventas en la AP-8, una patrulla de la comisaría de Irún les dio el alto. «Hicieron un buen trabajo. El conductor les enseñó un contrato de compraventa del coche pero detectaron que era falso, y le detuvieron», explica Fernández.
El vehículo estaba balizado, por lo que podía ser localizado por la empresa propietaria, pero los ladrones habían instalado inhibidores que «por alguna razón dejaron de funcionar en Francia. Por eso en Irun estaban avisados». Inmediatamente avisaron a ETEN, donde comprobaron que antes de ser suizo, ese Lamborghini constaba como robado en Luxemburgo, «y la empresa de alquiler no lo sabría».
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Aunque el conductor no desveló cuál era su destino, la mayoría de estos coches cruzan Europa para llegar al norte de África, «una de las mecas de los vehículos robados», aunque algunos también viajan desde puertos hasta Sudamérica en contenedores. En ocasiones el objetivo de los delincuentes no es venderlos, sino utilizar estos coches para sus traslados o para transportar alijos de droga. «Son muy potentes, alcanzan grandes velocidades y al ser robados se saltan todos los radares», señala el jefe de ETEN.
Además, la persecución de los ladrones de vehículos de lujo es cada vez más difícil, «son muy sofisticados y van muy por delante de nosotros. Si quieren robar un coche, lo van a hacer. Hay muy poco que se les ponga por delante», asegura Fernández.
El Lamborghini es el último en llegar al parking de ilustres de la comisaría, donde un Ferrari F430 blanco ha echado raíces. Fue incautado en 2010 en la AP-8 en Gipuzkoa después de haber sido robado en Italia. Valerio Fernández dicta sentencia al decir que «ese Ferrari va a morir», si no lo ha hecho ya. El bloqueo judicial de estas 'joyas' se puede deber a varias causas. «Hay coches que son puzles, que están hechos con varios coches. Los ladrones cogen un coche siniestrado y roban otro igual, le ponen las piezas del accidentado, incluyendo su número de bastidor, y ya tienen un coche que no consta como robado», explica Fernández.
En Oiartzun hay un grupo de coches que encontraron en un pabellón «que tienen piezas de uno y de otro», lo que hace muy difícil determinar quién es el propietario. Y mientras tanto, siguen aguardando a la intemperie.
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