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La nueva ley del aborto, cuyo anteproyecto aprobó ayer el Gobierno, incluye una baja para las mujeres que han sufrido una interrupción del embarazo, sea voluntaria o indeseada. La convalecencia, cuya duración fijará el médico, busca paliar situaciones incapacitantes tanto física como anímicamente.
Esta baja ... se suma a las otras dos ya desveladas, una incapacidad temporal especial pionera en Europa para mujeres con menstruaciones muy dolorosas y la instauración de un permiso prenatal retribuido. La futura ley, promovida por el Ministerio de Igualdad, garantiza que la mujer que acude a abortar -sea quirúrgico o farmacológico- tendrá acompañamiento especializado y podrá hacerlo sin permiso paterno o materno a las 16 y 17 años.
Las novedades han suscitado un amplio debate político y social, con distintas visiones como las expresadas en Euskadi por Emakunde o algunos médicos como Txantón Martínez-Astorquiza.
«Lo importante es que el derecho al aborto esté garantizado y en Euskadi a día de hoy, hasta la semana 14 existen conciertos con clínicas para que las mujeres no vayan a ninguna lista de espera. A partir de ese momento, se practican en Osakidetza». Es el resumen que hacen de la situación desde Emakunde, el organismo autónomo dependiente del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco. Para este organismo es positivo que las chicas de 16 y 17 años no necesiten consentimiento para interrumpir el embarazo. «Que fuese obligatorio puede abocarlas a prácticas clandestinas y sin garantías jurídicas ni sanitarias. Están en peligro las jóvenes en situación más vulnerable, -malos tratos por ejemplo- que ahora estarán más protegidas», argumentan. Al mismo tiempo, aseguran que «los datos nos demuestran que no va a haber más abortos porque no se les exija el consentimiento».
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Presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y ginecólogo en el Hospital de Cruces, Txantón Martínez-Astorquiza expresa su opinión «personal» sobre uno de los puntos más polémicos de la nueva normativa: que las jóvenes de 16 y 17 años no necesiten permiso paterno o materno para interrumpir su embarazo. «La mayoría de edad legal está establecida en los 18 años y creo que en este caso debería seguir siendo la referencia. Los padres deben estar informados, porque es un momento difícil en el que el apoyo es importante», defiende antes de matizar que además no todas las personas de entre 16 y 18 años «presentan el mismo grado de madurez». Martínez-Astorquiza cree que en Euskadi todo el proceso relativo al aborto «se lleva muy bien». Lo que no ve tan correcto es que se elaboren listas de objetores de conciencia, porque teme que se utilicen como trabas para el acceso a puestos de trabajo. «¿Quién las va a controlar y cómo se va a hacer?», plantea.
Para él, «la mujer es la que debe decidir» y califica de «buena noticia» que se puedan pedir bajas cuando el dolor menstrual es incapacitante. «El dolor de regla puede imposibilitar para trabajar, por lo que lo normal es que se vaya al médico de cabecera o al ginecólogo, se analice el caso y se tramite la baja», defiende el ginecólogo de Cruces, que cree que «para nada estigmatizan a las mujeres ni creo que vaya a suponer que se las contrate menos».
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