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Es una oración tradicional, pero rezar el rosario no es fácil. El Vaticano lo sabe y se ha lanzado a hacer pedagogía. Para no predicar en el desierto, sobre todo entre los 'millennials', ha tirado de última tecnología y ha creado 'Click To Pray eRosary', ... un dispositivo inteligente en forma de brazalete sincronizado a una aplicación gratuita que permite acceder a una audioguía, a imágenes exclusivas y a contenido personalizado sobre la oración del rosario.
Como si se tratase de controlar el ritmo cardiaco o el gasto calórico diario, ahora también se puede llevar la cuenta de cuántos Padrenuestros o Ave Marías se han rezado, si se ha saltado un misterio o si hay que volver a repetir alguna gloria. Solo hay que activar el dispositivo haciendo la señal de la cruz. Pero antes de santiguarse, el usuario tiene que decidir entre rezar el rosario estándar (tradicional), un rosario contemplativo o los diferentes tipos de rosarios temáticos que se actualizan cada año en función de las fiestas religiosas.
Sin embargo, una vez activada la aplicación (disponible en IOS y Android), ésta empieza a rastrear el progreso del creyente en sus oraciones: si interrumpe sus súplicas, si las repite o, simplemente, no va por buen camino y tiene que volver a empezar.
Ottavia Margota | Usuaria
Ottavia Margota tiene uno de estos rosarios. Desde que lo compró, no sale de casa sin él. «Como lo llevo en la mano, es fácil cogerlo para rezar cuando estoy en la calle o, incluso, cuando voy en el metro o en el tren. Siempre he tenido rosarios, pero con éste es diferente. No me cuesta parar y dejar lo que estoy haciendo para abrir la 'app' y activar el rosario contemplativo, que tanto me ayuda a concentrarme en la oración. Cualquier sitio es bueno para rezar, por eso me resulta tan práctico», asegura esta usuaria.
Con una interfaz en forma de crucifijo que rastrea cada rezo diario y se sincroniza con una 'app' del teléfono móvil que almacena todos los datos, esta pulsera inteligente consta de diez cuentas del rosario consecutivas, fabricadas con hematita y ágata negra. Como en el rosario católico convencional, el objetivo es conmemorar los 20 misterios de la vida y obra de Jesucristo y de la Virgen María, que se recitan después de anunciarlos con un Padrenuestro, diez Ave Marías y un Gloria al Padre. «Pensado para llegar a las fronteras periféricas del mundo digital donde se encuentran los jóvenes, el 'Click To Pray eRosary' funciona como una pedagogía tecnológica para enseñar a los jóvenes a rezar el rosario, a orar por la paz y a contemplar el Evangelio. Por lo tanto, este proyecto reúne lo mejor de la tradición espiritual de la Iglesia y los últimos avances del mundo tecnológico», aseguran desde el Vaticano.
Vaticano
Entre la tecnología y la teología, este 'gadget', a la venta por 99 euros en varias plataformas de comercio electrónico, forma parte de las armas utilizadas por la Iglesia católica en su particular cruzada emprendida hace ya algunos años para recuperar fieles a través de las redes sociales y dispositivos conectados a internet. Se suma así a la familia 'Click To Pray', la aplicación oficial de rezos de la Red Mundial de Oración del Papa, donde el Pontífice tiene su propio perfil personal y donde miles de personas de todo el mundo se conectan a diario para sus plegarias. La presencia del Vaticano en las redes sociales no dejado de crecer en los últimos años: el Papa Francisco tiene actualmente más de 17 millones de seguidores en su cuenta de Twitter y más de seis millones de personas lo siguen a través de Instagram.
Unos instrumentos que se antojan indispensables para mostrarse próximos al creyente y frenar la sangría de vocaciones religiosas en plena era digital. Sin embargo, la seguridad de la aplicación 'Click To Pray eRosary' ha quedado en entredicho después de que haya sido 'hackeada'. Solo quince minutos tardó Baptiste Robert, un investigador francés en ciberseguridad, en encontrar una vulnerabilidad en el dispositivo y acceder a los datos de algunos usuarios. Tal y como él mismo explica, la aplicación que acompaña este rosario digital permite registrarse con un correo y una contraseña, como cualquier otra red social, pero en este caso, con un mayor riesgo de ser pirateada. «Cuando entras en la 'app' por primera vez para registrarte, tienes que usar un correo electrónico al que se envía el código de cuatro dígitos necesario para acceder. El problema es que ese código también lo recibe la propia aplicación y si alguien en ese momento está espiando la red donde está conectada puede ver claramente los mensajes y, por tanto, el correo electrónico y el número PIN para acceder a la cuenta. Una vez dentro de ella, se puede conseguir la identificación del usuario y realizar toda clase de cambios, incluso borrar cuentas o copiar toda la información que se almacene», explica el investigador. Desde el Vaticano ya trabajan en una solución. Hay muchas oraciones en juego.
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