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P. MANZANARES
Jueves, 26 de septiembre 2019, 13:12
La salmonelosis no es sólo cosa del verano. Las altas temperaturas pueden favorecer su propagación, pero lo cierto es que es una 'enemiga' contra la que tenemos que estar en guardia todo el año. Así se ha visto esta misma semana en Galdakao, donde ... ocho personas han tenido que ser ingresadas por salmonelosis, según confirmaron este miércoles desde el departamento de Sanidad del Gobierno vasco. Son las que peor lo han pasado de las doce afectadas por la enfermedad. Al parecer, todas ellas habían comido tortilla en un bar de la localidad.
En este caso concreto parece ser que la 'culpa' fue de los huevos usados en el establecimiento -de hecho, la investigación se está centrando en ellos-, ya que esta bacteria se suele encontrar más en las aves. Por eso, es mejor prevenir y conservar los huevos en el frigorífico, no cascarlos en el recipiente que se vaya a usar para cocinarlo, evitar que caigan cáscaras a la yema o la clara y lavar su cáscara inmediatamente antes de ser utilizado.
Así que hay que extremar las precauciones con los huevos... Pero no sólo con ellos. El género Salmonella comprende bacterias Gram-negativas que causan enfermedad en humanos y animales tras el consumo de alimentos y de aguas contaminadas, por eso a veces se da también en frutas y verduras (por eso siempre hay que lavarlas bien con agua potable).
La especie Salmonella entérica está integrada por más de 2.000 serovares o tipos de organismos infecciosos, e incluye todos aquellos que producen enfermedad. Una vez que atraviesa el estómago, la bacteria penetra la barrera epitelial del intestino, tras lo cual es capaz de invadir otros tipos celulares. Debido a su capacidad de sobrevivir, la bacteria utiliza células del sistema inmune de vehículo para dispersarse por la sangre y órganos internos.
Ahora, un trabajo, publicado por investigadores de la UAM, el CNB y la Universidad de Sevilla contribuye a explicar por qué la Salmonella se encuentra entre los patógenos con mayor predisposición a permanecer de forma asintomática en humanos y animales. De hecho, este es uno de los fenómenos que justifica su alta incidencia en brotes infecciosos de origen alimentario. Un ejemplo llamativo es el manipulador de alimentos que pudiera estar infectado con Salmonella y no muestra ningún signo de enfermedad.
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