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En ocasiones veo fuentes. Debe ser cosa de los tórridos días de este verano. Pero algunas no dan agua, sino veneno. Pongo un ejemplo. Estoy siguiendo el posible fichaje de un futbolista. Empezó como rumor. Nada nuevo. Antaño un periodista o medio soltaban una noticia ... bomba, de buena fuente según ellos, y el resto lo corroboraba o lo echaba por tierra. Pero siempre sabíamos el nombre del periodista y del medio. Si salía rana, quedaba claro a quién acusar de torpe o de malintencionado. Ahora no. Porque el origen es un tuit firmado por un jeta/lerdo que, para sumar seguidores, enredar o echar boñiga al ya de por sí paupérrimo nivel informativo actual, afloja la primera tontería que visita su cabeza. Hasta que recibo el mensaje de alguien cercano que se lo ha creído y me pongo a leer la ristra de sandeces antes de explicarle que todo es mentira. Para entenderlo mejor sigamos con el ejemplo del futbolista.
Un tipo que firma como La Bragueta de Travolta asegura que el aplaudido jugador Fulanito tiene acordado, en secreto, su fichaje por el Chiripitifláuticos FC. Otro, que se hace llamar La Colilla de Lucky Luke, pide pruebas porque según sus fuentes Fulanito se queda en su equipo. Insiste La Bragueta de Travolta sobre el asunto añadiendo que el traspaso rondará los 30 millones y dos sandías. Aparece Pepe Legañas, que dice ser amigo de la verdad aunque duela, exigiendo al presidente del club, al que pretende ficharlo, a Fulanito y al administrador de su comunidad de vecinos que den una rueda de prensa urgente y aclaren la situación. Para entonces los insultos entre quienes siguen el tema ha crecido tanto que el diccionario no da abasto. Pero se puede mejorar. Y La Bragueta de Travolta publica un tuit confirmando que el futbolista se va y que el comprador ofrece un jugador cojo, el utillero prejubilado y 15 bonos de descuento del súper de Macarrona. El cabreo sube. Unos contra el emisor de la noticia, otros contra el jugador al que le exigen pida perdón por no decir que ama a su club por encima de todas las cosas y que si hace años dejó a otro equipo por nosotros no fue por dinero, sino por pasión. Un mensaje que traspasa las redes y llega a los medios cuando dos periodistas deportivos se hacen eco de las tontunas y las convierten en noticia oficial. Primero diciendo aquello de «...las redes sociales se enzarzan en una discusión sobre el futuro de Fulanito». Y después con lo de «...según cuenta La Bragueta de Travolta nuestro defensa-delantero ha hablado con el Chiripitifláuticos CF». Y entonces llega la tele con sus análisis profundos.
El espacio deportivo La tasca del tío Norio comenta la noticia una noche tonta en la que van escasos de temas porque los poderosos no han movido ficha esa jornada. Y dan por hecho que Fulanito tiene el acuerdo atado y cerrado. Lo que no dejan claro es con quién. Los contertulios se dividen. Unos defienden una cosa y otros la contraria, que para eso están allí. La radio, con fama de vieja y seria, se engancha al carro y tres cadenas hablan del famoso fichaje. La bola ya ha crecido tanto que hay aficionados de ambos clubes que piden la cabeza, previa excomunión por parte del Vaticano, del representante de Fulanito porque, al parecer, es el que malmete al muchacho. Pero no todos piensan así. Un periódico local asegura que es la cuñada del jugador, que estudió derecho deportivo gracias a tutoriales de Internet, quien la ha liado porque cree que debe ser el mejor pagado de la plantilla. Es en ese instante cuando el presidente del club, el entrenador, un becario y María Patiño salen en rueda de prensa para proclamar que no hay nada de nada. Y que el objetivo de esta temporada es meter goles y que haya paz en el mundo. Pasados los días la cosa se calma. Hasta que aparece un tuit publicado por El Fantasma de Ibaigane que asegura que Benganito, ex-compañero de Fulanito, quiere volver a su antiguo club. Lo hará si Fulanito se va y Paco Clavel saca otro disco. Total, que vuelta a empezar.
El ejemplo es sobre el mundo del fútbol, pero podría serlo sobre la mano oscura del Gobierno en los molinos de viento, un cantante trincando pasta gracias al partido de la oposición, un nuevo efecto secundario de las vacunas, la temperatura perfecta para el verano según el doctor Clarete, quién es la persona del planeta que más contamina atendiendo a un estudio de la revista Ciencia y Macarrones o la fecha exacta en la que nos iremos todos a tomar por saco. Porque cada mañana nace un nuevo tonto, tonta o tonte, que en esto sí hay igualdad, con tiempo libre para decir chorradas como pianos. Y toda esa gente juega a ser la fuente de información más clara, limpia y sana. Aunque sea falsa, sucia y podrida. Incluso tienen seguidores que los aplauden y justifican porque la prensa oficial siempre fue muy canalla. Pero la culpa no es suya. Sino nuestra. De los medios. Que acabamos cayendo en la trampa. El tonto del pueblo señala la Luna y nos ponemos a contarlo. Luego pasa lo que pasa. Que el rigor es lo de menos. La gracia está en hablar por hablar. Y ya, si eso, dejamos la verdad para otro día.
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