Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Hace dos semanas Isidro salía de su casa en Vitoria con su bicicleta y una pequeña mochila, en la que llevaba algo de ropa, unas velas y unos recortes de EL CORREO plastificados. Apenas unas pocas personas sabían lo que tramaba. Varios amigos le habían ... advertido que en su cometido podría contar con ayuda de alguna asociación o sindicato. Pero Isidro prefería hacerlo de manera discreta y austera. Apenas hacía un mes que se había jubilado, después de toda una vida en la Ertzaintza, y el viaje que se disponía a emprender era sobre todo una iniciativa personal, algo que llevaba tiempo rondándole la cabeza: rendir un pequeño homenaje a los 15 ertzainas que fueron asesinados por ETA.
Isidro empezó a pedalear a primera hora de la mañana del viernes, en dirección a Irún. Tenía unos 200 kilómetros por delante y al menos cinco paradas previstas entre la capital alavesa y la localidad fronteriza. Una por cada escenario en el que un policía vasco perdió la vida en un atentado de la banda terrorista.
Noticia Relacionada
Jesús J. Hernández
Su primer destino fueron los túneles de Brinkola, en Legazpi. Allí murió Juan José Pacheco, el primer agente de la escala básica de la Ertzaintza asesinado en una emboscada de ETA, en octubre de 1988. Después se encaminó hacia Beasain, donde fallecieron tiroteados por la espalda los agentes Javier Mijangos y Ana Isabel Arostegi cuando regulaban el tráfico.
Tras atravesar los enclaves guipuzcoanos de Itsasondo, Leaburu y Hernani se acercaba a Irún, donde pretendía rendir homenaje a Ramón 'Montxo' Doral, asesinado hace 27 años tras despedirse de su mujer, que iba a llevar a su hijo a la guardería. Isidro no tenía prisa, pero tampoco tiempo que perder.
Noticia Relacionada
Jesús J. Hernández
Este ertzaina jubilado es un gran aficionado al ciclismo y mientras pedaleaba le vino una idea a la cabeza. Algo que ya había pensado en alguna ocasión pero que ahora, con la perspectiva del recién iniciado retiro, percibía con especial claridad: «Aquí estoy yo disfrutando de la jubilación y a estos pobres les mataron», pensó.
Carlos Díaz Arcocha. 1985. Vitoria. Superintendente de la Ertzaintza y teniente coronel del Ejército.
Genaro García de Andoain. 1986. Ubidea. Delegado General de la Ertzaintza.
Juan José Pacheco Cano. 1988. Legazpi. Primer agente de a pie asesinado.
Luis Hortelano García. 1989. Bilbao. Jefe de la unidad de desactivación de explosivos.
Alfonso Mentxaka Lejona. 1991. Bilbao. Atacado por un comando de ETA.
Joseba Goikoetxea Asla. 1993. Bilbao. Militante del PNV y uno de los máximos responsables de la Ertzaintza.
José Luis González Villanueva. 1995. Itsasondo. Asesinado con una escopeta de caza.
Ignacio Mendiluce Etxeberri. 1995. Itsasondo. Murió asesinado junto a su compañero.
Ramón Doral Trabadelo. 1996. Irún. Exjefe de la lucha antiterrorista.
Txema Aguirre Larraona. 1997. Bilbao. Evitó un atentado en el Guggenheim.
Jorge Díez Elorza. 2000. Vitoria. Escolta de Fernando Buesa.
Iñaki Totorika Vega. 2001. Hernani. Víctima de un coche bomba escondido.
Mikel Uribe Aurkia. 2001. Leaburu. Asesinado cuando iba a cenar a una sociedad.
Ana Isabel Arostegui. 2001. Beasain. Única mujer asesinada.
Javier Mijangos. 2001. Beasain. Asesinado con su compañera cuando regulaba el tráfico.
Isidro pertenecía a la quinta promoción y no conocía realmente a ninguno de los ertzainas asesinados por ETA. Pero estuvo mucho tiempo en la Brigada Móvil -una unidad que durante décadas se especializó en combatir la kale borroka-. Como muchos otros agentes desarrolló su carrera con una convicción: «Cualquiera podríamos haber sido las víctimas de aquellos atentados».
La muerte de Pacheco le impactó especialmente. Este agente era de su misma promoción y falleció por una bomba trampa. Isidro se emocionó al ver los túneles de Brinkola. Encendió una pequeña vela y colocó junto a ella un pequeño artículo de periódico plastificado con el asesinato del primer agente a pie. Se hizo una fotografía para inmortalizar el momento, subió a su bicicleta y se marchó en silencio.
En la primera jornada pernoctó en Andoain después de recorrer 150 kilómetros. El sábado llegó a Irún y, como no había otros escenarios de atentados mortales en el camino hacia Bilbao, cogió un tren hasta la capital vizcaína. Una vez allí, realizó cuatro homenajes más a ertzainas asesinados.
Tras dormir en Bilbao, el domingo volvía a subirse a la bicicleta. En Ubidea paró para recordar a Genaro García de Andoain. A mediodía llegaba a Vitoria. Los últimos dos homenajes (Carlos Díaz Arcocha y Jorge Díez) los dejó para el final del trayecto, de unos 300 kilómetros. Un recorrido que acabó como empezó, de forma discreta, sin decir apenas a nadie la gesta realizada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.