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Dejo atrás a su familia, en Senegal, para salir de la pobreza. Sueña con poder ayudar económicamente a sus padres y a sus cuatro hermanas. Espera lograrlo como modelo y actor. «La vida del mantero es peligrosa, dura y dolorosa».
Pasarela y manta

Pasarela y manta

El reputado director creativo Julián Zuazo escogió al azar a siete manteros de la calle y los convirtió en modelos por un día: «El 'book' está ya en la red por si alguien les quiere contratar»

Miércoles, 24 de julio 2019, 00:04

De unos días para acá, Abdou Touray va más contento a trabajar en su 'oficina' itinerante e ilegal en la Gran Vía de Madrid. Hoy, en la esquina con Montera, mañana, en la plazoleta de Callao, este gambiano indiscreto -mide 193 centímetros- de 29 años ... repite siempre la misma liturgia de extender sobre el asfalto una abultada manta atestada de falsificaciones para luego ordenarlas escrupulosamente como si se tratara del escaparate de una de esas marcas de lujo a las que sus proveedores plagian. En su expositor de 'fakes' bajo el sol, a merced de los agentes que velan por la seguridad y el orden, pasa las horas, los meses, la vida. Abdou detesta la calle; detesta ser un mantero. Sin embargo, junto a los bolsos, los pañuelos y las zapatillas de deporte de imitación, últimamente carga más esperanza que otra cosa. Y esta sí que es genuina.

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