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Javier peñalba
Sábado, 26 de enero 2019, 00:28
Cándido Ibar no descarta manipulaciones intencionadas en determinadas pruebas contra su hijo, al que hoy hace una semana el jurado le declaró culpable de tres asesinatos cometidos en 1994. Ibar ha vivido las últimas horas bajo la tensión generada después de que se conociera que ... uno de los jurados hiciese público su arrepentimiento y otro miembro suplente fuese acusado de conocer que Pablo había sido condenado anteriormente por estos hechos. La defensa pidió la anulación del veredicto, pero el juez zanjó la reclamación expulsando al suplente.
- ¿Pensó que la moción de la defensa que pedía la anulación del fallo podía prosperar?
- No tenía ninguna confianza. Ya imaginaba que el jurado que supo que Pablo ya había sido condenado lo iba a negar todo. Y del jurado que se ha arrepentido no llegamos a saber nada porque el juez no dejó que se le interrogara. Habría sido interesante saber que sucedió en las deliberaciones.
- Ha transcurrido una semana desde que se conoció el veredicto. ¿Cómo se encuentra?
- La familia está aún tratando de recuperarse. El día del veredicto fue uno de los peores de mi vida. El golpe fue incluso mayor que el que sufrí cuando en 2006 que el Tribunal Supremo de Florida confirmó la pena de muerte.
- Usted ha dicho en varias ocasiones que entonces creían que lo tenían todo a favor.
- Entonces eso pensaba, pero no fue así. Y esta vez ha sucedido algo similar. Y no entiendo qué ha pasado. Desde que el 1 de octubre empezó la selección del jurado hasta el mismo día del veredicto no he faltado un solo día al juicio. Por lo que veía y lo que me iban transmitiendo otras personas que estaban conmigo, creía que no podíamos perder.
- ¿Por qué cree que ha salido así?
- No lo puedo decir porque no lo sé. Ahora bien, algo ha tenido que suceder porque con todas las evidencias que había y las dudas que han introducido nuestros abogados, no puede ser que haya sido declarado culpable. ¿Qué ha pasado? No lo sé. La sorpresa ha sido igual de grande para mí como para ti como para quienes estábamos en la sala.
- Las pruebas han sido siempre las mismas. En ese sentido no ha habido ninguna novedad.
- Así es, el vídeo y el ADN, fundamentalmente. Nosotros aportamos el testimonio de un experto que dijo que el vídeo no tenía la calidad suficiente como para afirmar que la persona que cometió los crímenes fuera Pablo. Nosotros nunca hemos negado que el autor tenga cierto parecido con Pablo, pero de ahí a que se afirme con absoluta certeza de que fue él... Es mucho decir. Todos los expertos han dicho que las imágenes no tienen la suficiente calidad.
-¿Y qué me dice del ADN ?
- Otra cosa que no se comprende. Pero si el ADN es una prueba solicitada por nuestra parte. ¿Alguien puede pensar que una persona que ha cometido un delito pida que se realice un análisis para detectar si hay más ADN. Si sabes que has perpetrado un crimen ¿cómo vas a pedir que vuelvan a analizar?, sería de tontos.
- ¿Le parece extraño que la prueba de ADN haya tardado más de veinte años en salir?
- Esa es otra. Todo es muy extraño. La bolsa enviada a los laboratorios que contenía la camiseta en la que aparecieron las trazas genéticas de Pablo llegó abierta. Lo dijo la experta que efectuó la analítica. ¿Por qué llego así? No lo sabemos, pero son circunstancias que no se pueden permitir.
- ¿Intuye o piensa que alguien ha manipulado pruebas de forma intencionada?
- No me atrevo a decirlo de manera tan rotunda, pero empiezo a sospechar que algo así ha podido suceder. O también puede ser que alguien haya cometido un error en la manipulación de estas pruebas y se haya producido una contaminación porque no haya adoptado las medidas habituales en estos casos. De cualquier manera, es un tanto sospechoso que cuando conseguimos la apelación, cuando el Tribunal Supremo de Florida nos dio la razón y ordenó que se repitiera el juicio, aparezca este ADN. Antes nunca lo había hecho. ¿Qué se puede pensar?, nada bueno.
- ¿Y qué me dice de los testigos que declararon?
- El único que dijo que el autor fue Pablo fue Klemenzo, que ha quedado demostrado que no tiene ninguna credibilidad. Es un drogadicto al que la Policía pagó 1.000 dólares para que dijese lo que dijo. A este individuo la Policía amenazó con implicarle en los hechos si no acudía a declarar. Luego hay otro testigo, un tal Jimmy, al que los inspectores también fueron a buscarle a su casa y le llevaron a declarar. Les dijo que no podía reconocer a nadie. Pero ellos para amenazarle, un día le llevaron a las inmediaciones de la casa en la que se cometieron los crímenes y le dijeron que eran de la mafia y que sus dos hermanas pequeñas podían terminar como las víctimas de la casa de Sucharsky (asesinado junto a dos modelos en 1994). Aun y todo, este Jimmy fue honesto y se mantuvo en que no podía decir que era Pablo.
- Ahora que ha mencionado la palabra mafia, se dijo que tras estos tres asesinatos estaba la mano de esta organización. Incluso se dice que el FBI grabó de manera clandestina su funeral.
- En un principio eso se dijo, que era un trabajo bien hecho. No había rastro alguno. Hay circunstancias que inducen a pensar que algo de eso podría haber sido. ¿Por qué dos semanas antes Sucharsky colocó la cámara en el salón de su casa? El que instaló el dispositivo vino a declarar al juicio y dijo que los días anteriores Sucharsky estaba bastante nervioso. Hay también algunas llamadas con amenazas por una entrega de unas joyas. Existen, por lo tanto, evidencias que demuestran que había algo más y no se investigó.
- (...)
- De todas formas, demos por hecho que fue un robo. Que dos chicos jóvenes fueron a la casa, la asaltaron y se llevaron lo que de valor encontraron. Pero, qué sentido tiene que luego se decida quemar el coche en el que huyeron y que era de Sucharsky. Hay un testigo que en su día afirmó ante la Policía que le ordenaron quemar el vehículo. Explicó que él no tuvo participación alguna en los crímenes pero que recibió instrucciones superiores de quemarlo. ¿Quiénes eran esas personas que le dieron dichas órdenes? Lo grave del caso es que al día siguiente de que este testigo reconociera estos hechos ante la Policía fue asesinado.
- Desde el día del veredicto ha podido hablar por teléfono con Pablo. ¿Como está?
- Está muy mal, muy desanimado. Las conversaciones que he tenido han sido por teléfono. Su voz era tan débil que apenas era audible. Parece un hombre derrotado que está punto de morir. Me dijo, 'se me ha acabado la vida'. Está muy decaído.
- Ahora las miradas están puestas en qué pena se le impondrá.
- El jurado se reúne el 25 de febrero. Tendrá que decidir si le condenan a la pena de muerte o a cadena perpetua, y habrá que presentar una nueva apelación, que no será fácil.
Proceso cuestionado: «También puede que alguien haya cometido un error al manipular estas pruebas»
Hundimiento: «El día que escuché el veredicto fue uno de los peores días de mi vida»
Sospechas: «Al principio se dijo que los asesinatos fueron un trabajo propio de la mafia»
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