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Alain Mateos
Martes, 9 de julio 2024, 11:46
Los hosteleros de Pamplona asumen con cierto resentimiento que en sus cuentas habrá algunas grietas al término de los Sanfermines. Se han disparado los 'simpas' en estos primeros días de fiesta y algunos han decidido aumentar el personal con camareros expertos en evitar que jetas se salgan con la suya.
Es el caso del 'Gure Etxea', un local ubicado en la céntrica Plaza del Castillo. Sus responsables, cuentan al Diario de Navarra, han contratado a una cuadrilla de seis personas de Sevilla y Córdoba con experiencia en eventos multitudinarios. La estrategia es clara; «en cuanto les sacamos el último plato les damos la cuenta y no nos alejamos hasta que pagan», confiesa Rubén Morales al medio navarro. «Se les ve a la legua», asegura una de las camareras.
Todos los que atienden al Diario de Navarra confirman que han sufrido 'simpas', aunque el restaurante El Quince (antiguo Tingla2), también ubicado en la Plaza del Castillo, se lleva la palma. El hostelero Andrés Lacueva cuenta al citado medio que han sufrido diez 'simpas' desde el pasado viernes, uno de ellos de 300 euros: «Eran cinco personas. No jóvenes sino de cierta edad. Venían de alguna ciudad española. Pidieron varios platos y se quejaron de que uno estaba en malas condiciones. Se lo retiré y les dije que no se lo cobraba. Siguieron pidiendo postres y copas y a la hora de pagar dijeron que no, que había un plato malo y que no estaban dispuestos a pagar. Me amenazaban con poner reseñar negativas en Google. Se levantaron y se fueron. Muy desagradable todo». Desde el restaurante no se denunció lo ocurrido porque, según cuenta Lacueva, «teníamos mucho trabajo y otros clientes que atender que se merecían una cena tranquila».
Los hay que llegan al restaurante con estrategias muy persuasivas. Carlos Jordán, dueño de Montagú by Soto del Prior, en Estafeta, relata lo vivido el día 6 por la noche. «Estábamos ya cerrando y vinieron dos chicas y un chico a ver si podían comer algo. A ellas se les veía como muy cansadas y con un puntillo. Nos dieron pena y les dejamos sentarse para comer unos sandwiches. Al rato el chico se puso hablar con un camarero en plan distendido y en un visto y no visto, salieron los tres corriendo. Se ve que lo tenían todo planificado». Aunque el mayor robo fue el que sufrieron en otro momento del fin de semana, cuando «se llevaron la impresora de tickets del mostrador». «Nos han hecho una buena faena», asegura este hostelero.
Con el entrecot a media digestión, le hicieron un 'simpa' a Óscar Lapuerta, encargado de El Pasadizo de las Delicias Restorán, con terraza en la plaza del Castillo. Relata al medio navarro que «cuatro se estaban comiendo unos entrecots y antes de terminarlo se levantaron y salieron corriendo». «No dio tiempo a pillarles». concluye.
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