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La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha advertido de que el mundo debe prepararse para soportar temperaturas extremas de una forma cada vez más frecuente. Este aviso se produce en un momento en el que el Hemisferio Norte está conociendo un fenómeno sin precedentes en el que se están alcanzando temperaturas desconocidas hasta la fecha y que además se están prologando en el tiempo. Por el momento se han registrado ya cifras como los 67 grados alcanzados en Irán, los 52 de China o los 56 del Valle de la Muerte, en Estados Unidos.
Según el experto de la OMM John Nairn, la explicación más lógica para el origen de esta ola de calor es que el calentamiento climático que ya estaba sufriendo el planeta se ha visto multiplicado por el fenómeno de El Niño. Este factor meteorológico conocido desde hace siglos supone un aumento de la temperatura en la corriente de la costa del Pacífico que crea una reacción en cadena en el mundo global. Además de elevar las temperaturas puede provocar inundaciones y otros efectos dañinos.
Según Nairn, existe un 93% de probabilidades de que al menos un año, entre 2023 y 2026, se registren datos de calor nunca registrados. De la misma manera, la posibilidad de que la temperatura global suba 1,5 grados por encima de la media de la era preindustrial es de un 50%.
A Europa, además, ha llegado el anticiclón 'Cerberus', bautizado con el nombre del barquero que traslada las almas a través de la laguna Estigia, en el inframundo de la mitología griega, a cambio de una moneda. En Italia ya se han registrado temperaturas extremas y se espera que en las islas de Sicilia y Cerdeña se alcancen los 47 grados. En Grecia, las altas temperaturas están favoreciendo grandes incendios forestales en las inmediaciones de Atenas. Mientras tanto, en la orilla Sur del Mediterráneo se están viviendo temperaturas desconocidas en Argelia o la franja de Gaza. Estas condiciones extremas y desconocidas han supuesto que ya se comience a plantear cómo debe ser el turismo en los próximos años. Tanto en Estados Unidos como en Inglaterra han pedido a sus ciudadanos que si se plantean viajes al Sur de Europa tengan en cuenta las temperaturas a las que se pueden enfrentar.
A continuación les mostramos una galería de imágenes en las que se pueden ver los efectos de esta ola de calor sin precedentes. Desde cosechas arruinadas en Irán hasta incendios forestales en California y Grecia o ciudadanos intentando refrescarse en unas condiciones límite.
En el Valle de la Muerte estadounidense, los termómetros llegan a registrar picos de temperatura de hasta 56º, lo que obliga a las autoridades a colocar señales de tráfico y a desplazar a agentes para dar soporte a quienes se aventuran en atravesar este desértico paraje.
Otros lugares más dirigidos al turismo registran un aumento de calor que llega a someter a los visitantes a temperaturas superiores a los 40º. Es el caso de Las Vegas, en pleno desierto de Nevada, donde el calor se vuelve cada vez más insoportable a consecuencia del cambio climático.
Por supuesto, el fenómeno no es exclusivamente estadounidense. Lugares habitualmente frecuentados por turistas de Asia y Oriente Medio también sufren las consecuencias de las olas de calor.
En Europa, los países mediterráneos tambien notan los efectos de la ola de calor que amenaza con reducir el número de visitantes en temporada estival a causa de las altísimas temperaturas.
En todo el mundo, las personas buscan refugiarse de las altas temperaturas o, al menos, aliviar sus efectos. Entrar en edificios para escapar del sol, beber agua fresca frecuentemente o acudir a la playa son los recursos habituales en aquellos lugares en los que es posible hacerlo.
Phoenix, en Arizona, ha batido el record de días seguidos por encima de los 43,3 grados Celsius (110 grados Farenheit): ya acumula 19 jornadas por encima de esa cota.
Cualquier recurso, por variopinto que resulte, es válido como alternativa al calor. Desde lanzarse por un ríachuelo a modo de tobogán, hasta meter la cabeza bajo el agua de una fuente.
En todo el mundo, las personas se ven cada vez más afectadas por las olas de calor, tanto si estas les sorprenden de vacaciones como si se producen en sus jornadas de trabajo. En Irán, donde se han alcanzado los 67 grados, incluso las fuerzas especiales de la Policía que controlaban una manifestación se vieron desbordadas por las altas temperaturas.
La consecuencia más evidente y destructiva de las olas de calor es el aumento de incendios en todo el mundo. Las alertas por el riesgo de grandes fuegos se han disparado en el Mediterráneo pero también en California. En Grecia, las llamas se encuentran a treinta kilómetros de la capital, Atenas.
Pero incluso sin llegar a la devastación que provocan los incendios, el mero aumento de las temperaturas amenaza a la biodiversidad terrertre y marina.
Esa amenaza incluye tambien a los seres humanos, que vemos como las cosechas que nos sirven de alimento se ven malogradas por las prolongadas sequías y las temperaturas extremas
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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