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DARÍO MENOR
Miércoles, 18 de diciembre 2019, 00:30
El cine es uno de los 'petróleos' de Italia, como la gastronomía, la cultura o su patrimonio histórico-artístico. Es un elemento que representa al país más allá de sus fronteras y se mete en las casas y en los corazones de millones de ... personas en todo el mundo con un poder evocador único. ¿A quién no no le ha temblado el alma al ver películas como 'Roma, ciudad abierta', 'Muerte en Venecia' o 'Cinema Paradiso'? ¿Quién ha podido resistirse a las carcajadas frente a una 'commedia all'italiana' con Fantozzi como protagonista? Muy conscientes de cuáles son los grandes puntos fuertes de su patrimonio nacional y de cómo hay que cuidarlos y darlos a conocer, diversas instituciones públicas y privadas del país se han puesto de acuerdo para poner en marcha el nuevo Museo Italiano Audiovisual y del Cine (MIAC), una pequeña joya que hoy abre sus puertas al público en el complejo de Cinecittà, la gran meca del celuloide transalpino y que durante años fue la 'Hollywood' de Roma.
La gran ambición del MIAC es mostrar que el cine, la televisión y la radio pueden llegar a convertirse en obras de arte que conmueven los sentidos y se fijan para siempre en nuestro imaginario colectivo. Con sus 12 salas principales, cada una de ellas dedicada a un tema como el poder, la música, la comedia, la lengua, el erotismo o la música, este museo consigue el objetivo de mostrar con una propuesta inmersiva y multimedia el desarrollo del arte de la imagen en movimiento durante los últimos 120 años. Para ello echa mano de los gigantescos archivos del Istituto Luce y de otras instituciones como la Cineteca de Bolonia, el Museo Nacional del Cine de Turín o los fondos de la RAI y Mediaset, entre otros organismos. Los alrededor de 2,5 millones de euros del proyecto han sido costeados por el Ministerio de Bienes Culturales, que con esta inversión ha devuelto la vida al edificio donde tenía su sede el laboratorio de revelado e impresión de Cinecittà. Millones de metros de películas que forman parte de la historia del cine italiano pasaron por este espacio al que se dirigían las distribuidoras para recoger los rollos que luego se proyectaban en las salas de todo el país.
«Cuando entramos por primera vez en el edificio parecía Chernobyl. Dentro estaba todo abandonado desde que la industria pasó al digital», dice el director Roland Sejko, uno de los comisarios de la exposición permanente del MIAC, que aspira a albergar otras muestras temporales y a renovar continuamente su propuesta conforme el sector audiovisual vaya avanzando. El museo se extiende por un inmueble alargado que tiene una peculiar columna vertebral: una cinta transportadora de llamativo color anaranjado y más de 40 metros de longitud anclada al techo por la que corrían las películas. Hoy transporta los mensajes que escriben los visitantes en la parte inicial de su recorrido en una pantalla luminosa para encontrárselos en la última sala del museo impresos en un papelito. «Es un homenaje poético a todas las personas que trabajaron aquí revelando las películas», cuenta Sejko.
La propuesta del MIAC permite gozar de una experiencia sensorial y zambullirse en el patrimonio audiovisual italiano desde los orígenes del cine hasta la explosión del digital, pasando por algunos de los grandes momentos de la historia del país en su registro de imagen y sonido. Tras atravesar un espacio introductorio decorado con los carteles de neón de algunas famosas salas de cine, el recorrido coloca al visitante en una peculiar tierra de nadie: está entre los rostros de espectadores que muestran diversas expresiones faciales y una pantalla donde se proyectan algunas de las escenas más memorables de la cinematografía italiana. Están sacadas de 'Una jornada particular' y de 'Roma, ciudad abierta', entre otras cintas. De esa sala se desemboca en un espacio alargado de unos 30 metros de longitud en cuyas paredes, a modo de línea del tiempo, se cuenta la historia audiovisual italiana desde sus inicios hasta la actualidad. Se hace por medio de un gráfico animado que permite leer, ver, tocar y escuchar y que va desde el nacimiento de la radio con Marconi o cintas mudas como 'L'Inferno' al reciente éxito de series televisivas como 'La amiga estupenda'. «Es evidente que no podíamos poner toda la producción audiovisual de los últimos 120 años, así que optamos por recoger sólo las películas premiadas en los grandes festivales», explica el comisario.
Entre las salas temáticas del MIAC, considerado por sus promotores el museo de arte contemporáneo más ambicioso que existe hoy en Italia, resulta particularmente difícil de abandonar la que está dedicada a los actores y actrices. Los presenta en un mosaico de secuencias y primeros planos dentro de un gigantesco marco con un centenar de luces, similar al de los camerinos de las estrellas. Monica Bellucci, Sofía Loren, Alberto Sordi, Nani Moretti o Paolo Villaggio son algunos de los intérpretes homenajeados. A continuación vienen los espacios dedicados a la historia y a la lengua. Este último recupera algunos programas de posguerra de la RAI, como 'Non è mai troppo tardi' (Nunca es demasiado tarde), que protagonizó el célebre maestro Mazzi, con los que se trató de unificar el país por medio de la enseñanza del italiano a una población aún en parte analfabeta y entre la que prevalecía el uso de dialectos y modismos regionales. También se celebra la labor de los dobladores.
12 salas tiene el nuevo Museo Italiano Audiovisual y del Cine (MIAC) que abre hoy sus puertas en los antiguos estudios de Cinecittà en Roma.
2,5 millones de euros ha costado la remodelación del espacio. Han sido costeados por el Ministerio de Bienes Culturales con la colaboración del Istituto Luce, la Rai o Mediaset.
40 metros de longitud tiene la antigua cinta transportadora anclada al techo del edificio y por donde corrían las películas. Hoy hace las veces de espina dorsal de este espacio expositivo multimedial e inmersivo.
La sala del poder rinde homenaje al gran número de obras audiovisuales dedicadas a este tema, uno de los predilectos de los creadores del país. Lo hace recuperando escenas de cintas como 'Todo Modo', que muestra un retiro espiritual de los dirigentes de la Democracia Cristiana, y de una de las películas de 'Don Camilo' que ofrece esta memorable sentencia: «Ciudadanos, recordad que en el secreto de la cabina electoral Dios os ve. ¡Y Stalin no!». En la sala dedicada a los maestros se proyectan cinco entrevistas a directores de cine que han ganado algún Oscar, mientras que la que está centrada en la música ofrece un recorrido que va desde 'La canción del amor', la primera cinta sonora, estrenada en 1930, hasta las maravillas que salieron de la imaginación de genios como Morricone y Rota y que hoy forman parte de la banda sonora vital de millones de personas.
El recorrido del MIAC se completa con dos espacios muy originales. Uno de ellos está basado en el paisaje, el eros y la comedia e introduce al visitante en un escenario lunar con tierra y estrellas luminosas que reaccionan ante las pulsiones de las imágenes proyectadas en cuatro grandes pantallas. El otro espacio, dedicado al futuro, implica meterse dentro de un caleidoscopio que crea infinitos reflejos y deja a quien entra sin referencias sobre donde empiezan y acaban las paredes. Cuenta incluso con un aviso para advertir de que dentro se utilizan luces estroboscópicas, por lo que personas epilépticas o con problemas de vértigo deben evitar pasar mucho tiempo dentro. Es probablemente el mejor final para este museo que luce con acierto en su fachada esta célebre cita de Federico Fellini: «El único verdadero realista es el visionario».
Con la apertura hoy del nuevo Museo Italiano Audiovisual y del Cine (MIAC), los amantes del séptimo arte tienen un motivo más para visitar los estudios de Cinecittà, situados en el sureste de Roma. Este espacio legendario donde se rodaron grandes películas como 'Quo Vadis', 'Ben Hur', 'Cleopatra', 'Guerra y paz' o 'Vacaciones en Roma' se abrió al público en 2011 con el proyecto 'Cinecittà si Mostra', una iniciativa que permite conocer su historia, patearse los 'sets' y admirar la maestría de algunos de los técnicos que trabajaron en su época dorada por medio de varios recorridos expositivos. Más de 90.000 personas visitaron el año pasado 'Cinecittà si Mostra', cuya entrada se ofrecerá ahora de modo combinada con la del MIAC al precio de veinte euros.
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