![«Los niños querían ver a sus amigos del cole»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/11/12/ninos-coles-kvjE-U22017963589627DH-1200x1200@El%20Correo.jpg)
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Pablo Alcaraz
Martes, 12 de noviembre 2024, 07:40
Abrazos, sonrisas y alguna que otra lágrima de emoción se derramó ayer a las puertas del Centro de Educación Infantil Público Ausiàs March de Aldaia en una jornada histórica, en un haz de esperanza frente al desastre. Entre los ojos llorosos de los padres y ... la alegría exultante de los niños, la 'nueva normalidad' se abre paso tras la catástrofe en el mundo educativo. La segunda vuelta al cole de este curso es también una realidad para los 22.000 alumnos de otros 46 centros educativos que se vieron afectados por la riada del fatídico 29 de octubre. El drama de los adultos se convirtió en la peor de las pesadillas para los miles de pequeños. «Los niños estaban nerviosos y con ganas de ver a sus amigos. Estaban muy preocupados por esta situación», comentaba María José, una de las madres que se despidió de su hija de 10 años con un beso en la frente antes de que la pequeña accediera al colegio.
Cuando María José se encontró con Sonia, una amiga que la está ayudando económicamente a reflotar una peluquería de gente mayor que se vio anegada por culpa de la inundación, ambas se fundieron en un emotivo abrazo y lloraron desconsoladamente. María José explicó que perdió a una de las tías de su madre, que sentía como propia, por culpa de la riada y el apoyo de allegados como Sonia se ha vuelto vital. «Los niños tienen que volver a la rutina y retomar la normalidad», aseguraba esta vecina de Aldaia.
A las puertas del recinto, José y Adriana charlaban sobre una de las que sin duda será noticia para el recuerdo. Él es uno de los abuelos que acompañan a sus nietos hasta la verja misma del colegio. Explica que, como consecuencia de la riada, los padres del pequeño viven en su casa. «Mi nieto no ha dormido esta noche porque tenía muchas ganas de venir y volver a ver y jugar con sus amigos». Ella, por su parte, es madre de una alumna y aún se sobrecogía al recordar cómo el temporal había golpeado el centro escolar. «El barro cubrió todo el patio, menos mal que fue lo primero que se limpió».
46 centros
de toda Valencia han tenido que cerrar sus puertas dos semanas por el temporal.
Cristian es otro padre que llevó de la mano a su hija mayor y a su hijo pequeño. A ambos se les veía contentos porque «estaban todo el día sin salir de casa». «Esto supone una nueva normalidad para ellos, los niños pagan una vez más la incompetencia de los adultos...», lamentaba.
José es el conserje del centro desde hace cuatro años y todos los alumnos le conocen. Antes de entrar se abrazaron a él o le chocaron la mano de manera amigable. Tanto es así que a este trabajador se le puso la piel de gallina al volver a ver a quienes tanto le quieren. Ayer reconoció tener mucho trabajo y eso para él es bueno porque significa que todo empieza a recuperar cierta normalidad.
El director del centro, Miguel Montesinos, resaltaba que el inicio de las clases en las actuales circunstancias es «atípico» aunque reconoce también que hay «muchas ganas tanto de parte de las familias como de los pequeños de recuperar la normalidad tras unos días muy estresantes». «Queremos que el colegio y los profesores se conviertan en un punto emocional de estabilidad para los alumnos», aseguró Montesinos antes de resaltar el esfuerzo por limpiar de manera rápida las instalaciones para que sus cerca de 380 estudiantes pudieran volver a dar clase lo antes posible. Tal y como informó el propio docente, el centro sufrió daños leves por culpa de la enorme tromba de agua que anegó la provincia de Valencia. En el caso del CEIP Ausiàs March de Aldaia, el tsunami de lodo inundó cuatro clases, las zonas de secretaría y el comedor.
Montesinos reconocía que la dirección tenía previstas posibles faltas o retrasos para llegar al centro por vivir en zonas afectadas o por motivos de desplazamiento. «Los padres nos preguntaban cuándo íbamos a poder abrir porque los niños necesitaban venir», aseveraba.
Por su parte, el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, también se acercó hasta el lugar para, con la ayuda de la Policía Local, ordenar el tráfico y velar por la seguridad de padres y alumnos. Un alcalde al pie del cañón, «como ha estado todos estos días», aplauden sus vecinos. «Esta reapertura es muy importante desde el punto de vista de que los niños puedan volver a aprender y socializarse», reseñó el primer edil en referencia a que la localidad ya vivió una situación similar con el regreso a las aulas tras la pandemia del Covid-19.
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