La maldad existe
El Piscolabis ·
Cuando un niño no lo entiende quizá sea porque nadie lo entiendejon uriarte
Sábado, 30 de octubre 2021, 00:15
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El Piscolabis ·
Cuando un niño no lo entiende quizá sea porque nadie lo entiendejon uriarte
Sábado, 30 de octubre 2021, 00:15
«No sabemos cómo se lo vamos a contar». Ese fue el último mensaje que envió pero el primero que leí. Repasando los anteriores descubrí la dramática noticia, casi a la vez que los medios. La Rioja no podía dormir tras conocer el horror. La muerte de un niño de nueve años a manos de un presunto asesino condenado por un crimen anterior ... . Lo de presunto es un eufemismo que resulta tan obligado como digno de arcada. Pero lo dicta la ley y en ella nos basamos. Lo malo es que el amigo que me mandó el mensaje y su mujer, que llevan un disgusto que no hace falta describirles, no saben cómo pasar esto a limpio para contárserlo a su hijo de nueve años. Uno de esos críos que sueñan con todo y con nada, compañero de curso del pequeño asesinado. Se conocían, habían jugado juntos. Y ya no lo harán. A ver cómo se lo explican ahora.
La infancia es un período engañoso. La definimos como un tiempo feliz. Puede. Pero no siempre. Incluso siéndolo tiene su cara amarga. Según pasan los años vas recibiendo sopapos de realidad. Lo que definías como magia era truco y lo que creías a pies juntillas era tierno engaño. No hace falta entrar en detalles. Pero eso no es malo. Ayuda a convertirse en adulto y a entender que la inocencia es hermosa, pero lleva fecha de caducidad. Chupar teta es absurdo a partir de cierta edad y lo mismo sucede con los cuentos. Sobre todo el que dice que la vida es un cuento de hadas. Y si lo es deberemos dejar claro que hay muchos lobos sanguinarios y brujas perversas. Hasta los enanos de Blancanieves te la pueden liar. El hombre del saco de nuestra infancia ya no lleva saco, pero sigue siendo igual de cruel. Y lo mismo el saca-mantecas o como demonios se llame ahora. La maldad existe. Sea por enfermedad o sin ella. Hay algo oscuro y perverso que acecha desde que el mundo es mundo. A veces se nos olvida. No deja de ser triste que en este tiempo en que los niños ya no juegan en la calle, para una vez que lo hacen, acaban asesinados. A estas alturas conocen muchos datos del crimen de Lardero. Mis amigos, padres de un amigo del niño asesinado, también los tienen. Pero no encuentran en ellos argumentos suficientes para explicar al crío lo que ha sucedido. Entre otras cosas porque el chaval, que tiene 9 años pero no es tonto y de hecho es listo, se pregunta muchas cosas.
«¿Por qué estaba ese hombre malo en la calle si ya había matado a otra persona?» ¿Y por qué si le habían denunciado por intentar llevarse a una niña no le habían metido otra vez en la cárcel?. ¿Si él mismo decía que podía volver a matar, por qué le dejaron salir de la cárcel?. Estas son algunas de las dudas de ese chaval. Y no hay respuesta. O si. No digo yo que no haya que buscar mundos perfectos donde los criminales acaban siendo candidatos a mejor persona del año, pero la realidad es que hay quien nunca se podrá reinsertar. Lo dicen quienes ahondan en sus enfermos cerebros y confirman que no hay cura posible. De hecho hay jueces, conozco una juez muy clara en este aspecto, que insisten en que es mejor meterlos de por vida en un centro psiquiátrico de alta seguridad que en la cárcel. De la primera nunca saldrán pero estarían atendidos según su dolencia. De la segunda no solo no saldrán reinsertados. Cuando lo hagan, que será tras cumplir la condena o antes, volverán a matar y a violar. Lo sorprendente es que, estando de acuerdo psiquiatras, juristas y cualquiera con dos dedos de frente no cambiemos el sistema. El actual es un fracaso. No hay rehabilitación y, muchas veces, va a peor.
Pienso hoy en mis amigos. Quieren que su hijo se entere por ellos antes que por la tele, por la radio o por la calle. Ayuda a ello este puente lluvioso. Pero se lo deberán contar cuanto antes. Y lo harán. Lo malo no será eso sino explicar lo inexplicable a un crío que, en dos de sus nueve años, ha vivido un confinamiento que jamás se había dado en la Historia, amén de los asuntos económicos y personales de esa familia, y ahora el asesinato de su amiguito. Imagino que le dirán que no hable con extraños, pese a que le inviten a ir a ver una mascota o a comprar un juguete, que jamás se aleje de su familia y que siempre esté alerta. Pero, por mucho que le digan, hay cosas que no se pueden explicar. Como que, mas allá de una ley que no funciona, ese criminal depravado estuviera libre y haya matado de nuevo. Ah, y si creen que es demagogia vengan y expliquen al amigo del asesinado que, tanto él como yo, estamos equivocados.
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