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Miércoles, 11 de julio 2018, 16:33
Altos representantes de la Iglesia, así como de las distintas instituciones vascas y numerosos ciudadanos, han despedido al obispo emérito de San Sebastián José María Setién, en una catedral del Buen Pastor totalmente abarrotada. El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que ha oficiado ... la ceremonia, ha destacado el «legado» de Setién, que es el de «avivar la vocación evangelizadora».
El obispado ha cerrado este miércoles sus puertas para permitir que todos sus sacerdotes pudieran asistir al funeral del obispo emérito, fallecido este pasado martes a los 90 años de edad, dos días después de sufrir un ictus.
Durante la homilía, Munilla ha destacado que el «milagro» de la Iglesia, que constituye una «gran familia», es que une a quienes la conforman, que son «singulares y diversos», en «lo fundamental».
La misa funeral se ha celebrado este mediodía en la catedral del Buen Pastor de la capital guipuzcoana en la que ha estado instalada, desde ayer, la capilla ardiente con los restos mortales de Setién, y en cuyo presbiterio será enterrado, convirtiéndose en el cuarto obispo cuyos restos descansan en este lugar. A dar el último adiós al prelado han acudido también, entre otros, el cardenal presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, el también obispo emérito donostiarra Juan María Uriarte, sacerdotes, religiosos y fieles.
La misa, oficiada por José Ignacio Munilla, ha sido concelebrada por el arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez, el obispo Bilbao, Mario Iceta, por el obispo emérito de San sebastián Juan María Uriarte, y el presidente de la Conferencias Episcopal, el cardenal Ricardo Blázquez.
Asimismo, han estado presentes el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, el consejero vasco de Cultura, Bingen Zupiria, la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, presidenta de Juntas de Gipuzkoa, Eider Mendoza, el presidente del PNV de Gipuzkoa, Joseba Egibar, el lehendakari José Antonio Ardanza y el exdiputado general de Gipuzkoa, Román Sudupe, entre otros.
Munilla ha señalado que «son muchos los que hubieran querido estar presentes y no han podido hacerlo por circunstancias diversas», entre ellos ha citado al Secretario de Estado del Papa Francisco, Pietro Parolin, del cual ha leído una misiva.
En la carta, se traslada el «más profundo pésame y paternal cercanía» del Papa Francisco, que ofrece a los familiares del fallecido, sacerdotes y fieles de la Diócesis de San Sebastián sus «sufragios por el eterno descanso» de Setién y les otorga «bendición apostólica» como «signo de fe y esperanza en Cristo resucitado».
Durante su homilía, Munilla se ha referido a la Iglesia como a «una gran familia» y ha dicho que quienes la conforman son «singulares y diversos». «El milagro de la Iglesia es unirnos a todos en lo fundamental», ha afirmado. Además, ha señalado que ese «hermanamiento» eclesiástico «no es una mera invocación voluntarista, sino que se funda en una filiación común», porque «no hay verdadera hermandad sin filiación compartida».
En ese sentido, se ha mostrado convencido de que «Dios se complace en ver esta gran asamblea». «Nos envía su Espíritu para que crezcamos en la conciencia de nuestra común unión en Cristo, relativizando para ello tantas otras cosas», ha dicho.
Por otro lado, ha recordado que «estamos llamados a comparecer ante un mismo tribunal de misericordia y de justicia». «Si fuésemos más conscientes de esta verdad, si hiciésemos un planteamiento práctico de nuestra vida que nos permitiese vivir de cara a esta realidad, y no de espaldas a ella; todo sería muy distinto», ha aseverado.
Munilla ha recordado que los restos de Setién van a ser enterrados junto al altar de la catedral del Buen Pastor y «su sepultura será como un signo visible, a modo de recordatorio, de esta gran verdad: en esta vida estamos para encaminarnos hacia el Cielo, arrastrando con nosotros al mayor número posible de compañeros de camino, cual si de una gran cordada que asciende a la cumbre se tratase».
«Esta es la única gran verdad, la llamada a peregrinar hacia la vida eterna, ante la que palidecen todos los demás objetivos», ha incidido.
El prelado donostiarra también ha señalado que están «abiertos a recibir el legado de Dios en Don José María» y ha añadido «Dios ha entrelazado nuestros caminos, o cuanto menos, los ha entrecruzado, para que aprendamos y seamos estímulo los unos para los otros».
Al respecto, ha señalado que «el tránsito a la vida eterna» de Setién «está llamado también a dejar una huella, a modo de testamento». Munilla ha señalado que en un contexto actual de «progresiva secularización, unida al clima de crispación, conlleva que la predicación del Evangelio pueda llegar a ser todo un reto; en ocasiones, incluso, un reto martirial».
En este contexto, ha sostenido que «el legado» de Setién es «el de avivar nuestra vocación evangelizadora». «La evangelización es una llamada universal de Jesús de la que nadie está excluido», ha apuntado.
Munilla ha reconocido que «no todos reciben esa llamada en la misma medida y en la misma manera», pero «sin la necesaria conciencia evangelizadora, ni siquiera podemos recibir el 'carnet de identidad' del cristiano». «Y es que, está más cerca del Reino de Dios el malhechor que se avergüenza de haber actuado mal, que el hombre honesto que se avergüenza de hacer el bien», ha afirmado.
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