Munilla, en la cuerda floja ante la renovación del Episcopado, mientras Iceta gana enteros

La renovación en la jerarquía podría afectar también a algunas de las diócesis vascas, un asunto sobre el que se lleva especulando desde hace tiempo. En los últimos días ha cobrado más fuerza por un episodio que vuelve a colocar al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, en la cuerda floja. Según ha revelado Religión Digital, el rector del seminario mayor de la capital guipuzcoana, Pablo Ormazabal Albistur, ha sido relevado de su puesto tras conocerse que firmó el manifiesto 'Contra acentia sacrilega', distribuido en noviembre de 2019 como protesta «contra los actos sacrílegos del Papa Francisco», a quien se ponía en la picota por «permitir cultos idolátricos profanando las cercanías de la tumba de San Pedro» en algunas de sus actuaciones durante el Sínodo de la Amazonia. Aquel documento fue suscrito por figuras relevantes de la oposición a la línea del Pontífice argentino, entre ellos el cardenal Müller y el exnuncio Carlo María Viganó. Fue un ataque muy grave,

Ormazabal, natural de Beasain, se encardinó en la diócesis de Alcalá de Henares, pastoreada por monseñor José Antonio Reig Pla, uno de los obispos más conservadores del episcopado español. Monseñor Munilla le rescató en comisión de servicios y le 'fichó', primero como formador, y luego como rector del seminario donostiarra, un cargo de absoluta confianza, en tanto se encarga de guiar a los futuros sacerdotes. El cura guipuzcoano ha sido muy activo en Twitter, con mensajes muy en consonancia con la ultraderecha católica, y su cuenta ya ha sido desactivada. Munilla ha aceptado su renuncia al puesto, que será renovado de cara al próximo curso. El incidente afecta de lleno al prelado, que ya se equivocó con el nombramiento de un vicario general, Juan Cruz Mendizábal ('Kakux'), apartado por un caso de abuso sexual. La situación en la diócesis de San Sebastián, muy dividida, se hace insostenible para Munilla, al que algunos sitúan pronto en Burgos (un 'premio' que no se entendería, salvo para dulcificar la remoción) y otros le alejan hasta Zamora.

La diócesis de Bizkaia también está bajo la lupa del nuevo nuncio, el filipino Bernardito Auza, y toma fuerza la promoción de Mario Iceta como arzobispo de Sevilla, capital que frecuenta de manera habitual. La última vez fue hace cinco meses para predicar en el quinario de la hermandad del Jesús del Gran Poder. El pasado martes fue entrevistado en la web Canal de Esparto, el canal digital que recoge la actualidad de las cofradías andaluzas. En las últimas semanas se han acrecentado los rumores sobre la salud del titular de la sede hispalense, Juan José Asenjo, padrino de Iceta, que presentará su dimisión el próximo octubre.

El momento puede ser oportuno, además, porque el obispado de Bilbao ha decidido interrumpir hasta 2021 el debate sobre el VI Plan Diocesano de Evangelización, para que se pueda evaluar en condiciones el impacto económico, social y eclesial de la pandemia. La futura 'hoja de ruta' de la Iglesia vizcaína contaba ya con un primer documento al que se habían presentado numerosas enmiendas.

Mientras, el obispo auxiliar, Joseba Segura, nombrado de manera reciente miembro de la Comisión Económica de la Conferencia Episcopal, sigue subiendo enteros en los ambientes eclesiásticos. El pasado 2 de junio participó en un diálogo con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, sobre el nuevo orden económico, en un ciclo organizado por la Fundación Pablo VI sobre el mundo después del covid-19. El prelado de Bilbao defendió el diálogo social, un aspecto sobre el que ya se había pronunciado cuando se firmó el acuerdo entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos, con los que mantuvo contactos. Parece claro que se le reconoce una cierta personalidad en ese ámbito.

Las relaciones entre los obispos y el Gobierno son de franca colaboración tras la elección del cardenal Juan José Omella como presidente, en febrero pasado. La Iglesia ha participado en la eleboración del Ingreso Mínimo Vital, que Cáritas llevaba reclamando desde hace 15 años, y su contenido está inspirado en una RGI vasca de clara trazabilidad cristiana y transversalidad política. El frente que a corto plazo va a enfrentar a ambas instituciones es la denominada 'ley Celaá', contra la que ya se está movilizando la escuela concertada y católica, y el reparto de fondos para educación por la crisis sanitaria. Sin olvidar la regulación de la eutanasia.