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Si nos preguntasen cómo ha influido la pandemia en las infracciones que cometemos al volante, seguramente contestaríamos sin dudar que las habrá reducido: parece una cuestión de pura lógica si tenemos en cuenta las limitaciones de la movilidad con las que se intentó mantener a ... raya la propagación del coronavirus. Pero los datos del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco no acaban de encajar con esa tesis, ya que las multas por exceso de velocidad que ha impuesto la Ertzaintza han experimentado variaciones muy leves en estos tres últimos años: fueron 252.336 en 2019, el año previo al covid, y han sido 248.886 en 2020 y 268.446 el año pasado.
Por territorios, la cosa se complica todavía más: mientras que, en Bizkaia, se ha producido un descenso del 26% en este tipo de denuncias entre 2019 y 2021 (se ha pasado de 128.097 a 94.360), en Álava y Gipuzkoa se han registrado incrementos muy notables. De hecho, llama tremendamente la atención que este último territorio se sitúe muy por encima de Bizkaia, al superar las 129.000 denuncias el año pasado, pese a la diferencia en la cantidad de habitantes y en el parque móvil. Las carreteras guipuzcoanas acaparan prácticamente la mitad de las denuncias que se impusieron en el conjunto de Euskadi.
Entre todos esos miles de casos acumulados en 2021 destacan ocho, los que constituyen delito penal por la proporción en la que los vehículos excedían la velocidad máxima permitida. La mitad de ellos corresponden a las carreteras vizcaínas: un Honda Civic que transitaba a 208 kilómetros por hora por la A-8 en Ortuella, con un tope de 100 (y que constituye el récord anual de velocidad registrado por un radar en la red viaria vasca); un BMW 'cazado' a 175 kilómetros por hora en la N-636 a la altura de Abadiño, donde existe un límite de 80; una motocicleta que circulaba a 159 por la N-644, en el municipio de Santurtzi, cuando el máximo eran 60, y, de nuevo en Abadiño, un Mercedes lanzado a 180 kilómetros por hora en un tramo de 80.
Entre los atestados por delito penal que la Policía autónoma ha incoado en el resto de Euskadi, hay que citar el correspondiente a una moto captada a 135 kilómetros por hora en una vía urbana de la localidad alavesa de Lantarón, donde estaba prohibido superar los 50.
De los radares fijos, a los que correspondieron el año pasado algo más de 190.000 denuncias (el 71% del total), el que más infracciones ha detectado es el instalado en la AP-8 a la altura de Zumaia, con treinta mil multas. En Bizkaia, ese honor le corresponde a una cabina situada también en la autopista, en las inmediaciones de Bilbao, con 15.763 vehículos 'pillados' a lo largo de 2021.
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