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Móviles 'ladrillo', cassettes, consolas antiguas... Por qué la Generación Z recupera la tecnología 'vintage' de sus padres

Móviles 'ladrillo', cassettes, consolas antiguas... Por qué la Generación Z recupera la tecnología 'vintage' de sus padres

La nostalgia es el motor principal del mercado de aparatos retro que crece de manera imparable y atrapa también a los jóvenes hiperconectados que se rebelan contra la perfección de lo moderno

Jueves, 6 de junio 2024

Existe un sentimiento especial hacia lo vintage. Tiene tirón. En esta sociedad donde cada vez las tendencias y las cosas pasan más deprisa, siempre hay tiempo para volver la mirada atrás y hacerle un hueco en nuestra vida. Se hace con la moda, con la decoración, con la arquitectura… Y también con algo tan sensible a la modernidad como la tecnología. Se supone que todas las cosas hechas ahora incluyen muchísimas más opciones, son mejores, más finas, más perfectas… Pero les falta algo de magia. O eso parece, porque vivimos una época de 'revival' tecnológico total.

Hace unas semanas, Nokia presentó su 'nuevo viejo' 3210, un teléfono móvil que nació en 1999, cuando todos temíamos que nuestro ordenador de casa explotara con el efecto 2000. Luego resulta ser que tampoco pasó nada. Pues bien, la empresa sueca ha reeditado el terminal, con algunas mejoras, claro, porque tiene conectividad 4G, una cámara más grande que el original , bluetooth 5.0… Pero poco más.

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¿Vamos a volver a aquellos ladrillos que no se podían llevar en los bolsillos de un pantalón ajustado? Pues parece que sí. En la Semana del Diseño de Milán la compañía HMD, que fabricó teléfonos para Nokia precisamente, presentó un nuevo terminal al que ha bautizado como The Boring Phone. Es uno de estos que se dobla a la mitad y cabe en la palma de la mano de un adulto. Sus creadores dicen que se trata de un teléfono básico que solo sirve para llamar y enviar mensajes de texto. No tiene aplicaciones. Y su público objetivo no son los que conocieron el 'original', el Nokia 2660, sino la Generación Z.

imágenes de teléfonos retro

Se habla de que los jóvenes nativos digitales se sienten atrapados en la conectividad permanente. Que pese a que su vida virtual es tan importante con la física, les está empezando a pesar.

«La generación Z, nacida y criada en la era ferozmente digital, explora una conexión con el pasado que evoca recuerdos de una época más simple y auténtica», señala José Ortiz Gordo, psicólogo experto en marketing y consumo. Y una manera de hacer ese 'detox' es precisamente poniendo límites a la tecnología con la que han crecido y volviendo a la de sus padres, cuya nostalgia por sus tiempos mozos es más que notable. De hecho, el mercado tecnológico vintage que ahora está tan de moda se sostiene precisamente en esta otra generación, la que quiere recuperar aquello que usó en la adolescencia y la juventud y que tantos buenos recuerdos le trae.

Más vinilos que cedés

Más vinilos que cedés

La parte sentimental tiene mucho que ver con el auge de este mercado. «Todos buscamos determinados vínculos con épocas de nuestra vida como una infancia serena, una adolescencia feliz, etc. Y ese vínculo, intenso, se expresa a través de las aficiones, de la ropa, de los objetos…», explica el antropólogo social Jesús Prieto Mendaza, profesor colaborador en la Universidad de Deusto. Por eso, muchos cuarentañeros bucean ahora en portales para encontrar aquellos aparatos con los que interactuaron en una época de su vida y que casi siempre han sido superados por las novedades que hay en el mercado, pero que no tienen ese poso romántico.

Artistas consagrados como Rosalía, Metálica, Smashing Pumpkings, U2 o Lana del Rey han lanzado sus últimos trabajos en este formato. Será porque el vinilo tira. Y tira bastante.

Un ejemplo claro lo encontramos en el boom de los vinilos. Cuando el cedé se impuso a ellos recién inaugurada la década de los 90 no todos los músicos lo aceptaron con agrado. Su sonido era perfecto, quizá demasiado. Neil Young dijo que les faltaba la profundidad del sonido analógico. Se impusieron en la industria, claro está, pero no hicieron olvidar a los viejos discos, que a mediados de la década de los 2000 volvieron a girar con fuerza y ahora son un formato más, imprescindible para ediciones especiales, de coleccionistas y también de puretas.

Sus ventas en España se han multiplicado por 15 en la última década. En 2013, solo se colocaron 140.000 vinilos. Sin embargo, en 2022, se vendieron 1,7 millones, la mayor cifra de la última década, según los datos de Promusicae, la asociación de productores de música en España. Fue el año del 'sorpasso': la industria facturó nada menos que 29,5 millones con este formato, un 15,3% más que el ejercicio anterior, mientras que la venta de cedés cayó un 30% en cifras de negocio (de 37,7 millones a 26,7).

Taylor Swift y las cintas de cassette

Taylor Swift y las cintas de cassette

Más raro es lo del cassette, la cinta de toda la vida, que ha vuelto ahora que es difícil encontrar un dispositivo para reproducirlas salvo que buceemos en el mercado de segunda mano, donde están alcanzando precios desorbitados. La 'culpa' la tienen en parte cantantes como Taylor Swift, Billie Eilish, Harry Styles, Florence+The Machine y Arctic Monkeys. Aunque tiene que ver con la vuelta del walkman, que reinaron en los ochenta y 90 hasta que los cedés también se los llevaron por delante. El 24 de octubre de 2010 Sony dejó de fabricarlo, después de 25 años en el mercado. Pero en 2014, el protagonista de 'Guardianes de la galaxia' lo recuperó para el gran público al usarlo en una de las escenas del filme.

Tres años después se estrenó 'Por trece razones', una serie de Netflix orientada a la Generación Z. En ella, un estudiante de instituto descubre los enigmas que rodearon el trágico suicido de una amiga a través de las cintas que ésta grabó y él pudo escuchar gracias a una vieja grabadora. Otro empujón para este reproductor vintage y para las cassettes, que ahora enamoran por lo que antes dejaron: su sonido metálico, imperfecto y personal.

¿Hay mercado? Los números desde luego muestran un fenómeno creciente. En EE UU, que siempre va un pasito por delante en cuanto a tendencias, en 2022 se vendieron 440.000 casettes, un 28% más que el año anterior, recoge el informe musical de Luminate. Eso sí, también es un poco residual porque representa un 0.44% del mercado total de ventas de álbumes. Es verdad también que en 2015 se vendieron solo 74.000 unidades.

Un walkman de los 80 por 2.500 euros

En Reino Unido llevan a tope con las cassettes desde la primera mitad de 2020, es decir, en plena pandemia, cuando sus ventas aumentaron un 103%. ¿Es cosa de la Generación X, es decir, los nacidos entre los 70 y mediados de los 80? Steve Stepp, presidente de National Audio Company, asegura que no tanto: «Los principales compradores tienen menos de 35 años», declaró a 'Smithsonian Magazine'.

Para César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), hay un motor muy importante en los impulsos de las generaciones más jóvenes por tener este tipo de tecnología vintage: son «objetos interesantes», que resultan «cool». Y de ahí que se compren más vinilos que tocadiscos. «A la hora de demostrar que eres un fan de Taylor Swift, pongamos por caso, pues mola mucho que hayas comprado el vinilo y la edición especial o incluso si sale una cinta, pero hasta el punto de que mola más tenerlo que utilizarlo».

imagen de un walkman original de Sony

A veces es más interesante gastarse un dineral en un walkman original, por el que pueden pedir tranquilamente 2.500 euros, que comprar la reedición que hizo Sony el año pasado, que es un reproductor digital con diseño retro.

Son también objetos de culto e, incluso, de estatus. «Los jóvenes no se ríen del walkman, les interesa. Tiene mucho que ver con nuestra necesidad de vivir y de expresarnos. Al fin y al cabo todos esos objetos son formas de expresar nuestra identidad. Son prótesis de ella, como las bautizó la antropóloga Michele Petit», sostiene Prieto Mendaza. «Algunas marcas están muy atentas a esta tendencia y apelan a la nostalgia como signo de exclusividad», apostilla Ortiz Gordo.

Las primeras cámaras digitales: perfectamente imperfectas

Las primeras cámaras digitales: perfectamente imperfectas

El mundo de la fotografía es otro donde lo vintage se abre paso pese o quizá por la perfección tecnológica. Hace unos cinco años explotó el fenómeno de las Polaroid, las cámaras que imprimen la foto que sacas al instante. 60 segundos necesita la película para mostrar la instantánea. En 2007, la compañía original, de Minnesota anunció que dejaba de hacer las cámaras. Y un año después, las películas que llevaban en su interior. Sin embargo, al cabo de diez años, el fenómeno resurgió.

Imagen de una polaroid

Este tipo de modelos y sus películas fueron acogidas con los brazos abiertos por aquellos que las conocieron en su infancia, pero también por esos jóvenes que no tenían ni idea de su historia y por colectivos artísticos que encontraron un formato ideal para plasmar sus conceptos. Hoy no hay boda en la que no se ponga un stand para inmortalizar la fiesta posterior al convite.

Pero es que ahora, en TikTok, la red social de la Generación Z, se habla de la primera generación de cámaras digitales, aquellas que solo tenían 2 megapixeles en el sensor. Hablamos de, por ejemplo, las Canon PowerShot, Kodak EasyShare, Sony CyberShot y Nikon Coolpix. Hoy, cualquier móvil de gama baja multiplica este número. Sin embargo, en los últimos 12 meses, el hashtag #digitalcamera ha obtenido la friolera de 220 millones de reproducciones en la red social, «Mucha gente las encuentra reconfortantes. Les recuerda a su infancia, a tiempos más simples», señala Scott Ewart, de 32 años, uno de estos perfiles que acumulan millones de me gusta con la suya.

La nostalgia también mueve a los jóvenes, hayan o no vivido la época 'oficial' de la tecnología en cuestión. «Todo lo que había hace 10, 15 o 20 años nos parece mejor», coinciden los expertos. Y en el caso de estas cámaras es la representación de ese «cordón umbilical» con los padres que no perdemos nunca. «En nuestra vida social, lo simbólico tiene mucha importancia. Y ahora en educación se valora mucho la educación sentimental», desgrana Prieto Mendaza. Además, para los jóvenes que casi no conocieron estas cámaras, ni el vinilo, ni las cassettes… todo ello conforma un universo «novedoso» e incluso subversivo.

«Lo revolucionario hoy día es sentarme y no hacer nada porque la sociedad me obliga a estar consumiendo constantemente, incluso en el ocio y en las aficiones»

Prieto Mendaza

Antropólogo vasco

Según Ebay en Reino Unido en el último trimestre de 2022 se produjo un aumento en el número de personas que buscaban estos dispositivos. Creció un 13% el tráfico de búsqueda de «cámaras digitales antiguas» y un 52% el de «cámaras reacondicionadas». Los jóvenes ven en lo que antes se consideraba un defecto, que capturan menos detalles y sus fotos son de menos calidad, una virtud. O mejor dicho: estilo. Y satisface su «búsqueda de autenticidad en un mundo tremendamente saturado de imágenes en las redes sociales en su mayoría idealizadas», explica Ortiz Gordo.

Consolas de 40 años y videojuegos de la Game Boy

Consolas de 40 años y videojuegos de la Game Boy

El mundo de los videojuegos también se deja llevar por esta tendencia. En la actualidad conviven sin inconvenientes los fanáticos del último modelo de la Play con aquellos que rebuscan en webs y mercadillos para encontrar modelos de Nintendo, de Sega o el mítico modelo Atari. «El año pasado, en la jornada que organizamos de videojuegos retro invitamos al creador del MSX (uno de los ordenadores que había en los 80) y despertó muchísimo interés. Hubo gente que se cogió un avión solo para escuchar su intervención. Había un auténtico fenómeno fan», relata Córcoles.

Pero entre los jóvenes que ahora estudian informática, por ejemplo, lo vintage y retro también genera mucho interés. Entre otras cosas porque supone un reto para sus mentes. «Ahora los videojuegos son tremendamente sofisticados. Pero cuando la gente te explica qué era desarrollar un videojuego para aquellas máquinas resulta muy interesante», prosigue el docente de la universidad catalana. Ahora lo que se busca no es solo jugar, sino «exprimir esa máquina antigua al máximo y conocerla a fondo».

La gracia de las retroconsolas reside en lograr hacer funcionar mediante distintos emuladores los juegos y programas que antes necesitaban máquinas de gran volúmen.

Permite divertirse y aprender de una manera mucho más estimulante. «Volver a cosas más limitadas tiene el atractivo de las restricciones, pues te obligan a pensar determinadas cosas en diseño y te dan recursos que luego, muy probablemente, puedas trasladar a la máquina moderna y seguir utilizando», apunta el docente. «Si el fabricante dice que muestra 16 colores, igual hago algún truco y puede parecer que hay 24».

En 2017 Nintendo sacó al mercado la 'classic mini', una versión de la consola de 8bit de 1987 que cabe en la palma de una mano y lleva incorporados los 30 juegos más clásicos de la marca. Se agotaron en pocas horas en todas las tiendas.

Hace aproximadamente un mes se liberó la aplicación Delta en la tienda de Apple. Desde entonces, está siempre en el top 3 de las más descargadas. «Se trata de un emulador de videojuegos para tener una Game Boy en el iPhone. Hay un mercado de gente que está ahí por nostalgia o por atracción. Al final, todo vuelve», resume. Porque la moda de lo vintage no es nueva. «Los hippies ya fueron un movimiento vintage, entre otras cosas. Y ha habido muchos movimientos vintage a lo largo de la historia. Es una cuestión de romanticismo en una sociedad tan líquida como en la que estamos», concluye el antropólogo Prieto Mendaza.

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