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CORRESPONSAL EN ROMA
Miércoles, 21 de agosto 2019, 19:14
Un nuevo viaje espera a los 83 migrantes que el barco de la ONG española Open Arms desembarcó a primera hora de la madrugada de este miércoles en el puerto de la isla italiana de Lampedusa después de 19 días de espera. Tras ser ... identificados por las autoridades y pasar un control médico, serán repartidos en los próximos días en los cinco países europeos que se han ofrecido a acogerles: España, Francia, Alemania, Luxemburgo y Portugal. Todos ellos, en su mayoría africanos, se encuentran en buen estado de salud, según explicó a los medios locales el médico Francesco Cascio.
Antes de ser llevados al centro de acogida de Lampedusa, los indocumentados recibieron una ovación por parte de las decenas de personas que los esperaban en el muelle, a lo que se sumó las muestras de cariño del personal del 'Open Arms', que los despidió cantando 'Bella ciao'. Los socorristas de nuestro país consideraron que esta operación había sido «la misión más difícil» de las 65 que han desarrollado hasta ahora. «Hoy es el día para agradecer a este enorme equipo humano el esfuerzo, la entrega e inmensa generosidad», escribió la organización humanitaria en un mensaje en las redes sociales en que se celebraba que la justicia italiana hubiera impuesto «el sentido común y la humanidad a este disparate». Entre las personas presentes en el puerto también había un pequeño grupo que criticó a la ONG española mostrando un cartel en el que podía leerse 'scafisti' (traficantes). Los manifestantes estaban liderados por Angela Maraventano, antigua senadora de la Liga, el partido de Matteo Salvini, que durante su etapa como ministro del Interior ha hecho la vida imposible a las organizaciones humanitarias para evitar que desembarquen a los inmigrantes que socorren en el Mediterráneo Central.
El 'Open Arms' permaneció unas pocas horas en Lampedusa para navegar a continuación a la localidad siciliana de Porto Empedocle en virtud de la decisión del fiscal de Agrigento Luigi Patronaggio, que el pasado martes ordenó la incautación de la nave y el consiguiente desembarco de los migrantes. Durante el día de hoy se espera que llegue la decisión del juez de instrucción preliminar que confirme o deniegue la inmovilización del barco. En marzo del año pasado, el 'Open Arms' ya se pasó casi un mes inmovilizado por orden de la justicia italiana, que acusó en un primer momento de favorecimiento a la inmigración ilegal y de pertenencia a organización criminal a su capitán, Marc Reig, y a la jefa de misión, Anabel Montes, aunque las imputaciones fueron luego retiradas.
Reig y Montes ocupaban estos mismos cargos en la misión concluida el pasado martes y que también tendrá implicaciones judiciales. Patronaggio ordenó el secuestro preventivo del 'Open Arms' tras abrir una investigación por supuesto secuestro de personas debido a que la ONG española había denunciado la negativa de Salvini a que desembarcaran en suelo italiano los migrantes rescatados en el Canal de Sicilia. El fiscal considera que en este episodio se podría haber cometido un delito de omisión y negativa a actos de oficio contra
miembros de la Administración, un crimen castigado con penas de entre seis meses y dos años de cárcel. Aunque todavía no hay ningún responsable identificado, el principal sospechoso es Salvini, que se vanaglorió de bloquear que los indocumentados bajaran a tierra.
Aunque la crisis humanitaria que se vivía a bordo del 'Open Arms' ya ha sido resuelta, hay un barco de otra ONG que se encuentra en una situación similar. Se trata del 'Ocean Viking', fletado por Sos Mediterranée y Médicos Sin Fronteras (MSF), que espera desde hace 12 días un puerto seguro donde poder desembarcar a los 356 inmigrantes que rescató en el Canal de Sicilia, una tercera parte de los cuales son menores de edad que en su mayoría viajan solos. «El ambiente es cada vez más tenso. Hombres, mujeres y niños comparten un espacio reducido», advirtió Luca Pigozzi, médico de MSF abordo del 'Ocean Viking'. La mayor parte de los migrantes dicen que sufrieron extorsiones, detenciones arbitrarias y episodios de violencia en Libia y tienen signos evidentes de haber sido víctimas de torturas. Entre los prófugos también hay heridos del conflicto bélico que se vive en el país norteafricano.
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