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No le ha pasado nada malo, no se asusten, porque cuando a uno le hacen una semblanza podría parecer que ha caído en desgracia. Nada de eso. En plena resaca electoral, me he reservado el enorme placer de escribir sobre Federico Jiménez Losantos y sus palabras hacia Ana Blanco. Ya sé que sucedió la semana pasada, tras el debate de los candidatos, y que me estoy quedando un poco vieja. Y también sé que ser vieja para Federico II (porque Federico siempre será García Lorca como Ramón va con Gómez de la Serna) es algo terrible, especialmente si eres mujer, viendo las barbaridades que le dedicó a la periodista encargada de los Telediarios de TVE desde hace... ¿30 años? Muy bien, ¿no? Mantenerse ahí con los sucesivos cambios de gobierno es todo un logro. Pero a Federico eso le parece mal. Lo que le encendió, y no nos referimos al plano sexual -eso lo comentaremos después-, es que la profesional quiso evidenciar que los cinco presidenciables eran hombres. «Me van a permitir que haga una referencia a la foto de este debate, con cinco candidatos y ninguna mujer presente. Supongo que hablarán de paridad pero, en este momento, no es una foto de igualdad». Esto es lo que dijo la periodista, ni más ni menos. Y ahora, el discurso airado, como casi siempre, de Federico. Abramos párrafo solo para él:
«Yo solo veo cinco hombres, no veo presencia de mujeres. ¿Por qué no te has presentado tú a las elecciones, guapa? ¿Qué digo guapa? ¡Antigua, arcaica! ¡Pero si llevas presentando el Telediario desde antes de la Toma de Granada! La última vez que hubo paridad completa en España fue con los Reyes Católicos». «Pero, vamos a ver, ¿tú quién eres? (...) En el PP se presentaban dos señoras y un hombre y ganó el chico, que se coló entre las favoritas. Y en Madrid la mejor presidenta que hemos tenido ha sido Esperanza Aguirre». «¿Pero qué es eso de una presentadora afeando el sexo de los candidatos? Pero, ¿tú quién eres? ¿La comisaria de la bragueta o de la ingle? Cuando estaban haciendo la Dama de Elche ya estaba Ana Blanco presentando las noticias». «¿Qué paridad ha habido en el Telediario de Ana Blanco? Que sale Ana y Blanco. ¿Tú quién eres para afear el sexo de los candidatos? Vete tú a saber cómo serán. ¿Tú qué sabes si son trans? Mira Rock Hudson, nos engañó durante 40 años».
Cuando uno oye salir la palabra 'trans' de esa boca es inevitable pensar en las grasas, las malas, las del bollo industrial. Y qué decir cuando lo que pronuncia es bragueta o ingle... En realidad, comentábamos en la redacción que ante tal sarta de estupideces lo mejor es el desprecio. Sí, es verdad, pero nos apetece divertirnos un poco, reírnos incluso. Con él, no de él, por supuesto. El personaje merece la pena. Hace años, ese gran hombre que sí fue José Antonio Labordeta me comentaba en una entrevista para un reportaje que se publicó en este periódico que dio clases a Federico en un instituto de Teruel, siendo este adolescente, aunque les cueste creerlo. El mismo que llama «antigua y arcaica» a Ana Blanco. El obsoleto Federico, la Vetusta Morla de 'La Historia Interminable' de Ende, aquella tortuga milenaria a la que Atreyu acudía para que le ayudara a salvar Fantasía; sabia en su ancianidad pero renegada de un mundo que ya no le importa, porque ella pertenece al pasado. Decía Labordeta: «Me preguntan en qué me equivoqué con él. ¡Que se lo digan a los del PSUC! No entiendo la transformación de este hombre. Era como un hijo para mí. 'El coronel no tiene quién le escriba' lo leyó porque se lo dejé yo». Si Labordeta escuchara este ataque a Ana Blanco estaría muy cabreado, a lo aragonés, como se enfadaba él. Y tendría toda la razón. Pero no vamos a molestarnos aquí. El machismo no es siquiera el mayor de los problemas de Federico, un faltón con poca gracia si no recurre al exabrupto y demasiado enojado para pensar con claridad, así que no intentaremos convencerle de nada. ¡Si no lo consiguió el maestro Labordeta! Así que dediquémonos a disfrutar. Y qué mejor que una entrevista que el añoso periodista, que disimula su antigüedad con litros de tinte, concedió al diario 'El Español'. Nos hemos desternillado, claro, sobre todo si uno se imagina a Morla en actitud libidinosa. Eeehh... Mejor no.
Hay reflexiones pretendidamente interesantes, cuasi filosóficas, de las que uno se encuentra cuando mira distraído un sobrecito de azúcar o parte una galleta de la suerte. «Cuando era jovencito pensaba que el amor era lo que nos protegía del sexo. Con los años me he dado cuenta de que es al revés: el sexo es lo que nos protege del amor». Ya saben, la parte contratante de la primera parte. También hay sexismo, cómo no, cuando le preguntan si el amor tiene que ver con la admiración: «En el caso de las mujeres, muchísimo», asegura. Con los hombres, sin embargo, dice que es distinto, siempre es distinto: «Depende del tipo de mujer que les atraiga. A los que les gusta una mujer dominante, todo, todo. Una mujer de uniforme, en general, es irresistible. Pero no es lo mismo un uniforme de la legión que de enfermera. Bien. En el caso de las mujeres la idea de poder está profundamente anclada en la medida en la que el poder protege a la prole. Se buscan esos fundamentos ancestrales. Los biotipos sexuales no cambian. La mujer necesita a un macho, aunque sea malo; de hecho, si es malo es probable que sobreviva y que proteja a su familia. El bueno suele ser héroe y fallece». Biotipos, poder, prole, uniforme, legión, enfermera, macho malo... Se le nota leído, ¿detectan cierto empacho de Corín Tellado? Y seguro que es uno de los pocos que ha podido acabar las '50 sombras de Grey'.
Pero ya metidos en harina llegan las confesiones, incluida la de que participó de la «Barcelona orgiástica», que su cultura «le ha servido para ligar», con algo tenía que lograrlo, y que ha escrito «poemas eróticos». «Al final resulta que a los hombres nos gustan gordas, o, por lo menos, macizas», dicta, sentenciador. Y la entrevistadora, relamiéndose, le lanza un envite: «Con caderas, ¿no? Para parir». Y Federico, quiere: «Claro, es que una madre siempre se ve como algo lleno, algo macizo. Uno busca otra madre. Hay una fantasía asociada a una idea redonda, mullida, atractiva, cálida, etc. Las mujeres, en cambio, buscan algo recto, serio, de fiar, alguien con quien poder abandonarse y saber que si se hacen pedazos, serán recogidos. En el hombre hay una fantasía de comodidad y en la mujer de seguridad...». Jajajajaja, perdón.
Era de esperar que se atreviera también con una versión ligeramente diferente del 'yo no soy homófobo, que tengo muchos amigos homosexuales', pero más caliente, pues al parecer le han entrado muchos y pese a que niega tener «pulsión homosexual»: «He tenido muchos amigos homosexuales, y muchas proposiciones. ¡Bastantes! Importantes. De homosexuales importantes. Pero no. En la época mucha gente probaba, pero yo solo he probado lo que me gustaba. Siempre. Nunca me han gustado los hombres para acostarme con ellos». O sea, que Federico es todo para nosotras, enterito, qué suertudas. Por supuesto, no elude nombrar a la bicha... «Creo que el feminismo es una adaptación del marxismo a los nuevos tiempos, es una forma de dominación, como el ecologismo y tal. El feminismo actual está haciendo mucho daño a las mujeres». ¿Y a los hombres? «A los hombres les está acojonando. Pero no les está haciendo daño. Hace daño a la libertad de las mujeres. Han entrado en un régimen de una especie de terror intelectual, sobre todo mediático, que priva de libertad a las relaciones más o menos normales entre los sexos de personas adultas...» ¿Les suena, verdad? Por supuesto, el típico mantra de los machistas sin complejos, a lo grande. Mezclen en la coctelera ecologismo, feminismo, hipismo, veganismo, dadaísmo y dénselo a la tortuga, que lo beberá de trago.
Lo mejor de lejos es cuando pretende que nos creamos que las mujeres se ponen burras, cachondas, con la Vetusta Morla... A la pregunta de qué opinión le merecen los piropos: «Pues hombre, a mí… depende, cuando me los dicen, me gustan. Lo que más me dicen últimamente es 'está usted mucho más guapo al natural que en las fotos o tal'. Y siempre digo lo mismo: 'Imagínese que fuera al revés'. Y luego hay un momento fantástico donde me dicen: 'Ayyyy'. Las mujeres mayores, como pierden ya por completo el pudor, se creen fuera del mercado y te dicen cosas realmente tremendas. Pero lo más descarado que te dicen es este sonido: 'Ayyyy'».
Ayyyy, Federico, ayyyy. Solo faltaba que nos contaras que para hacer el amor pinchas «la canción 'Songs From A Room' de Leonard Cohen y 'You've Got A Friend' de Carole King». Nunca más podremos escucharlas sin dar un respinguito de pavor y mirar a retaguardia. De cualquier modo, y aunque estamos mirando su caso desde un punto de vista feminista, que no es otra cosa que el de la igualdad, no le trataremos de igual a igual, porque no lo es, y lejos de insultarle le desearemos que tenga un buen día. Y una buena noche también, qué caramba, visto que tiene ese lado salaz tan acentuado, si es que encuentra a alguna hermosa y fértil venus perigordiense que no le haga ascos. A no ser que Fede sea 'trans', claro. Ayyyy. O una de las Fellini. Nunca se sabe, qué más da. ¡Si hasta a él le engañó Rock Hudson!
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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