Marilyn Monroe, feminista antes de tiempo

Norma Jean Baker (1926-1962), Marilyn Monroe, era hija de madre soltera. Pasó por una infancia traumática, en orfanatos y en casas de acogida. Trabajó como modelo y empezó haciendo papeles muy pequeños. En principio, no mostró una vocación clara hacia la profesión de actriz. Pegó el campanazo en 'Niágara' en 1952, un bombazo de taquilla. Se casó tres veces. Era depresiva. Mantuvo una relación adúltera, con su co-estrella Yves Montand mientras estaba casada con Arthur Miller. El escritor Truman Capote quiso que protagonizara 'Desayuno con diamantes', pero el director consideró que iba a ser muy obvio que se se trataba de una prostituta y sería imposible burlar la censura.

Adoraba a los niños. Ella era la que se encargaba de comprar regalos de Navidad para los hijos de los primeros matrimonios de dos de sus maridos y en su testamento dejó escrito que el 25% de su patrimonio debería destinarse a la doctora Marianne Kriss, una de sus antiguas terapeutas, para que ella lo dirigiera a cualquier institución médica de su elección. La doctora hizo la donación a la clínica psiquiátrica de Londres para niños Anna Freud. En vida, Marilyn donó enormes cantidades a hospitales y centros de acogida para niños y a menudo cantaba allí o se presentaba con regalos. Nunca llamaba a la prensa para intentar sacar rédito publicitario de esas visitas. Rechazó protagonizar 'The Girl in Pink Tights' (1954) con Frank Sinatra porque no estaba de acuerdo con el salario ni el argumento de la película y su interpretación de la canción del cumpleaños para JFK todavía es una de las más vistas en YouTube.

Marilyn no llegaría a la vejez para consagrarse como actriz, o cantante, o bailarina, sería eternamente la rubia perfecta e inocente, objeto del deseo universal. Entre su carrera y su vida personal hubo una gran ambigüedad. Que precisamente abre la discusión sobre la necesidad de reconocerla como un icono tanto femenino como feminista. Su corta historia da cuenta de una mujer determinada, valiente, con pensamiento de avanzada, empeñada en ser tenida en cuenta por su inteligencia y no solamente por su belleza. Hubo una Marilyn feminista, que encarnaba el ideal de la mujer que se rebela. Lois Banner, en su libro 'Marilyn: La pasión y la paradoja' cuenta que la actriz fundó su propia productora para tener la libertad de realizar sus películas, un acto muy independiente para una mujer en aquel Hollywood machista.

Desde los 16 años trabajó porque no tenía interés en las labores domésticas. Apoyaba al movimiento de libertades civiles; luchó contra los potentados de industria que la tildaban de tonta. Siempre se acompañó de tutores de actuación, determinada a convertirse en actriz profesional. Pero una de sus grandezas fue su valentía al declarar el abuso sexual que sufrió de niña por parte de un padre y un hermano adoptivos. El abuso sexual fue un tema fundamental para el feminismo de 1970, pero para la década del 50, la de Marilyn, era todavía un tabú. En su época se responsabilizaba a las víctimas por lo que había pasado. O eso, o había que callarse, y Marilyn no lo hizo.

Por otra parte, como una mujer más de su tiempo, aprovechó el fenómeno del sex appeal como una forma de darse visibilidad en el mundo del cine y de reivindicar los derechos de las mujeres a mostrar el cuerpo con cierta autonomía. Aunque se vio atrapada por un papel de mujer sexy que realmente no quería. «Una de las mejores cosas que me han pasado es que soy mujer. Esa es la manera que todas las mujeres debieran de sentirse», es una de sus frases que han pasado a la historia. Hay más: «La gente comenzó a decir que era lesbiana. Sonreí. No hay sexo incorrecto si hay amor en él»; «Un símbolo sexual se convierte en una cosa. Odio ser una cosa»; «Es mejor estar sola que infeliz con alguien»; «Mantén la cabeza arriba, la barbilla alta, mantén tu sonrisa, porque la vida es una cosa hermosa y hay mucho por lo cual sonreír». Eterna Marilyn.