Enseñar pierna, ¿en ellos no es serio y en ellas sí?
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El prohibir que los hombres lleven pantalones cortos en el trabajo tiene su punto machistaEn Vigo debió hacer el otro día un calor del carajo, porque un taxista se enfundó una faldita blanca, media pierna de largo y con unos graciosos flecos como remate, y, ni corto ni perezoso, marchó a trabajar. La normativa de su gremio les prohíbe ... allí trabajar con bermudas, chándal, camiseta de tirantes o chanclas. Así que hecha la 'ley', hecha la trampa: sus compañeras sí pueden sofocar la canícula con las piernas al aire con esta prenda, que no está contemplada en el catálogo de 'prohibidas'. Ya, es que hombres en falda... ¿a quién se le iba a ocurrir semejante despropósito? Pues también a los conductores de la empresa local de transportes Semitan, en Nantes, que hace dos veranos rebuscaron en el ropero de mujeres, madres y hermanas para encontrar de su talla, alguna por medio muslo, ¡cuánto más fresquita!
Es moneda habitual que los pantalones cortos no estén permitidos, de manera implícita o explícita, en la mayor parte de las empresas de nuestro país. El argumento habitual suele ser que no resulta «serio» que un trabajador masculino vista con esta prenda, tanto si se trata de atender a clientes como de pasearse entre los compañeros y compañeras de camino al retrete o a la máquina a por un café. Y eso hoy en día, cuando incluso en colegios privados o concertados se plantea que niños y niñas lleven el mismo uniforme. ¿A santo de qué faldas para ellas si prefieren llevar pantalón? ¿Cómo es posible mantener en pleno siglo XXI que hombres y mujeres deban llevar, como norma, prendas diferentes? Más, cuando se trata de hacer frente a una situación impuesta por condiciones externas, como es el agobiante calor que los unos deben padecer, injustamente, más que las otras.
Esto de por sí ya resulta sexista, pero, analizando un poco más el asunto, destila un tufillo machista que echa para atrás. Porque si resulta que no es serio que los compañeros hombres vayan enseñando cacha, ¿por qué a nosotras sí se nos permite? La respuesta sale sola, pues porque la seriedad es cosa de hombres, como Soberano, el brandi que se anunciaba con un spot que es hoy paradigma del machismo. Porque las nenas van muy graciosas con sus falditas y sus escotes. Ellas sí, pero un hombre en bermudas... Es otra cosa, ¿verdad?
Aunque el futuro ya está aquí, y con él, el cambio climático, que ojalá les pille a los negacionistas con el calzón quitao. O mucho mejor puesto, y de cuerpo entero, como los que llevaban los hombres en las películas del Oeste, con una 'portañica', que diría Chiquito de la Calzada, a la altura del trasero para facilitar las evacuaciones. Quizá sea él, el calentamiento global, el que obligue a poner orden en este sindiós. De hecho, hay quien defiende que el vetar a los hombres en pantalones cortos y abocarlos a sufrir en vaqueros en la misma oficina en que las mujeres visten en tirantes, minifalda y sandalias provoca que ellos pidan subir el aire acondicionado mientras ellas pasan frío. Esto obligaría a un gasto innecesario de energía, con lo que conlleva de perjuicio para nuestro maltrecho medio ambiente. Pues, hombres, agárrense los machos, que otra ola de calor está al caer.
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