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«Ya no memorizamos ni números de teléfono. Las máquinas nos conquistarán, pero por perezosos»

«Ya no memorizamos ni números de teléfono. Las máquinas nos conquistarán, pero por perezosos»

«Nos entregamos a las redes sociales o renunciamos a elegir con el Google Maps», expone Mariano Sygman, experto en neurociencia, que hablará de este fenómeno en el Aula de EL CORREO

Miércoles, 17 de enero 2024, 19:22

La inteligencia artificial se ha convertido en un asunto tan atractivo como inquietante. «Es razonable preguntarse por los efectos nocivos», admite Mariano Sigman, doctor en neurociencia. Pero, a su juicio, la distopía planteada por 'Yo, robot' de Isaac Asimov, no es el peligro más cercano. «No hace falta el imaginario de confrontación. Las computadoras no nos conquistan por la fuerza, sino por nuestra pereza y vanidad», advierte. «Nos entregamos a las redes sociales, renunciamos a elegir con el Google Maps o desconocemos los números de teléfono porque están en la memoria del móvil». El autor, junto a Santiago Bilinkis, del ensayo 'Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano', hablará hoy en un encuentro que tendrá lugar a partir de las 19 horas en la Biblioteca de Bidebarrieta en Bilbao. Los actos forman parte del ciclo del Aula de EL CORREO, se realizan en colaboración con la editorial Debate y cuentan con el apoyo de BBK.

El sedentarismo cognitivo es el mayor riesgo al que nos enfrentamos en la actualidad, en opinión del investigador. «Cedemos nuestra voz, memoria, atención, capacidad de razonar y navegar, y no lo hacemos obligados», denuncia. «No es coacción, sino hábito». Sigman aconseja que nos acerquemos a la inteligencia artificial sin ánimo destructivo ni adulatorio. «No decimos que es sensacional, aunque sí muy versátil. Entonces, nos sorprendemos de lo que proporciona».

La charla

  • Ponente Mariano Sygman, Doctor en Neurociencia en la Universidad Rockefeller de Nueva York.

  • Lugar y hora Este jueves a las 19.00 horas en la Biblioteca de Bidebarrieta en Bilbao.

  • Colabora Fundación BBK

Este fenómeno se halla en una fase de intenso crecimiento. No se trata de una etapa inicial porque ya tiene muchos años de recorrido, pero el escritor apunta que en los últimos diez o quince años se ha progresado en la creación de grandes arquitecturas de redes, similares, en cierta forma, al cerebro, formado por miles de millones de neuronas. «Algo difícil de entender para el ser humano porque su inmensidad escapa a nuestra intuición», indica.

El espectacular incremento cuantitativo puede también implicar transformaciones cualitativas. «Estamos al inicio de la inteligencia que puede sorprendernos», afirma e, incluso, señala que se halla cerca de cualidades como el ingenio y la creatividad. «Ahora bien, resulta muy difícil argumentar que significan ambas en el mundo del arte, la composición musical o la escritura ¿Mejores las máquinas? Tal vez más que mucha gente, pero no que Murakami o Borges. Hay ciertos dominios en los que es complicado que superen al individuo».

El sedentarismo cognitivo es el mayor riesgo al que nos enfrentamos en la actualidad, alerta

La inteligencia artificial se creó como una forma de emular a la humana, aunque ahora puede seguir caminos propios. «El funcionamiento de la computación cuántica es sustancialmente distinto al de los ordenadores actuales», apunta. «No es determinista sino que va por muchas vías al mismo tiempo». Su desarrollo también ha seguido diversos propósitos. «Surgió de la curiosidad por entender nuestro cerebro y se ha proyectado en todo tipo de prácticas, desde la salud, a la educación o la economía, e, incluso, sirve a quienes quieren usurpar el poder. Ocurre como con la ingeniería, que permite tanto construir puentes como fabricar armas».

Los vaticinios sobre destrucción de empleo o mal uso de la inteligencia artificia provocan cierta alarma social. «No me gusta ser oráculo y, además, se antoja muy difícil pronosticar su evolución y cualquiera que lo diga hace trampas. Sucede algo similar a lo que tiene lugar con la genética, que provoca miedo».

Sigman sugiere informarse. «Está entre nosotros y no es la panacea. Le solicitamos cosas que no puede llevar a cabo, que elija a los mejores filósofo de la historia y no se trata de un árbitro salomónico», alega. «Es extraordinariamente potente, en muchos casos, fascinante y, asimismo, perturbadora. Lo más sensato es no bajar la cabeza y no entrar en pánico, sino abordarla con responsabilidad y madurez».

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