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Uno de los datos más llamativos acerca del aumento de la esperanza de vida en Álava es que 113 residentes en Vitoria superaban los cien años, según los últimos registros. Una longevidad de récord, sin duda, pero que en diferentes rankings también sitúa al territorio ... entre los que cuentan con habitantes con una vida más durarea. Con 84,03 años (un punto por encima del resto de España y tres más que en Europa) se toma cada vez más conciencia de que el envejecimiento arrastra retos. Pero para nada supone decir adiós a disfrutar de aficiones y mantenerse en forma.
Así se confirmó este jueves en la jornada Más 60 Activo organizada por EL CORREO que aborda los retos y beneficios que tiene el paso del tiempo en ámbitos tan diversos como el conocimiento, la memoria, el descanso, los cuidados y el humor. El evento -cuenta con el apoyo del Departamento de Trabajo y Empleo del Gobierno vasco, la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria- se celebró en una abarrotada sala Green Capital del Palacio de Europa, con más de 600 personas que tomaron buena nota de las enseñanzas de los ponentes. Se encargaron de dar la bienvenida las instituciones. Idoia Mendia, vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, hizo especial hincapié en que uno de los éxitos de sociedades como la nuestra es «cumplir años en buen estado de salud« y aseguró que el envjecimiento abre un camino de «oportunidad para generar empleo de calidad». Por su parte, el diputado general Ramiro González reivindicó la «capacidad que tenemos las personas de más de 60 años para aportar experiencia y para llegar adonde no llegábamos antes, con más reposo y tranquilidad». A su vez, Raimundo Ruiz Escudero, concejal de Políticas Sociales del Ayuntamiento, recalcó el interés de una jornada con una diversidad de temáticas de las que «aprender» y recordó «la amplia oferta» que se oferta en los centros Bizan para «combatir la soledad cuando no es deseada».
En la interesante apertura, el doctor Joaquín Durán-Cantolla, director de la Unidad de Sueño de la Clínica Eduardo Anitua, hizo un repaso de cómo el sueño es «imprescindible para la salud». Tanto que la falta de horas de sueño disminuye nuestra esperanza de vida. Con un tono pedagógico, uno de los expertos más destacados en el trastorno de la Apnea Obstructiva del Sueño, señaló que dependiente de la edad los hábitos varian. «No duerme igual un niño que un joven o anciano», explicó. «Un niño necesita procesar muchísima información y duerme 14, 16 horas, y casi el 14% está soñando y procesando información y datos. Luego vamos necesitando dormir menos. En la vida adulta, 7 u 8 horas, y al sobrepasar los 60 o 70 años, algo menos. El sueño se fragmenta y se acumula de otra manera».
La intervención que dio respuesta a algunas dudas habituales. ¿Cuántas horas necesitamos dormir? « En el entorno de 7 u 8 horas, pero no hay respuesta exacta, hay gente que necesita un poco menos y gente que duerme un poco más», señaló Joaquín Durán-Cantolla. ¿Y qué podemos hacer para mejorar el sueño? Entre los consejos médicos se encuentra optar por cenas «ligeras», así como evitar alcohol, el tabaco y los excitantes. También la lectura en la cama y no darle demasiadas vueltas a los problemas a altas horas pueden contribuir a mejorar el descanso. ¿La siesta? «La siesta es buena, de 15 o 30 minutos, no más».
A la charla acerca de la necesaria calidad del sueño le siguió un encuentro del que formaron parte Alfonso Gurpegui, viceconsejero de Empleo e Inclusión del Gobierno vasco; Karmele Acebo, CEO de Grupo Servicios Sociales Integrados S. Coop. y Claudia Ramos, presidenta de la asociación ATCABE (Asociación de Trabajadoras a Domicilio de Ermua). Bajo el enunciado 'Formación y profesionalización de las personas que cuidan', Gurpegui puso cifra a las necesidades del sector de cuidados. «En Euskadi vamos a necesitar 40.000 personas formadas para el cuidado de diferentes maneras», señaló en su intervención. No se trata solo de asistencia sociosanitaria, sino también de personal de apoyo para enseñar a usar herramientas tecnológicas, por ejemplo.
Un de los programas impulsado por las instituciones en esta dirección es Zainlan. Acebo trabajó en su desarrollo y Claudia Ramos fue una de las participantes de una serie de formaciones gestionadas a través de Lanbide con el que quienes trabajan en el cuidado a domicilio tengan un certificado y «reconocimiento profesional», así como abrir las puertas para trabajar en residencias y en otros servicios públicos a mujeres, en su mayoría proviente de otros países. Para Ramos, la participación en esa formación le ha valido para tener «otra visión» de su propio trabajo. «Si nosotras como cuidadoras estamos bien, las cuidadas estarán mejor», resaltó.
Mientras que el modelo público de servicios sociales se plantea como uno de los grandes debates del presente siglo, la enfermedad se entiende como una de los principales temores, en especial, entre los más mayores. Dos miembros del destacado equipo de profesionales de AFARABA (Asociación de familiares y amigos de personas con Alzheimer y otras demencias de Álava), repasaron cuáles son las señales de alarma de ese deterioro cognitivo que en la provincia padecen unas 7.000 personas. Zuriñe Majuelo, psicóloga especialista en demencias, y Miryam García Barrueco, terapeuta ocupacional, coincidieron en señalar la importancia de la prevención. Además rebatieron falsos mitos. «Hay demencias que aparecen con un cambio brusco de personalidad y no olvidos», explicó Majuelo. ¿Consejos? «No solo hay que entrenar el cerebro, sino hacer hincapié en la interacción social (ir a los Bizan, ir de cena, conversar...), la nutrición, la actividad física y el entrenamiento cognitivo». Desde la asociación incidieron en la detección precoz con programas como HADA, de detección precoz.
A otros recursos a nivel institucional pusieron altavoz Ana Belén Otero Miguélez, directora de Servicios Sociales; Maika Díez, subdirectora de Intervención Social del Instituto Foral dde Biniestar Social, y Rosa Gutiérrez, responsable de información del mismo instituto. Palparon el deseo cada vez más «generalizado de envejecer en el domicilio» y destacaron la puesta en marcha de programas como Etxean Bai, dirigido al cuidado en casa de personas dependientes, con el apoyo de nuevas tecnologías.
Ya en el turno de tarde, tras una pausa, la actriz Gurutze Beitia se encargó de la reapertura de puertas en el Europa. Con un arranque que provocó las carcajadas de una audiencia entregada al monólogo 'Yo y mis circunstancias'. Un texto ácido acerca de las vivencias de una mujer cuando cruza la barrera de los 50 años. Beitia puso el dedo en la llaga en diferentes temas. Entre ellos, la desigual vara de medir en la percepción social del envejecimiento. «A vosotros os dicen que maduráis, a nosotras que envejecemos», soltó la actriz, que fue también ovacionada cuando comentó que «decir frases de tus padres es otro síntoma de la edad».
En una una entrevista posterior –con un tono más íntimo junto a la periodista Ainhoa García– contó que durante un año y medio dejó de trabajar para cuidar de su 'ama' con alzhéimer enlazando con uno de los temas que se trataron en el foro. «Para mí el humor es un bálsamo que nace de una herida que igual no te cura, pero te calma», dijo la intérprete que también contó que realiza ejercicios de memoria a diario más allá del estudio de los papeles para teatro y televisión.
Como curiosidad, 'Clown para la vida' o 'Recitales de poesía y monólogos de humor' son algunas de las actividades que se encuentran en la red Bizan. Acerca de esa oferta referente en «envejecimiento activo» versó la mesa redonda en la que participaron Raquel Villarreal, educadora social, junto a Marixa Martínez y Tomás Orbea, colaboradores en Bizan. Lo especial del programa es que quienes se acercan a los 16 centros distribuidos en barrios pueden ser los protagonistas y proponer diferentes actividades.
Orbea, exdirector de SPRI (Agencia vasca de desarrollo empresarial) conoció los centros Bizan al apuntarse a bailes de salón en Sansomendi cuando le invitaron a dar una charla sobre desarrollo sostenible y ya ha impartido dos seminarios entre asociados. «Cuando llegamos a mayores somos ricos en experiencia», contó ante el gesto de aprobación del público. También Marixa Martínez contó su experiencia en los centros Bizan. «Justo después» de jubilarse como sanitaria se animó a participar en varios talleres. «Dejar de trabajar es una cosa, pero la vida no acaba ahí», comentó. «Tenemos esa edad maravillosa y tenemos que estar orgullosos de ella. Porque hay mucho que aportar y aprender».
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