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Agentes de la Guardia Civil acceden a una plantación 'indoor'. Pepe Marín

Marihuana de Granada, sociedad anónima

En apenas 15 años el cultivo ilegal de 'maría' se ha multiplicado exponencialmente por todos los pueblos de la provincia andaluza y atrae a decenas de organizaciones criminales que abastecen a todo el continente

María Victoria Cobo

Domingo, 30 de julio 2023, 00:16

Las primeras vinculaciones de Granada con la marihuana están asociadas a la comarca de la Alpujarra, una zona de pequeños pueblos blancos a las faldas de Sierra Nevada que ha atraído desde hace décadas a extranjeros, artistas y bohemios. En sus colinas verdes se cultivaba ' ... maría', aunque a pequeña escala, junto a comunas hippies asentadas en plena naturaleza. Pero fue en el año 2008, en plena crisis del ladrillo, cuando se empezaron a descubrir los llamados 'interiores'. Entonces eran cocheras o pequeñas habitaciones dentro de una vivienda que dejaban de usarse como residencia para dedicarlas al cultivo de cannabis. Eran todavía plantaciones rudimentarias, con enganches a la electricidad fraudulentos y un puñado de macetas que crecían sin ver la luz del sol. Esas plantas suponían un ingreso extra de unos miles de euros para familias que se habían quedado sin recursos. Se trataba de una práctica casi exótica en una ciudad de ambiente universitario que vive del tirón turístico de la Alhambra y que tiene una provincia muy dependiente del sector primario,

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Aquellos primeros 'interiores' se localizaban en algunas casas del distrito Norte, el más empobrecido de la capital granadina, pero también en puntos del cinturón metropolitano. Hoy, 15 años después, esta práctica se ha profesionalizado, hasta extenderse a toda la provincia. Antes era noticia encontrar una docena de plantas. Ahora se intervienen por miles en cada operación. Sólo entre enero y junio de este 2023 se han realizado 614 operaciones contra el cultivo de marihuana, con 128.500 plantas intervenidas y 558 detenidos en un territorio de tamaño medio, como es Granada. Y, pese a los esfuerzos policiales, lo que se incauta puede ser sólo la punta del iceberg.

Los cultivos de hierba dejan dinero ilegal en la zona, pero también han propiciado episodios violentos como tiroteos y homicidios y una mayor presencia de armas. Además, se asocian a un problema social: el de los cortes de luz que sufren de forma reiterada en el distrito Norte de Granada y en otros municipios del entorno, por la sobrecarga de los enganches ilegales.

«No hay un solo pueblo, del más grande al más pequeño, en el que no hayamos encontrado plantaciones de marihuana», explica el capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Granada. Su agenda semanal está llena de citas con cuerpos policiales de toda Europa con los que habla a menudo para buscar el rastro de las organizaciones criminales que exportan la marihuana cultivada en Granada a toda Europa. Un producto «que tiene hasta denominación de origen en países como Holanda», explica el responsable policial.

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Los polacos, los primeros

El fenómeno que empezó tímidamente en 2008 se destapó pronto como un ejercicio muy lucrativo. La obtención de semillas transgénicas, con mayor concentración de TCH -Tetrahidrocannabinol, el componente psicoactivo- mejoró muy rápido la calidad de los cultivos. «La aparición de esas semillas supuso un punto de inflexión, la calidad de las plantas que se cultivan desde entonces es muy superior», explica el capitán de Policía Judicial. «Desde 2008 a 2012, el cultivo se expande de forma exponencial», señala. De la capital se extiende al Cinturón, y el producto empieza a llamar la atención en Europa por su calidad.

De enero a junio se han realizado 614 operaciones contra el cultivo de 'maría', con 128.500 plantas intervenidas y 558 detenidos

Los polacos fueron los primeros que se instalaron en Granada para comprar a gran escala la producción de marihuana. «Empezamos a detectar gran cantidad de autocaravanas, turismos o camiones procedentes de este país europeo», explican desde la Guardia Civil. Corría el año 2015 y en las investigaciones policiales se comprobó que estos ciudadanos polacos ya no venían a la provincia de forma puntual. Empezaban a alquilar viviendas y a asentarse en Granada y en otros territorios limítrofes como Málaga, en la Costa del Sol, donde pueden llevar un tren de vida más lujoso sin llamar la atención. «En aquel momento, para Polonia la marihuana era un producto muy rentable, estaba al mismo precio que la cocaína», argumentan desde el instituto armado. Entonces se establecieron en la zona los primeros 'intermediarios' extranjeros que empiezan a contactar con los productores locales. Esas organizaciones criminales compran la producción granadina y aprovechan su infraestructura logística para ir colocando la hierba en el país europeo en el que resulte más rentable.

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Un año después se llevó a cabo una de las primeras operaciones de envergadura contra estas mafias, con colaboración internacional, la 'Operación Escota', que acabó con la detención de uno de los más importantes narcotraficantes polacos, asentado en la Costa granadina. «En nuestras investigaciones policiales hemos detectado que organizaciones criminales que se dedicaban a la cocaína, se pasan a la marihuana porque las penas son más bajas y los precios llegan a ser similares», apuntan desde la Guardia Civil. En una pedanía, Alomartes, también fue arrestado uno de los narcos más buscados de Inglaterra en aquel 2015.

Cayeron capos de organizaciones criminales procedentes de Europa del Este, de Alemania, italianos, franceses, suecos.... En junio, se desarticuló una banda que exportaba a Centroeuropa desde Guadix, en febrero otra que vendía en Holanda y Alemania, en noviembre, una banda liderada por un croata que compraba la 'maría' en Granada pero se había asentado en Marbella... «Nunca hemos tenido tanta relación con Europol y Eurojust -Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Penal- como en estos últimos años. Y la comunicación con policías europeas es constante. Normalmente nos piden ellas que sigamos a alguno de los narcotraficantes que opera en su zona, porque han detectado que vienen a comprar marihuana aquí», repasa el capitán.

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En los últimos siete u ocho años, decenas de organizaciones criminales se han establecido en la provincia andaluza, lo que ha supuesto más violencia -«son bandas muy peligrosas-, más armas, corrupción, secuestros... ¿Cuál es su modus operandi? Un intermediario viaja por las comarcas en las que se localizan los cultivos y se encarga de hacer un 'control de calidad' de los cogollos. De forma paralela, los mismos productores van ampliando sus 'negocios', destinando cada vez más casas, naves y terrenos a producir marihuana. Incluso se ha desplazado al negocio del hachís, y el plan especial del Campo de Gibraltar, que se encargaba de frenar su entrada por el Estrecho, ha incluido ya a Granada por el crecimiento exponencial del cultivo de 'maría', que atrae a decenas de organizaciones criminales extranjeras.

El tráfico de vehículos de alta gama se ha vuelto frecuente en zonas deprimidas de Granada. P. M.

«Hay edificios emblemáticos, como el llamado Hotel Luz, en la capital, en el que entramos varias veces al año, y que siempre están cultivados casi al 100%», explica el inspector del grupo 2 de Estupefacientes de la Udyco, de la Policía Nacional, que se refiere a dos bloques de nueve alturas, con 36 pisos cada uno. Apenas tres o cuatro familias viven allí todo el año; el resto de estancias se suelen utilizar para cultivar. Lo mismo ocurre en Pinos Puente, con inmuebles completos dedicados al cultivo, donde también se alquilan chalés y viviendas completas para estas producciones.

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Cultivos 'innovadores'

«Los cultivos siempre tienen enganches ilegales tanto a la luz como al agua, aunque estos últimos dan menos guerra porque no provocan cortes a los vecinos», señala el inspector. En el trabajo policial constante, su premisa es intentar que esta 'marea verde' no se extienda. Un objetivo complejo, porque «se aprovechan de edificios emplazados en zonas muy deterioradas, en las que se traspasan viviendas de protección oficial y es muy difícil encontrar al propietario o arrendatario 'oficial'», admite el oficial de la Policía Nacional.

En estos años de lucha contra el narcotráfico los agentes también han constatado que la innovación se ha asentado en las plantaciones. «Se construyen zulos bajo los edificios o excavan las cámaras de aire de los bloques para instalar plantaciones, se utilizan cada vez mecanismos más sofisticados, y se sacan las conducciones de los aires acondicionados por los alcantarillados o las chimeneas para alejarlos y que el olor no delate las plantaciones», resume el inspector de Estupefacientes. Para ocultar sus cultivos, llegan incluso a 'blindar' las ventanas de los edificios repletos de plantas con el fin de que no se detecten las sobrecargas de electricidad. «Llegan incluso a controlar las plantaciones desde el móvil, lo que les permite 'desconectar' la electricidad en cuanto saben que vamos a llegar para que no podamos rastrearlas», resume el agente.

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Según explica el inspector, en su labor diaria no sólo han detectado cultivos en zonas deprimidas. También las hay en pleno centro de Granada, en la zona 'noble'. Y se utilizan desde edificios humildes, a chalés de lujo y hasta naves industriales para instalar plantaciones. «Una de las más curiosas que hemos encontrado ocupaba dos trailers de dos camiones aparcados dentro de un pabellón industrial, que a su vez tenía dentro plantaciones de marihuana», indica. La lucha es constante, pero tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional coinciden en que este fenómeno aún no ha tocado techo.

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