Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La madre del niño de cuatro años fallecido por asfixia el pasado 23 de julio en un caserío de Azpeitia ha sido trasladada a la Unidad de Psiquiatría del Hospital Donostia, una vez recuperada de las lesiones que se infligió tras la muerte de su ... hijo. Tres semanas después del fallecimiento, la madre sigue sin ser imputada por la muerte del menor. El juzgado de Azpeitia que instruye el caso se encuentra a la espera de que la progenitora se restablezca de la presunta alteración mental que sufrió y que supuestamente le llevó a poner fin a la vida de su hijo.
La madre se encuentra ingresada en el centro donostiarra al amparo de la figura de «internamiento involuntario». Se estima, por lo tanto, que dada la situación que atraviesa no es capaz de tomar decisiones de manera consciente y voluntaria, por lo que ni siquiera estaría en condiciones de dar su consentimiento para que se lleven a cabo diversas diligencias procesales, entre ellas la toma de declaración.
Esta situación se mantendrá en tanto los médicos del Instituto de Medicina Legal de San Sebastián, junto a los que atienden a la paciente en el hospital, lo estimen oportuno.
Mientras, todo el proceso judicial que se activó tras el fallecimiento del menor se encuentra en cierta medida paralizado. De momento no se ha formulado contra la madre imputación alguna, aunque fuentes jurídicas consultadas han afirmado que la Ertzaintza y la Fiscalía lo harán en cuanto esté restablecida. Añaden que la mujer será acusada de un delito de homicidio o asesinato, independientemente de que durante el desarrollo de la instrucción se determine que en el momento de los hechos no era dueña de sus actos y se dicte en última instancia una sentencia en la que se le aplique una eximente completa, que le exoneraría de toda responsabilidad penal.
El menor fue encontrado sin vida a media tarde del pasado 23 de julio en el interior de un caserío situado junto al río Urola, en el barrio de Odria. Fue la abuela la que halló el cuerpo del pequeño en una bañera. La familiar sacó a la víctima del lugar y a continuación descubrió varias manchas de sangre en el suelo que le llevaron hasta otra dependencia situada en la planta superior de la casa, una especie de trastero, donde encontró a su hija. Esta presentaba varios cortes en muñecas y cuello que se había causado.
Al lugar se desplazaron efectivos de la comisaría de la Ertzaintza de Azkoitia así como dos ambulancias medicalizadas. El personal médico trató de reanimar al niño, pero las maniobras de resucitación no dieron resultado.
La madre también fue atendida en el mismo escenario y en cuanto se le contuvo la hemorragia fue trasladada al Hospital Universitario Donostia, donde permaneció varios días ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos.
De acuerdo a las primeras investigaciones, la madre del menor habría actuado bajo un estado de afectación mental y emocional que le habrían llevado a perder todo contacto con la realidad. Fuentes consultadas indicaron que la progenitora se encontraba en tratamiento psiquiátrico y que se había incorporado recientemente al trabajo tras un periodo de baja. También señalaron que la mañana de los hechos, la madre acudió a casa de la abuela del menor a recoger al niño que esa noche, al igual que solía hacerlo en otras ocasiones, había dormido en el domicilio de la propia abuela. La madre transmitió en aquel momento que no se encontraba bien y que no iría a trabajar. Ante aquella manifestación, la abuela le animó a que acudiera a la consulta del médico, pero ella se negó.
A primera hora de la tarde, la madre, su marido y el niño se dirigieron al caserío donde tuvo lugar el suceso. La familia ocupaba la parte norte de la vivienda, a la que había ido a residir hace dos años aproximadamente. La mayor parte de la tarde, la progenitora la pasó a solas con su hijo, si bien tanto su marido como la abuela se interesaron en diferentes momentos por su estado de salud.
El hecho que hizo saltar todas las alarmas fue una conversación que la madre del menor mantuvo con la abuela en torno a la seis de la tarde. Fue un contacto telefónico y en el mismo, la progenitora le dijo entre sollozos que le agradecía todo lo que había hecho tanto por ella como por el niño. Seguidamente, la conversación se interrumpió. Ante aquella situación, la abuela se dirigió a la casa y descubrió lo que había sucedido.
En cuanto la madre pueda prestar declaración, la autoridad judicial deberá decidir si acuerda su ingreso en un centro penitenciario ordinario o decide su traslado a la Unidad de Psiquiatría Legal de Aita Menni, que cuenta con equipamiento pionero en la atención a personas que padecen una enfermedad mental y se hallan inmersas en procedimientos penales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.