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Uno empieza a sufrir en sus tripas los efectos de una guerra que se libra a más de 3.000 kilómetros de la capital vizcaína cuando va a hacer la compra de la semana al hipermercado de su pueblo y no encuentra ni un solo ... cartón de leche entera para el desayuno de su hijo. Ocurrió ayer en establecimientos de Leioa, de Erandio y de Sestao que visitó este periódico. En algunos de estos negocios sí que había otras modalidades, como leche desnatada, semidesnatada, con calcio o sin lactosa. En otros de una cadena en concreto las existencias se agotaron ayer mismo.
La invasión de Ucrania disparó aún más el precio del combustible, que ya acumulaba una brutal escalada. Ello ha desatado una huelga de transportistas que ahora dificulta el normal abastecimiento de los supermercados, pero no solo eso. Las empresas envasadoras lo están teniendo complicado para trabajar y para distribuir el género.
El temor al desabastecimiento y el miedo a un nuevo repunte en los precios está lanzando a los consumidores a hacer acopio de productos básicos. Y están agotando unas existencias ya mermadas. La mañana del viernes fue muy fuerte en ventas y también la de ayer, aunque hubo menos clientela de la prevista porque era el día del padre y muchos pensaron que se trataba de una jornada festiva. Las existencias de varios productos desaparecieron. En algunas tiendas arrasaron, por ejemplo, con el aceite. Las cadenas limitaron hace más de dos semanas la compra del de girasol a 5 litros por cliente en hipermercados y a dos en los 'súper' por la «demanda anómala» tras la invasión del país que exporta el 60% del producto que se consume en España.
Las restricciones se han extendido al aceite refinado de semillas. Ahora mismo es muy difícil comprar cualquiera que no sea de oliva y es casi imposible adquirirlo en garrafas grandes. Pero también en las secciones de pasta, arroz y de legumbres quedaba muy poco género. Escaseaban también otros productos, como la harina, que prácticamente ha desaparecido del mapa, el pan rallado y, en algunos casos, el papel higiénico, como en los albores de la pandemia.
En un híper muy popular a las afueras de Erandio los palés de leche y de aceite estaban desangelados y había carteles en los que se advertía que por el desabastecimiento en varias referencias no se admitirían reservas hasta que se normalizase la situación. Los últimos camiones grandes con género de todo tipo llegaron el lunes, aunque ayer la secciones de frutería y carne pudieron surtirse. Pero pegan cada vez más al ojo los huecos en las baldas y en los pasillos. «La gente está comprando a lo loco y está todo arrasado». El viernes, apuntaron dos trabajadoras, despacharon a una clienta que cargaba con 100 litros de aceite de oliva y a otra con un carro lleno de carne de pollo, que también vuela de las neveras. Se notaba escasez de ciertas marcas de refrescos, de detergentes, de cereales y de café. Se había agotado el salmón ahumado y algunos productos de la sección de congelados.
Ayer, los clientes también hacían acopio de barras de pan en un establecimiento de Sestao en el que se vendieron los últimos cartones de leche de todo tipo y donde no hay aceite de girasol ni harina desde hace una semana. «La gente se lleva las cosas sin control. Por ahora hay existencias del resto de productos en el almacén central pero sigue habiendo huelga, la semana que viene lo notaremos muchísimo más», decía una empleada.
Cunde la alarma en el sector. «Ya están faltando productos no perecederos y la situación puede agravarse», apuntaron desde otro local. En el hipermercado de una cadena vasca en Leioa los enormes vacíos en los pasillos de leche se «taparon» con botellas de aceite de oliva y con packs de latas de cerveza, entre otros productos. Es una estrategia que también siguen en otros negocios, que tratan de quitar las cajas vacías o rellenar los huecos como pueden porque queda muy feo. «Sólo hemos podido comprar leche desnatada. Hay algo de aceite de girasol de la marca de la casa, pero a un precio disparado», decía fuera del recinto Fermina Domínguez, vecina del municipio.
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