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Sr. García
La jueza y la oveja 28

La jueza y la oveja 28

Una percepción personal no puede arroparse luego arrojando el cargo que se posee en el estamento judicial para amedrentar la libertad de expresión

Domingo, 21 de enero 2018, 00:58

Hace unos años, en el pueblo alavés de Lacorzana, estaba ayudando a mi hermana Raquel, de aquella pastora, a vacunar las ovejas contra la lengua azul, letal patología provocada por un virus. Como bien sabrán los que tratan con ganado menor, la forma de agarrar ... a las reses en la cuadra es por una de las patas traseras, pudiendo ya entonces volcarlas al suelo para proceder. Pues bien, la 28, la oveja más lista según ya sabía su dueña, al sentirse atrapada, en vez de asumir la situación, se revolvió con terquedad e ímpetu; chocamos las cabezas con enorme brusquedad, frente contra frente. Casi sin sentido tras el impacto y conmocionado y con mucho dolor aun habiendo pasado un par de horas desde el topetazo, me ingresaron en el hospital Santiago de Miranda de Ebro. Adormilado en la camilla de urgencias escuché a dos enfermeras que, pensando que estaba totalmente grogui, se reían al otro lado de la cortina con descaro aunque sofocando el volumen de sus risas: «Oye, pero qué hacía con la oveja? «Pues no sé, chica, todo muy raro». «Y a la oveja, ¿la han traído también?». Y ja, ja, ja. Saqué por fin un poco de fuerza y exclamé: «Las estábamos vacunando». No descorrieron la cortinilla y, supongo que algo cortadas, las sentí alejarse. Lo cierto es que no me molestó en absoluto la chanza y la posibilidad de que pensaran realmente que algo había entre la 28 y un servidor, y que el golpetazo se debía a un enfado de la oveja o a un exceso de cariño.

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