Perdiz pardilla

La perdiz moruna ocupa gran parte de la zona sur. A la perdiz griega, si bien no posee un hábitat específico, se le puede encontrar en cualquier terreno debido a repoblaciones inadecuadas. Deben evitarse las repoblaciones con esta especie, una vez que ha quedado demostrada su posibilidad de cruce con la perdiz roja. Dado lo prolífica que es la moruna, su impulso terminaría por desnaturalizar a la perdiz roja. Prácticamente desde el norte de Burgos hacia la cornisa cantábrica, las repoblaciones deben hacerse con perdiz pardilla, coexistiendo con la roja hasta donde pueda llegar ésta.

La perdiz pardilla es la especie originaria por excelencia de los terrenos montañosos norteños, por encima de los 800 metros. Presenta un color gris parduzco, con finas bandas de color castaño. Su tamaño es algo inferior al de las perdices rojas. Las puestas son de 12 a 16 huevos de color oliváceo. Aguanta hasta lo imposible agazapada, de ahí la necesidad de utilizar perro para su caza. Gusta de climas frescos, refugiándose en zonas húmedas. Su plumaje compacto le permite soportar perfectamente la lluvia. Corredora veloz, la perdiz pardilla hace el camino desde el bosque al campo a pie. Camina siempre hacia arriba, rara vez hacia abajo.

El hábitat de la perdiz pardilla se extiende por toda Europa, países escandinavos, Balcanes y Rusia, para penetrar en Asia. La pardilla tiende a ocupar los espacios que las condiciones climatológicas vedan a la perdiz roja. En febrero de 1988, Alemania impuso el criterio de librar del cultivo agrícola tierras poco productivas para destinarlas a otros fines, bosques, pastizales…