Dos horas en la cama y todavía no se ha dormido. Su cabeza no se detiene.
01.00 horas
Está nervioso. Algo le inquieta y le vienen, como todas las noches, pensamientos que le impiden relajarse y dormir.
02.10 horas
¡Biiiiip! 📱 @mai33 le ha dado a 'me gusta' a su última publicación. Coge el móvil. Escribe, pero nadie más responde.
03.00 horas
Él es Igor, tiene 20 años y aunque lleva todo el día hablando con gente se siente solo. ¿Amigos?
AUX STEP FOR JS
Los jóvenes, cada vez más conectados pero más solos
La soledad no deseada se ha convertido en un problema silencioso que afecta a cada vez más jóvenes. El 21,9% de las personas entre 16 y 24 años en España la sufren, según el Observatorio de la Soledad, y las redes sociales desempeñan un papel importante
Viven en un mundo rodeado de seguidores, de miles de conocidos. Les enseñan su día a día, les comparten sus noches de fiesta, sus últimas compras, sus viajes paradisíacos y todo lo 'foodie', 'veggie' y 'pornfood' que ingieren pero no las horas en soledad. Tampoco se atreven a exponer sus sentimientos a esa comunidad observadora que se dedica a comentar y dar ❤️ ni a confiarles sus intimidades. Pero no lo hacen ni con ellos ni con nadie. Tienen amigos, sí, pero no son sus confidentes.
La soledad no deseada en los jóvenes se ha convertido en un problema silencioso que afecta cada vez a más personas. Algunos lo cuentan y otros no. Los datos son preocupantes: el 21,9 % de jóvenes entre 16 y 24 años la sufren, según el informe 'El coste de la soledad en España' elaborado por el Observatorio de la Soledad. Y el porcentaje aumenta hasta el 40% si ampliamos la horquilla hasta los 34 años. Cuántas veces lo han sentido en un año año también es significativo. Los millennials y la generación Z son con diferencia los que más han sentido la soledad, según el estudio de la 'Percepción de la Soledad'. Un 16,5% de los jóvenes se ha sentido solo sin desearlo de manera frecuente o muy frecuente. Por el contrario, la generación del Baby Boom es la que menos sola se ha sentido con un 5,5%.
«La soledad no deseada es una experiencia emocional negativa en la que una persona no se siente satisfecha por falta de conexión social. Es una carencia de nuestra necesidad humana de compañía que puede darse porque tiene menos relación de la que le gustaría o porque las relaciones que tiene no le ofrecen el apoyo emocional que desea. Algunos jóvenes no lo expresan por miedo a ser juzgados y estigmatizados», explica la psicóloga infantil Carlota Tamayo.
Alicia, Irati, Iker, Mikel, Egoitz y Ainhoa son solo algunos nombres ficticios de los 54 jóvenes de entre 13 y 22 años a los que hemos preguntado sobre la soledad no deseada. Treinta chicas, veintidós chicos y dos personas que han preferido no revelar su género consideran que los seguidores que les indican sus redes sociales son con creces superior a su número real de amigos.
Seguidores muchos, amigos confidentes...
Cada polígono equivale a una persona
Seguidores en redes sociales
Amigos
Personas a las que acudiría si
tuviese un problema
Alicia, 20 años
Egoitz, 17 años
Mikel, 19 años
Ainhoa, 19 años
Irati, 22 años
Iker, sin edad
Seguidores muchos, amigos confidentes...
Cada polígono equivale a una persona
Seguidores en redes sociales
Amigos
Personas a las que acudiría si
tuviese un problema
Alicia, 20 años
Mikel, 19 años
Egoitz, 17 años
Ainhoa, 19 años
Irati, 22 años
Iker, sin edad
Seguidores muchos, amigos confidentes...
Cada polígono equivale a una persona
Personas a las que acudiría si tuviese un problema
Seguidores en redes
sociales
Amigos
Alicia, 20 años
Egoitz, 17 años
Mikel, 19 años
Ainhoa, 19 años
Irati, 22 años
Iker, sin edad
Seguidores muchos, amigos confidentes...
Cada polígono equivale a una persona
Seguidores en redes
sociales
Personas a las que acudiría si tuviese un problema
Amigos
Alicia, 20 años
Egoitz, 17 años
Mikel, 19 años
Ainhoa, 19 años
Iker, sin edad
Irati, 22 años
Todos son conscientes de que esa comunidad virtual que han creado y con la que comparten, algunos más que otros, contenido no son personas con las que hablarían de sus problemas más íntimos. De hecho, la mayoría asegura que de su círculo de amigos, que se reduce en 42 de los 54 casos a menos de 30 personas, solo se confesarían como mucho con cinco de ellos.
La soledad no deseada no les es un término ajeno. Muchos la han experimentado en más de una ocasión, pero la mitad no ha tenido temor de compartir su soledad con alguna persona. Y eso es importante. «Tener amigos o un círculo de confianza ayuda a cubrir la necesidad humana de pertenencia a un grupo y el sentido de conexión. Al poder hablar y compartir con alguien nuestras inquietudes, alegrías, temores o cualquier sentimiento que tengamos obtenemos una autoestima más ajustada y bienestar general. Contar con amigos de confianza nos hace sentirnos escuchados de manera activa, comprendidos y queridos», precisa Tamayo.
Esta generación Z ha nacido con el móvil en las manos 🤳, se desenvuelve de forma innata por las redes sociales, maneja programas de edición de vídeo sin formación y se entiende en ese lenguaje que mezcla emoticonos y palabras en varios idiomas. Pero también sabe bien para qué quiere usar las redes y la imagen que desea proyectar. «Entretenimiento, distracción, inspiración, cotillear, conocer gente, hablar con gente que no tengo su número ni lo necesito, informarme, ver vídeos, etc.», son solo algunas de las respuestas obtenidas.
Las redes sociales juegan un papel importante a la hora de construir la personalidad de los jóvenes. Muchos asisten a las consultas con precarias habilidades sociales porque les falta el cara a cara. «Instagram, Tik Tok o cualquier plataforma similar es un arma de doble filo. Estamos viendo que les faltan escenarios reales en los que construir relaciones sociales de calidad. Es necesario que interactúen directamente entre ellos, que compartan además la comunicación no verbal y transmitan más empatía. También tienen que surgir conflictos para que ellos pongan en marcha estrategias para su resolución. Todo esto empodera a la persona y le entrena para ser más independiente y autónomo», sostiene.
Igor forma parte del 22,91% de personas en el Estado que cuando más solo se siente es durante el día
Igor forma parte del 22,91% de personas en el Estado que cuando más solo se siente es durante el día
Igor forma parte del 22,91% de personas en el Estado que cuando más solo se siente es durante el día
Igor forma parte del 22,91% de personas en el Estado que cuando más solo se siente es durante el día
La soledad que han experimentado los jóvenes encuestados en algún momento no es un fenómeno aislado. Le ocurre a cada vez más personas. De hecho, según el Observatorio de la Soledad, después de la franja de los 16 a los 24 los siguientes que más padecen este sentimiento son las personas entre 25 y 34 años. El porcentaje se reduce entre 65 y 74 años, pero vuelve a subir hasta el 12,2% entre las personas de más de 75 años.
Prevalencia de la soledad no deseada por edad
Datos en porcentaje (%) en España
21,9%
16,5%
13,2%
12,1%
16-24 años
12,4%
25-34
35-44
7,8%
12,2%
45-54
55-64
65-74
75 y más
Prevalencia de la soledad no deseada por edad
Datos en porcentaje (%) en España
21,9%
16,5%
13,2%
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16-24 años
12,4%
25-34
35-44
7,8%
12,2%
45-54
55-64
65-74
75 y más
Prevalencia de la soledad no deseada por edad
Datos en porcentaje (%) en España
Edad
21,9%
16-24
16,5%
25-34
35-44
13,2%
45-54
12,1%
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55-64
65-74
7,8%
75 y más
12,2%
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Prevalencia de la soledad no deseada por edad
Datos en porcentaje (%) en España
Edad
21,9%
16-24
25-34
16,5%
35-44
13,2%
45-54
12,1%
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65-74
<75
12,2%
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5
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«Algunos se sienten desconectados y aislados socialmente, otros tienen dificultades para hacer y mantener amistades o experimentan apatía, cambios en la alimentación y sueño, conducta variable, pérdida de energía y motivación o inestabilidad emocional. En el momento que el sentimiento de soledad se sostiene a medio y largo plazo se pueden ver reflejadas consecuencias emocionales y psicosociales de mayor gravedad: ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), consumo de alcohol y drogas, aislamiento social, mayor riesgo de suicidio. Sentirnos sin apoyo emocional y social influye directamente en nuestra autoestima y motivación».
Mientras pasan tiempo compartiendo el lado bonito de su vida, aceptan retos como los de BeReal de hacer una foto con su cámara delantera y trasera y exponer lo que están haciendo, en su mente o cuerpo, «en ocasiones especiales, por la noche o durante todo el día», pueden estar sucediendo otras cosas.
Aunque la soledad es un sentimiento subjetivo que la mayoría de las personas experimentan en algún momento de sus vidas, cuando este se agudiza y perdura en el tiempo puede llegar a tener un gran impacto. Por eso es importante que el entorno esté atendo a las señales que el joven puede estar manifestand y sepa cómo actuar.
Señales de alarma:
Pautas de acompañamiento familiar:
-Comunicación asertiva diaria
-No disfruta por las actividades que antes sí
-Crear y facilitar un entorno de seguridad
-Evita el contacto social y gran parte de su tiempo lo pasa solo
-Reforzar al joven en sus puntos fuertes
-Poca comunicación
-Coordinarse con el colegio para intervenir juntos
-Rostro triste
-Crear un espacio de reflexión para la búsqueda
de soluciones a los problemas. No decidir por
ellos, más bien acompañarles en la toma de
decisiones para fomentar su autonomía
-No disfruta de las actividades cuando antes sí lo hacía
-No tiene reacciones
positivas
-Apoyar al joven en sus intereses
Señales de alarma:
Pautas de acompañamiento familiar:
-Comunicación asertiva diaria
-No disfruta por las actividades que antes sí
-Crear y facilitar un entorno de seguridad
-Evita el contacto social y gran parte de su tiempo lo pasa solo
-Reforzar al joven en sus puntos fuertes
-Poca comunicación
-Coordinarse con el colegio para intervenir juntos
-Rostro triste
-Crear un espacio de reflexión para la búsqueda
de soluciones a los problemas. No decidir por
ellos, más bien acompañarles en la toma de
decisiones para fomentar su autonomía
-No disfruta de las actividades cuando antes sí lo hacía
-No tiene reacciones
positivas
-Apoyar al joven en sus intereses
Señales de alarma:
-No disfruta por las actividades que antes sí
-Evita el contacto social y gran parte de su tiempo lo pasa solo
-Poca comunicación
-Rostro triste
-No disfruta de las actividades cuando antes sí lo hacía
-No tiene reacciones positivas
Pautas de acompañamiento familiar:
-Comunicación asertiva diaria
-Crear y facilitar un entorno de seguridad
-Reforzar al joven en sus puntos fuertes
-Coordinarse con el colegio para intervenir juntos
-Crear un espacio de reflexión para la búsqueda de soluciones a los problemas. No decidir por ellos, más bien acompañarles en la toma de decisiones para fomentar su autonomía
-Apoyar al joven en sus intereses
21,9%
Señales de alarma:
21,9%
-No disfruta por las actividades que antes sí
16,5%
13,2%
-Evita el contacto social y gran parte de su tiempo lo pasa solo
-Poca comunicación
-Rostro triste
-No disfruta de las actividades cuando antes sí lo hacía
-No tiene reacciones
positivas
Pautas de acompañamiento familiar:
-Comunicación asertiva diaria
-Crear y facilitar un entorno de seguridad
-Reforzar al joven en sus puntos fuertes
-Coordinarse con el colegio para intervenir juntos
-Crear un espacio de reflexión para la búsqueda de soluciones a los problemas. No decidir por ellos, más bien acompañarles en la toma de decisiones para fomentar su autonomía
-Apoyar al joven en sus intereses
Porque, entre otras consecuencias, la soledad no deseada repercute de forma negativa en el estado anímico, en la satisfacción de las necesidades vitales, en la relación con el entorno y en la calidad de vida en general. Es, de hecho, un importante factor de riesgo para la salud física y psicológica.
En este sentido, Tamayo detalla que «se pueden ver reflejadas consecuencias emocionales y psicosociales de mayor gravedad como ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), consumo de alcohol y drogas, aislamiento social, mayor riesgo de suicidio. Sentirnos sin apoyo emocional y social influye directamente en nuestra autoestima y motivación». En los jóvenes también puede tener un impacto negativo en el rendimiento académico y en el desarrollo personal y social de los jóvenes. «Algunos se sienten desconectados y aislados socialmente, otros tienen dificultades para hacer y mantener amistades o experimentan apatía, cambios en la alimentación y sueño, conducta variable, pérdida de energía y motivación o inestabilidad emocional».
Créditos
En el desarrollo visual de este artículo han participado Sara I. Belled y Gorka Sánchez
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