«O paras de grabar o te mato, maricón», le espetaron a Samuel antes de la paliza mortal

La Policía Nacional lleva 48 horas visionando las cámaras próximas al número 2 de la avenida de Buenos Aires para determinar la identidad de los participantes en la agresión, al tiempo que interroga a testigos –entre ellos las amigas de la víctima– y a sospechosos, entre los que ya estaría identificado el hombre que dio el primer puñetazo a este auxiliar de enfermería. Pero, ayer por la noche, aún no había detenciones, que, sin embargo, se producirán pronto, según avanzó el ministro del Interior. Fernando Grande-Marlaska explicó, no obstante, que la investigación todavía no ha podido desvelar el móvil que desató la agresión mortal. Están abiertas todas las hipótesis, incluida la homofobia, añadió.

Las tres ministras de Unidas Podemos, encabezadas por la titular de Derechos Sociales, Ione Belarra, hablaron de un delito homófobo, pese a las dudas. Como ya hiciera el BNG, culparon de esta violencia a quienes se dedican a extender este «discurso de odio», en referencia a Vox, que anunció acciones legales contra Juan Carlos Monedero por vincularlo con el asesinato.

Organizaciones LGTBI de todo el país celebraron actos de solidaridad con Samuel y de rechazo de las agresiones homófobas. Bilbao secundó la convocatoria con una concentración en la plaza del Teatro Arriaga bajo el lema 'La homofobia nos mata'. En Madrid, la manifestación concluyó con enfrentamientos con la Policía Nacional cuando los antidisturbios intentaron desalojar de la vía pública a los manifestantes.

El padre del fallecido acudió ayer al lugar de la mortal paliza en La Coruña y pegó en la acera una cartulina con una carta manuscrita de agradecimiento a la Policía y a los miles de coruñeses y españoles que habían querido enviarle su apoyo y solidaridad.

En el texto, que pronto se vio rodeado de flores y velas colocadas por los ciudadanos, esta familia destrozada por el crimen lamentaba que «nos quitaron la única luz que iluminaba nuestra vida», pero al tiempo deseaba que «nunca más llegue a ocurrir otro día tan negro como el que estamos viviendo». El mensaje concluía con una rotunda exigencia: «No a la violencia».