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Durante años, antes del Guggenheim y con permiso del Puente de San Antón, era la estampa más recurrente de Bilbao. La imagen de perfil en ... un tiempo donde las postales hacían el trabajo de las redes sociales. Contaban cómo estabas, mostrando el lugar en el que te encontrabas. De ahí que haya tanta fotografía en sepia de este gigante. Hablamos del Mercado de la Ribera. El que nació como una bilbainada y hoy, este sábado 16 de noviembre de 2024, es protagonista de otra. Porque es el día en que ha alcanzado la cifra de 50.000 pedidos online. Algo que otros sueñan con lograr. Solo el mercado de la Paz de Madrid puede rivalizar con él. Y lo han logrado en un tiempo récord. Cuatro años. Todo empezó poco antes de la pandemia.
«Existía en otros lugares y en 2018 estábamos estudiando cómo implantarlo». Quien pone voz a esta historia es Asier Beato. Regenta un puesto muy popular donde el aroma a pan lo invade todo. Pero como le gusta meterse en harinas, nunca mejor dicho, es Presidente del Mercado de la Ribera y, por aquello del arrojo botxero, también es Presidente de METRAE, la Confederación de Mercados Tradicionales de España. Y sabe muy bien cómo está el panorama. La cosa va bien, pese a las zozobras de la economía y este loco mundo. Pero no queda otra que reinventarse cada día. Esa fue la razón de crear la venta online. La pandemia fue la excusa definitiva. Eran tiempos nunca antes vividos y urgía cambiar el paso. De esa forma surgió la idea de llevar a casa los pedidos de la clientela. Habilitaron un correo electrónico de urgencia y la noticia voló por todo Bilbao. Fueron miles los pedidos. 400 eran de clientes fijos. Gente de la que, muchas veces, no veían la cara. La transacción se efectuaba por bizum o transferencia y dejaban la compra en la puerta. Luego, cuando todo pasó, se conocieron en persona. Pero eso fue ayer.
El nuevo sistema nació en octubre de 2020. Hoy la compra tiene que ver más por comodidad, que por no poder acudir al mercado. Los mayores pedidos son los relacionados con la fruta. A lo tonto, un kilo de plátanos, otro de naranjas y un melón pesan lo suyo y es incómodo de llevar. Pero también el pescado fresco es muy demandado. De hecho hay clientes que hacen el pedido diario, pero se pasan por los puestos para comprar cosas más llevaderas o de capricho de última hora. Y quien opta por recorrer el mercado a primera hora y realizar luego el pedido vía online. Ahora todo está más profesionalizado. Ya no son los propios comerciantes, como pasaba en la pandemia, quienes llevan los pedidos. Sino unos profesionales destinados a tal efecto. Aunque el precio es el mismo que si lo compramos en el puesto, más cinco euros por el traslado, sea cual sea el número de productos. Cuentan con orgullo que nunca fallan y su éxito esta siendo tan comentado como el famoso récord Guinness anterior, que llevaba retranca.
Siempre se ha dicho que el de la Ribera era el mercado de Abastos bajo techo más grande de Europa. Pero la mayoría desconoce la segunda parte. Cuando llegaron los del famoso libro de los récord confesaron que determinar si era el más grande suponía medir todos los mercados del viejo continente. Y no tenían ganas ni cuerpo para ello. Así que optaron por un examen más sencillo. El de quién tenía el más completo. Y en eso ganó el de la Ribera. Por entonces eran tres las plantas. Ahora son dos y cuentan con 50 puestos. Pero les basta y sobra para lograr la mencionada bilbainada. No olvidemos la envergadura y población de nuestra villa que dista mucho de otras multitudinarias capitales. De ahí que sorprendan más estas cifras nacidas del empeño por seguir adelante en un tiempo donde las grandes multinacionales dominan el planeta. Este es un humilde homenaje a los comercios de toda la vida y a los puestos de mercado de abastos heredados a lo largo de varias generaciones. Porque esa labor es ir contracorriente y pelear con ese progreso que nos venden como futuro y es regalo envenenado donde nada hay auténtico y todo es prefabricado. Ver que resiste lo de siempre emociona.
Por eso, ahora, cuando bajen por el Puente de San Antón, el de la Ribera, el de la Merced o el del Arenal recuerden que hay otro más. El que une el siglo XIX con el XXI y más allá. No tiene forma de puente, sino de mercado. Que no será el más grande de Europa, pero sí el más valiente.
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