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No tienen una bandera, pero pertenecen a todas. No compiten en ninguna prueba, pero dominan la totalidad de ellas. De hecho, podrían colgarse más medallas ... que El Cigala, pero los mamones del COI consideran que competir desde el sofá no vale. Una injusticia. El deporte en general está sobrevalorado. Y el de los juegos olímpicos aún más. Al menos así piensa esa gente que cada cuatro años tiene los santos bemoles de minusvalorar a quien se ha dejado la piel y el alma en prepararse para la cita de los aros. Para esa gente no lograr metal viene a ser un fracaso absoluto. Por eso creo que debería existir un medallero paralelo. O si lo prefieren, un medallero para lelos. En plural y sin género. Porque hay listos, listas y listes. Una situación que nos anima a elaborar un listado al respecto. Para que no se diga, empiezo por un servidor que merecería la medalla al inocente reiterativo. Sigue creyendo que hay personas con buen fondo y las impresentables son excepción. Lo mismo me dan el oro al más iluso. Mientras espero los laureles en el podio les ofrezco la lista de los otros medallistas.
Medalla a la realización: Opina de la ceremonia como si fuera Orson Welles. Que no digo que no puedan decir si les gusta o no, de eso se trata, pero que escuchemos a alguien que no ha sacado una foto en su vida que las cámaras estaban mal puestas en el Sena...
Medalla al cenizo: Dice que su país no va a ganar nada y casi le molesta que lo haga. El oro al cenizo se lo lleva quien piensa que las medallas han sido en deportes poco importantes. Creía solo que era cosa de España, pero otras naciones y estados también tienen sus cenizos.
Medalla al gafe: Puede ser en tiro con arco, escalada deportiva o vela. Pasa por delante de la tele, dice que va a ganar un atleta de su país y pierde de cien veces cien.
Medalla al 'a mi plin': No les gustan los Juegos ni los entienden. Y, por si hay dudas, se pasan el día recordándotelo, considerando que somos unos simples, como si nos importara su opinión.
Medalla al veleta: Decía que Nadal y Alcaraz iban a arrasar. Pero nada más ser eliminados ya tachaba su participación de error mayúsculo. Porque «se veía venir».
Medalla al Coubertin: No se pierde una prueba, ni una disciplina. Y nos relata la última hora del tenis de mesa y del ciclismo en pista, mientras aguarda a la emisión en diferido de la escalada deportiva.
Medalla al despistado: Confunde disciplinas y países. Ve la prueba de esgrima y aplaude al rival creyendo que es el representante de su país. Todavía se está preguntando cuándo y en qué disciplina compite Zidane. Porque si llevó la antorcha...
Medalla al estresado: No da abasto. La radio por aquí, la tele por allá y el ordenador con las portadas de los periódicos por acullá. No sea que se pierda algo.
Medalla al reivindicativo torpe: Para mostrar su indignación por la no presencia del Fútbol Sala en los JJOO pone como ejemplo otra disciplina que para él sobra. La de Gimnasia Rítmica. En mujeres lleva existiendo en los Juegos desde 1928 y cualquiera que lo intenta sabe que es extremadamente difícil. Mucho más que chutar un balón. Y lo dice alguien que adora ese deporte y desearía que fuera olímpico. Pero hay ejemplos más acertados.
Medalla a las microchorradas: analizan el vestuario, los gestos y los detalles nimios para buscar motivos para el debate de lo políticamente correcto o incorrecto.
Medalla al juez de barra: Es como el de silla, pero acodado en la barra de un bar y ante la tele.
Medalla al cansino: Ojo que aquí hay varias categorías.
- Cansino político: según la nacionalidad del atleta y la ideología del mismo sacará pecho por la medalla o la considerará un caso más de corrupción deportiva y política.
- Cansino de género: que se subdivide en dos. Quienes consideran que las pruebas femeninas son asunto menor y dignas de crítica constante y quienes proclaman que cada medalla de una mujer es una ocasión perfecta para hablar de la lucha contra el heteropatriarcado.
- Cansino multi-opinador: Se entera de que hay una polémica en el boxeo femenino relacionado con la identidad de género y los cromosomas y te casca una disertación, en contra o a favor, con la misma facilidad que se mete una caña entre pecho y espalda. Y con la misma reflexión previa.
- Cansino expansivo: todo le parece mal. Desde el espectáculo del Sena hasta la ceremonia de cierre aunque todavía no se haya visto. Las de Barcelona 92 le parecieron una mierda en su día y ahora proclama que fueron las mejores.
Medalla al dedo rápido y la cabeza lenta: en eso hay hordas. Es esa gente que escribe, mejor dicho vomita, en ese océano llamado Twitter, ahora X, las mayores estupideces y barbaridades sobre esos seres humanos que participan en los Juegos. Y luego dicen de las ratas que pululan por las alcantarillas de París. Como si no hubiera de dos patas. No quiero imaginar lo que tiene que ser esperar cuatro años para jugártela todo a una opción, a veces en un puñado de segundos, y que te traten como a una alpargata vieja. No hace falta que critiquemos a los organizadores de los Juegos por invitar a ese o a aquél país o por obviar conflictos bélicos. Que también. Pero basta con abrir los ojos y los oídos para comprobar que no habría medallas para tanto bocachancla con mala baba.
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