La noche que dispararon a JR
El malo tiene un atractivo que sobrevive al tiempo
Jon Uriarte
Sábado, 20 de julio 2024, 00:53
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Jon Uriarte
Sábado, 20 de julio 2024, 00:53
«¡Arbitro, pita el final que empieza Dallas!». Todavía recuerdo al tipo que gritó esa frase. Lo que no tengo tan claro es el año. ... Solo que estaba a punto de terminar la temporada y que aquél partido era entre semana y estaba ganando el Athletic desde la primera parte. De ahí el arrebato. Veía que no llegaba a casa a la hora prevista. Y JR era JR. Explicar ahora a las nuevas generaciones quién era aquél malvado personaje es como intentar que vean Tiburón de Spielberg sin que se mofen de que es un muñeco. Cada cosa tiene su época. Además ahora los malos son tan brutales que aquél personaje parecería un simple empresario con mala baba. Pero el 17 de julio de 1982 todo se paró. Porque esa noche vimos cómo mataban a JR.
Cinco días después de que dispararan a Donald Trump, se cumplían 42 años de la emisión en España del capítulo en el que hicieron lo mismo con el personaje más famoso de los 80. Solo superado quizá, por el malvado Falconetti de 'Hombre rico, hombre pobre' y por Ángela Channing que llegaría poco después con sus viñedos y 'Falcon Crest'. En EE UU ya le habían disparado antes, entonces las series tardaban mucho en llegar, pero como no había Internet ni redes nadie nos advirtió. Total que el susto fue mayúsculo. Sobre todo al ser el capítulo que cerraba la temporada. Fue todo tan confuso que hay quien sostiene que no era julio sino agosto. Tampoco es algo raro porque 'Verano Azul' se estrenó en otoño y hay quien jura por las barbas de Chanquete que fue en julio, haciendo honor al título. Pero no discutamos por fechas. Hablemos del hecho. De cómo, por ser el más perverso de la tele, era el más admirado.
Siempre ha sido así. La psicología apunta a la «Satisfacción vicaria». O, pasado a limpio, a la «Satisfacción a través de terceros». Porque, aquí viene lo incómodo, sus acciones son violentas y despiadadas, tal y como nos gustaría hacerlas, en el fondo de nuestro ser. Otro apuntan a algo menos inquietante. Son más interesantes. Punto. De la misma forma que contemplar un accidente en la carretera puede provocar morbo, los seres malvados generan interés. Aunque los despreciemos. Una cosa es la ética y la moral y otra la curiosidad. Por eso el Jocker es un personaje más complejo y atractivo que el héroe protagonista Batman. El propio Conan Doyle confesaba tener un mayor interés por Moriarty que por el gran Holmes. Y lo mismo sucede con Hannibal Lecter. Que se meriende a gente como quien toma un pintxo es algo secundario. Y también está pasando más allá de las pantallas y las novelas. Viendo los comentarios en ciertos medios y en las redes, Carvajal es más admirado por sus burlas al rival, su tarjeta roja, su actitud con el árbitro y su desdén ante el Presidente de su país, que por el pedazo jugador que es. Y lo digo yo, que soy del Athletic a muerte y me sigo acordando de sus muertos por la criminal entrada con la que lesionó a Yuri. Pongo este ejemplo, pero hay más. Sobre todo en política. Se llevan los malotes. Antes y ahora. Personajes que dicen y hacen cosas que no son las correctas. Y, precisamente por eso, atraen. Lo que nos lleva a Donald Trump.
Hace unos días descubrí que tengo un pariente en EE UU. Su abuelo y mi bisabuelo eran hermanos. Es un congresista demócrata de origen vasco. No daré más pistas. Nos conocimos el día anterior al atentado contra Trump. Obviamente hablamos de las elecciones de su país. Y coincidimos en que los líderes que muestran el lado más duro y despiadado son muy peligrosos. Porque resultan atractivos a demasiada gente. Y por todas partes, tanto en la derecha como en la izquierda. Vienen a ser esa marioneta que aparece con un garrote y golpea a todos y que hace reír al niño pequeño que llevamos dentro. Por eso, que se parara nuestro mundo cuando dispararon contra JR es algo normal. Por un lado lo odiábamos. Pero por otro nos atraía. Eso es lo que da pavor. Que el lado perverso resulta más atractivo. Sea en la pantalla o en el día a día. Y así nos va. Que el mundo haya estado y esté en manos de gente mala que podría ser el personaje perverso de una serie de los 80 no es casualidad. Porque JR no murió. Ni en la serie, ni en la vida. Sigue presente. Y hay mucha gente que no se contenta con verlos por la tele. Les votan.
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