

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Parecía una escena de la serie MASH. Había dejado matemáticas y latín para septiembre y tocaba ir al colegio la última semana de agosto. La ... puerta principal estaba cerrada, así que entré por secretaría. Una de las mujeres que reinaban tras el mostrador que hacía funciones de recepción y centralita, me soltó: «No hay clases. Deja los libros aquí y sal al patio a ayudar». Perplejo, recorrí el edificio hasta llegar al cemento gris sobre el que jugábamos. No había balones, sino helicópteros y camiones del ejército. Habían pasado dos días desde la riada que había arrancado el viernes. Pero el drama solo acababa de empezar. Sucedió en 1983 y parece que nada hemos aprendido, ni hay esfuerzos por hacerlo.
Como usted llevo cabreo con esta DANA que se ha cobrado, hasta ahora, 222 fallecidos. No hay forma de que concreten la cifra. Cosa que no se entiende. Y al final serán algunos más. Pero el enfado no es solo con los ineptos que estuvieron y están en los puestos clave. Merecen cárcel y punto. El resto es gastar saliva. Pero también estoy enfadado con quienes no han empleado ni un segundo en mirar hacia tragedias anteriores. Solo así podríamos avanzar. Ha pasado un mes y el lodo sigue incrustado en calles y mensajes. Muchas acusaciones, pocas soluciones. Y eso que hay quienes podrían contar a los afectados cómo se logra salir de este drama. Empezando por el debate de quien lidera. En nuestra riada de 1983 fue, por mucho que se ponga medallas Felipe González, asumida por el lehendakari Carlos Garaikoetxea que, eso sí, pidió la presencia inmediata del Ejército. Llegaron en 24 horas. La UME no existía. La mesa de crisis se ubicó en la Diputación de Gipuzkoa. En Bizkaia las comunicaciones eran complicadas. Pasadas las horas se trasladó a Bilbao. Hubo otra en Madrid, con Rafael Vera al frente, y no presenciamos el caos visto ahora. Ojo, eran los años del plomo. Pues 48 horas después, tras sobrevolar el territorio afectado de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa, el Rey Juan Carlos, guiado por el lehendakari y junto a la Reina Sofía, recorrió las zonas dañadas. Y no hubo follón.
La oposición liderada por Fraga, pese a las tiranteces previas, alabó la coordinación y visitó la zona. Felicitó más al Gobierno autonómico que al central, pero no lanzó más críticas contra González. Salvo que él hubiera mandado más militares. Los datos hablan de 8.000. Soldados que estaban haciendo la mili en Bizkaia y en territorios cercanos. El que llevaba el camión que nos tocó era conocido como 'El canario'. Repartíamos agua en bolsas. Lo que me lleva a la discusión entre dos altos cargos en esta DANA sobre si es mejor hervir el agua del grifo o beber solo la embotellada. En 1983 ya lo teníamos claro. Por eso llevábamos las bolsas, no había botellas, a los lugares incomunicados. En cuanto a infecciones y enfermedades nos ponían la antitetánica y quienes sufrían cortes eran trasladados al hospital o a una clínica. En mi caso a la Cruz Roja. No fue fácil los primeros días. Servidor, a falta de sanitarios, tuvo que poner alguna inyección. Pero salimos adelante. Así que, dicho esto, hablemos de los cuerpos policiales.
La Ertzaintza acababa de nacer y contaba con pocos efectivos. La veíamos por las calles trabajando con la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Policía Municipal y Protección Civil. Solo vi un altercado. Una discusión entre un militar y un policía nacional. Tenía razón el primero. Pero nada más. Se vivieron, no lo podemos negar, rifirrafes entre representantes políticos. Unos destacaban la labor de la Ertzaintza y omitían la de la Guardia Civil y los otros hacían lo contrario. Pero pasados los días el consejero de Interior Retolaza, del PNV, manifestó su profundo respeto hacia la Benemérita y los agentes que habían perdido su vida en Llodio, intentando ayudar a la población. Por otro lado el socialista Ramón Jauregui subrayó la coordinación entre Autonomía y Estado. En cuanto a la colaboración ciudadana Robles, alcalde de Bilbao, proclamó en el Senado su agradecimiento «al pueblo español por la solidaridad demostrada». Damos fe de ello. Llegó de todo y desde todas partes. Si no me creen repasen la hemeroteca. Así también sabrán lo que se hizo en materia económica. Aprobaron un recargo en el IRPF vasco para la reconstrucción. En cuanto a los seguros, quienes vivieron lo de 1983 aconsejan a los de 2024 que se asesoren, recurran a abogados y se armen de paciencia. La vuelta a la normalidad en las Siete Calles, por ejemplo, llegó ocho meses después. Y algún comercio desapareció, entonces o con el paso del tiempo, herido de muerte por las aguas.
No fue maravillosa la reacción. Hubo fallos en el 83. Se contabilizaron 34 muertos, hay quien apunta 36, pero el nivel de reacción estuvo muy por encima de lo visto en Valencia. A falta de móviles las radios fueron las mensajeras y los megáfonos el único sistema para dar la alarma. Recuerdo a un coche policial realizando dicha labor. Por eso tengo la sensación de que 41 años después hemos ido a peor. Hay más tecnología, pero había más verdad en aquél megáfono que en todo lo que leemos, vemos y escuchamos hoy. Cuando contemplo las imágenes de la DANA pienso en aquél patio que parecía el campamento de MASH. Me apena que en Valencia no sea igual. Porque siendo duro y triste, no fue el caótico, cruel y vergonzoso Apocalypse Now que está sufriendo esa pobre gente.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.