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El abogado del diablo
El Piscolabis

El abogado del diablo

Defender a un monstruo puede ser un deber, pero nunca un placer

Viernes, 20 de septiembre 2024, 23:19

Una voz se elevó por encima de las demás. «¡Cerdo violador!», gritó la mujer. No era familia de la víctima. Ni siquiera amiga. Simplemente una ciudadana asqueada tras descubrir que en su localidad vive un monstruo que, durante años, sedó a su mujer para que ... fuera violada por más de 70 degenerados. Nunca he entendido a esa gente que, no teniendo nada que ver con el caso y por mucha repulsa que provoque, se planta en la puerta del juzgado para insultar o, si se tercia, golpear tanto al acusado como al coche policial que lo lleva. Viene a ser un Fuenteovejuna cutre, primitivo e inútil. Pero puedo entender a quien lo vea diferente. Como aquella señora. En cambio lo que jamás lograré digerir es lo que sucedió después. Uno de los 50 acusados que están siendo juzgados, tras escuchar que alguien le llamaba cerdo violador, lejos de avergonzarse o callar miró hacia la espontánea y le gritó«. Espera que me suelten y te violo a ti». Imagino que tras leerlo sentirán lo mismo que yo. Indignación, asco y rabia. Pero lo que vino después fue peor. Un periodista allí presente se dirigió a la abogada del tipejo aludiendo a la barbaridad que acababa de soltar su cliente. Y ella, con una media sonrisa y sorprendente retranca, sentenció. «Es que ella se lo ha buscado». Ahí queda eso. Y es el detalle y motivo que da pie a nuestro Piscolabis de hoy. Hablemos de los abogados del diablo.

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