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Ruth Rodero
Burgos
Viernes, 30 de agosto 2024, 08:26
Hasta en cuatro ocasiones acudió Laura a las urgencias del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y del Divino Valles «sin que le hiciesen ninguna prueba» a pesar de que cada día que pasaba su estado de salud empeoraba. Finalmente, y presa de la desesperación, acudió ... por su cuenta al hospital de Cruces y allí fue «ingresada una semana».
Esta es la denuncia que hace Laura, una burgalesa que lamenta que en su ciudad no se le ofreciera la asistencia sanitaria que necesitaba. «Me fui a Bilbao porque veía que me estaba muriendo y aquí no me hacían nada», explica.
Todo comenzó hace dos meses, con la aparición de unas ampollas en una de sus manos y en la zona genital. «Fui a urgencias un sábado, me miraron y me dijeron que era una reacción alérgica. Me pincharon un urbasón y me dieron una crema para las ampollas», relata. Sin embargo, lejos de ir a mejor, al día siguiente «las ampollas estaban por los brazos, piernas, glúteos…».
«Como el día anterior pasé cinco horas en la sala de espera decidí ir al Divino Valles en vez de al HUBU pensando que sería más rápido», continúa. Del centro de atención continuada esta burgalesa salió otro diagnóstico: sarna. «Me explicaron que había una plaga de sarna por Burgos, pero no me hicieron ningún tipo de prueba a pesar de que le dije que me encontraba fatal», lamenta.
Con este nuevo diagnóstico, Laura salió del centro médico con un nuevo tratamiento: otra crema para echarse por todo el cuerpo. Pero la situación tampoco mejoró. Al despertarse a la mañana siguiente, la lengua y la garganta estaban hinchadas y «no podía tragar ni comer».
Viendo esta situación optó por acercarse a la consulta de su doctora de atención primaria. Allí, su médica le dijo «que pensaba que no era sarna». «Me hizo unas fotos para pasárselas a dermatología para ver qué nos decían. Me advirtió, eso sí, que tardaban tres o cuatro días en contestar», continúa explicando la paciente.
A la jornada siguiente, martes, después de pasar «una noche fatal» y pensar que se «ahogaba en la cama», Laura volvió a las urgencias del HUBU. «Les pedí que no me tuvieran de nuevo cinco horas esperando, que me encontraba muy mal, pero me tuvieron cuatro horas y media allí. La sala se llenaba y se vaciaba y yo seguía esperando. No era algo subjetivo, las lesiones se me veían, tenía ampollas por todo el cuerpo. Pero como vieron que el domingo me diagnosticaron sarna cuando me atendieron, me respondieron que la sarna era así», recuerda.
Laura insistió en que su doctora de atención primaria «pensaba que podía ser varicela u otra cosa». «Les pregunté si me podían hacer una analítica para comprobar lo que mi doctora sospechaba, pero me contestaron que con la sarna se pasa muy mal y que lo tenía que pasar», asegura.
Ante su insistencia, otro doctor volvió a reconocerla. «Mirándome las manos solamente» confirmó el diagnóstico de sarna. «Le dije que había visto que además del tratamiento de la crema había otro tratamiento oral.... Lo desconocía, pero lo miró para comprobar que era cierto y me recetó este tratamiento», indica.
«Me estaban empezando a salir ampollas en los oídos, pero nadie me los miró, porque como era sarna me miraban desde la puerta», lamenta. «Estuve el miércoles en mi casa fatal y el jueves por cuarta vez volví a urgencias», relata.
«Fui implorando, llorando, que me hicieran alguna prueba, que me hicieran una analítica», recuerda. «A modo favor me hicieron la analítica y me dijeron que estaba todo bien. Le pregunté que qué hacía con las ampollas, que se me estaban empezando a romper por la mano, y la respuesta fue que me echara crema hidratante. Toda la que considerase. Me consiguió, eso sí, cita con dermatología para el jueves siguiente, una semana después», denuncia.
El viernes, un día después, las ampollas se extendieron a la planta de los pies, lo que la impedía caminar. «Me salieron incluso por debajo de las uñas, tenía el cuerpo lleno de ampollas», prosigue explicando. «A nadie le llamó la atención que yo llevara cinco días sin comer porque no podía tragar. Les dije que creía que tenía ampollas en la lengua, pero nadie me miró».
El viernes, aprovechando que tiene «familia en Bilbao», Laura no se lo pensó dos veces. «Nada más dar mis datos me pasaron a triaje y en una hora me estaban haciendo todo tipo de pruebas y me ingresaron de urgencia», sostiene. «Allí he estado una semana, me han visto ocho dermatólogos y un otorrino que me miró la garganta, donde también tenía ampollas que me impedían comer. También las tenía en el oído. Ingresé un viernes en Cruces y el domingo me hinché como un sapo. Estaba tan mal que vinieron cinco médicos de la UVI para valorar si me ingresaban allí o me dejaban en la habitación», expone Laura.
Finalmente, le pusieron una medicación con la que mejoró y no fue necesario cambiar de planta. «Así he estado una semana ingresada, con mi marido con la tienda cerrada porque estaba conmigo, mi hija con mi hermana en Burgos…», lamenta.
Tras el ingreso hospitalario, Laura ha vuelto a Burgos con una certeza: «No he tenido sarna en ningún momento. Me hicieron una biopsia en Bilbao y en principio es una dermatitis pustulosa. No saben si ha sido un brote esporádico o si me puede volver a pasar».
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