El coronavirus ha acelerado procesos de transformación que ya estaban en marcha y ha forzado nuevas costumbres que posiblemente perdurarán cuando acabe la pandemia. «Puede que el teletrabajo lleve a que los empresarios que antes hacían dos visitas a la semana ahora hagan una sola ... », vaticina Álvaro Díaz, presidente de la asociación hotelera Destino Bilbao. Pero está convencido de que «aparecerán otras necesidades de alojamiento».
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Esa digitalización que el virus ha acelerado se siente sobre todo en el comercio. «No importa tanto si compras 'online' o en tienda como dónde compras», explica Estíbaliz Tello, presidenta de Euskomer. «Si vas a la web de la tienda del barrio, los impuestos se quedan aquí y estás ayudando a que los hijos del vecino vayan a la escuela, no como en las grandes plataformas», subraya.
En el sector turístico muchos también temen que perdure la degradación del servicio que los protocolos para evitar el contacto han provocado en aerolíneas y hoteles, pero Díaz está convencido de que no será así. «Todavía no tenemos el desayuno buffet de antes, pero ya nos vamos acercando con productos llamativos. De algunas cosas aprenderemos y quedarán, pero la calidad del servicio es indispensable», asegura.
A Pedro Campo, presidente de CECOBI, le preocupa que el de hoy sea un paso en falso: «Hemos aprendido que primero es la salud, y luego viene lo demás». Convivir con el virus no favorece la economía, y es una estrategia que «deja muchos muertos por el camino».
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