Llaman a 7.500 parados para darles un trabajo de hostelería en Cantabria y solo acuden 70

Según explicó ayer la directora general de la asociación hostelera, Bárbara Gutiérrez, la iniciativa surgió del interés del colectivo porque no se repita este verano el déficit de personal con el que el gremio tuvo que lidiar la temporada pasada.

Por una parte «contactamos con la Consejería de Industria, que nos ayudó a organizarlo», y, por otra, «hablamos con el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y con el Servicio Cántabro de Empleo (Emcan), que se encargó de contactar con todas las personas, más de 7.500, demandantes de empleo relacionado con la hostelería en Cantabria», detalla Gutiérrez, que subraya que a todos ellos, sin excepción, se les envió un SMS a su teléfono invitándoles a acudir a esa cita tan importante.

Además, «contactamos con nuestros asociados para que enviasen ofertas de empleo reales incluyendo las condiciones laborales, ya sabe, sueldos, horarios..., e, incluso, les pedimos a todos que estuvieran presentes ese día porque nos pareció importante que fueran ellos mismos quienes entrevistasen a los demandantes de empleo».

Organizado en el Hotel Santemar, el encuentro congregó a alrededor de cincuenta hosteleros –«en representación de empresas de prestigio en esta región como el Grupo Astuy, el Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo, el Grupo Los Pasiegos, Restaurante El Puerto, Sardinero Hoteles, Restaurante El Palacio de Mijares o el propio Hotel Santemar», enumera Bárbara Gutiérrez– que llevaron 120 ofertas para trabajar de camarero, ayudante de camarero, cocinero, ayudante de cocina o camarera de piso. Algunas, revela la directora, muy tentadoras. «Una ofrecía 1.800 euros para trabajar en un bar como camarero, otra 2.200 para trabajar como cocinero en un restaurante...», recuerda la directiva, decepcionada con la respuesta de los desempleados.

«Se presentaron unos setenta», calcula Gutiérrez, a quien tan deprimente número, que no representa ni al 1% de los citados, le hace sospechar que hay personas, más de las que pensaba, «a las que es necesario quitarles esa idea de que las condiciones para trabajar en el sector hostelero son leoninas porque ha quedado probado que eso no es así. En esta asociación no representamos a los empresarios que no ofrecen a sus empleados unas condiciones dignas de trabajo», dice Gutiérrez, que recuerda que la hostelería aporta a Cantabria más del 13% de su Producto Interior Bruto (PIB).

Esa sensación de frustración que la falta de respuesta a la iniciativa produjo en la directiva no fue menor entre los empresarios que acudieron al acto.

«Yo me presenté allí con catorce ofertas de empleo, diez para trabajar en el hotel de Isla y cuatro para hacerlo en el restaurante de Santoña», dice Emérito Astuy, propietario del Grupo Astuy, que solo entrevistó a tres demandantes de empleo que le cuestionaron el desplazamiento a Isla, le pidieron alojarse en su hotel y le preguntaron si podían hacer el turno corrido porque el partido no les venía bien a ninguno. «¿Y para qué quiero yo a cuatro camareros entre el servicio de comida y el servicio de cena?», se cuestionaba el empresario, que ha llegado a despachar a aspirantes «que te dicen que ellos no trabajan los fines de semana», que es cuando más trabajo hay en un hotel o en un restaurante. «Frustrado» y «decepcionado», aunque en absoluto sorprendido «porque esto ya se veía venir», Astuy cree que no se trata de cobrar poco o de trabajar mucho. «Aquí de lo que se trata es de que nos estamos cargando cultura del esfuerzo», asegura con coraje. «Algunos tienen muy pocas ganas de trabajar, esa es la realidad. La gente prefiere cobrar sin trabajar que salir a ganarse un sueldo trabajando porque la hemos hecho creer que eso es lo bueno», defiende el hostelero cántabro, que no es de esos que se muerden la lengua.

Del otro lado se deja caer obviamente el responsable de hostelería de UGT, Javier González, que aceptando que las ofertas presentadas en ese encuentro «cumplen con las condiciones» piensa que no es este el denominador común sino el contrario, «la proliferación de ofertas de trabajo en las que las condiciones salariales y laborales no son aceptables ni resultan atractivas para los trabajadores».

Y en un término más bien neutro se expresó al respecto la directora del Servicio Cántabro de Empleo (Emcan), Lucía Serrano, que después de aclarar que su departamento llegó a contactar «con 2.000 desempleados de Santander y, a continuación, con otros 5.500 del resto de Cantabria», prefirió abrazar lo positivo de una iniciativa que «iremos mejorando» y que, subrayó, ha servido «para firmar algunos contratos». Todavía no se sabe exactamente cuantos, «pero si son treinta o cuarenta es un avance», se felicitó Serrano.