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Dengue, malaria, chikungunya, zika o mal de Chagas... Son enfermedades originarias de otros continentes, pero que ya están asentadas en el País Vasco, así como en el resto de Europa. Las infecciones van y vienen de la mano del turismo internacional, de las expediciones ... comerciales, de la inmigración o de los cooperantes de las ONGs. No hay más que mirar las estadísticas.
El catálogo 'Enfermedades de Declaración Obligatoria' -un listado de patologías que se consideran de gran importancia para la salud pública y, por tanto, los médicos deben comunicar cada caso- ha ido variando desde 1995, año en el que se constituyó en España la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. La introducción de nuevas dolencias se explica por la presencia más que significativa de 'males' que hasta hace no tanto parecían exóticos.
Josune Goikoetxea es la responsable de la consulta de Medicina Tropical del hospital de Cruces, una especialidad dentro de la unidad de Infecciosas. «El aumento de las enfermedades importadas obedece al incremento del número de viajeros a zonas como el Sudeste asiático, Centroamérica y Sudamérica y África subsahariana. En los últimos años -explica- en esas zonas hay brotes de infecciones que se transmiten por picaduras de mosquitos y que afectan a millones de personas».
Y de esas latitudes hasta Euskadi que, según el balance de 2017, registra cada año más de 300 casos de pacientes con enfermedades tropicales o con patologías que aquí ya se creían erradicadas o controladas, pero que renacen por el fenómeno de la globalización. En el primer grupo, destacan los 50 casos de paludismo o malaria, cuando hace una década eran menos de la mitad. Se trata de una infección causada por parásitos que se transmiten por la picadura de mosquitos y que afecta más a personas de raza blanca.
«Puede ser grave y ocasionar incluso la muerte del paciente», explica la experta. Añade que la probabilidad de adquirirla «puede disminuir mucho, no al cien por cien, si además de las medidas antimosquitos, se toma un tratamiento farmacológico profiláctico». «En el aumento del número de casos que hemos visto en el último año, casi todos los pacientes no habían hecho la profilaxis», advierte. La explicación a esta conducta puede ser que buena parte de los casos de malaria se corresponden con ciudadanos africanos que, después de años en Europa, pierden la inmunidad cuando viajan a sus países de vacaciones.
En 2004, el mosquito tigre llegó a España. Se detectó por vez primera en Sant Cugat del Vallés (Barcelona) y, después de extenderse por la costa levantina, ya está en la cornisa cantábrica, incluido Euskadi. Este insecto -su nombre científico es 'Aedes albopictus'- es un transmisor eficaz de los virus del zika, dengue y de la fiebre de chikungunya. Respecto al zika, del que se empezó a hablar en España en 2016, el registro del Departamento vasco de Salud recoge 27 casos en los dos últimos años, todos importados desde Latinoamérica. «El problema es cuando se trata de una mujer embarazada porque puede producir malformaciones en los fetos, como es la microcefalia».
En el mismo período, los médicos vascos han diagnosticado trece casos de dengue, una enfermedad parecida a la gripe para la que no hay tratamiento específico. Los afectados son personas que habían viajado a Asia. Además, han visto doce casos de la fiebre de chikungunya en personas originarias de Latinoamérica. Se trata de una dolencia descrita por primera vez en Tanzania en 1952, que provoca fuertes dolores articulares.
Para ninguna de estas patologías de origen tropical hay vacunas. «La única forma de prevenirlas es utilizar medidas antimosquitos, como cubrirse con ropa y rociarse con repelentes con DEET». Y tampoco hay tratamiento específico si se contraen, «salvo hidratación, analgésicos y antitérmicos». «De todas formas, en su inmensa mayoría son infecciones leves», apunta Josune Goikoetxea en clave tranquilizadora.
En las consultas de Medicina Tropical se ve mucho el mal de Chagas, una infección endémica en Latinoamérica y asociada a la pobreza. De hecho, la inmensa mayoría de los afectados son originarios de Bolivia. Se trata de patología parasitaria provocada por la picadura de un chinche. En el 70% de los casos no produce afectación a los órganos, pero en un 30% tiene consecuencias en el corazón, en el tubo digestivo y puede producir la muerte. Se trata con dos fármacos, pero no tiene cura.
Además de las enfermedades importadas, la globalización explica también el 'renacimiento' de patologías que se creían muy controladas. En este apartado, el colectivo de inmigrantes subsaharianos padece enfermedades, casi erradicadas aquí, pero muy frecuentes en sus países. Es el caso de la tuberculosis, que cada año encabeza la estadística con más de doscientos afectados.
Las fiebres tifoideas también entran en este grupo, aunque a gran distancia, con menos de diez casos en dos años. Sin embargo, la disentería (shigelosis) registra del orden de cuarenta pacientes.
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