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A.M.
Lunes, 24 de marzo 2025, 13:38
El horario de verano entrará en funcionamiento en España este domingo 30 de marzo. A las dos de la madrugada serán las tres y con ello ganaremos más horas de luz diurnas, aunque esa noche dormiremos menos y como consecuencia lo notaremos durante el día. Habrá que hacer el movimiento a la inversa el 26 de octubre para entrar en el horario de invierno.
España lleva con esta tradición desde hace más de un siglo y así continuará como mínimo hasta 2026, última fecha publicada por el BOE para los cambios de horarios. ¿Significa que a partir de 2027 se unificarán los horarios? No. Simplemente el BOE informa de las nuevas fechas cada cuatro años. El próximo documento oficial está al caer porque a pesar de que hubo una primera intención para eliminar los cambios de horarios, ese proyecto se ha quedado en el limbo.
La Comisión de expertos del Gobierno concluyó en 2019 que no era aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no existiese un consenso compartido y una difusión práctica a la ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta. Y en este sentido tampoco se han dado novedades. La última vez que el CIS preguntó por ello en 2019, el 62,5% de los encuestados defendieron acabar para siempre con el cambio de hora, y un 65% de ellos escogería el horario de verano para vivir de forma permanente a diferencia de los expertos consultados por el Gobierno en aquel momento. Pero aquello quedó en suspenso por falta de acuerdos entre los gobiernos de la UE.
Así que los cambios de hora seguirán siendo una realidad en España. Pero, ¿cómo afecta a nuestra salud? Según un informe de investigadores de las universidades de Carolina del Norte, Carolina del Sur, Bautista de California, Manitoba (en Canadá) y la de Ciencias Aplicadas de Berna (Suiza), los cambios de horario de otoño y verano son perjudiciales para la salud y tienen que desaparecer. La gente, según cuentan, duerme menos y peor, se alimenta de una manera más insana y deja de acudir con regularidad o definitivamente a gimnasios y centros de fitness.
Los autores del informe examinaron datos de las redes sociales referidos a las conductas de los consumidores tras el cambio de hora en marzo y concluyeron que el consumo de calorías procedentes de refrigerios en su mayoría poco saludables aumenta después de esta fecha. La somnolencia causada por el retraso horario perjudica, según advierten, al autocontrol de la ingesta y «conduce a un comportamiento de consumo menos saludable».
La asistencia a gimnasios también cae en verano, especialmente entre los usuarios que se ven obligados a desplazarse para asistir a las sesiones. Las ausencias crecen de manera proporcional con la distancia que separa el recinto deportivo de la vivienda de los gimnastas. Cuanto más lejos, más faltas.
Como punto final, los investigadores recomiendan hacer todo lo posible por autocontrolarse y evitar aprovisionarse de aperitivos y tentempiés. Si no se tienen en casa patatas fritas, chucherías y otros picoteos, no se comen, concluyen.
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