Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ramón Muñiz y Gloria Pomarada
Covadonga
Lunes, 31 de julio 2023, 12:49
Grave accidente en la carretera de acceso a los Lagos de Covadonga tras despeñarse un autobús que transportaba, según la Guardia Civil, 49 personas, una veintena de ellos niños. El siniestro se ha producido por encima del tramo del mirador de la Reina (en la ... carretera CO-4). El vehículo se dirigía hacia el Parque Nacional de los Picos de Europa. Afortunadamente no hay que lamentar fallecidos, pero siete personas están heridas graves. Cuatro de los heridos más graves han sido trasladados en helicóptero al HUCA y al Hospital de Arriondas, según ha comunicado la Guardia Civil, mientras que tres fueron trasladados a los centros hospitalarios en UVIs móviles. Además, decenas de pasajeros han resultado heridos de diversa consideración.
Venían de Austria, País Vasco, Madrid, Aragón, Andalucía y otras latitudes en busca del Paraíso Natural. Querían conocer uno de sus emblemas, donde la naturaleza y la historia mejor se funden y asombran. Habían pagado los nueve euros del billete para adultos y los 3,5 para los menores de 12 años antes de subirse a uno de los autobuses que Alsa tiene en la línea Cangas de Onís-Los Lagos. El vehículo pasó la ITV el 8 de marzo y una última revisión el 3 de julio.
Al volante estaba B., uno de los veteranos de esa ruta, con 21 años de experiencia en el oficio y un saber como para haber formado a otros compañeros en los secretos de la CO-4, carretera de 12,76 kilómetros que se las trae. Sus curvas y contracurvas, sus rampas hacen que «en muy pocos puntos puedas pasar de los 40 kilómetros por hora», reconoce uno de los taxistas que la recorren a diario. «Da impresión las primeras cien veces que la haces», completa otro.
El autobús había dejado atrás el mirador de la Reina y una zona brumosa. Se internó en una recta, de las que los conductores tienen señalada para permitir el cruce en condiciones de seguridad. Los profesionales de Alsa llevan teléfonos satelitales para tener siempre cobertura y poder coordinar la maniobra llegado el caso. Lucía el sol a rabiar y les quedaban poco más de dos kilómetros de recorrido cuando, minutos antes de las 12 del mediodía el conductor se detuvo para dejar pasar a otro vehículo, según coincidieron varios viajeros. De repente, lo imprevisto.
El autobús perdió estabilidad y volcó hacia su derecha. Dio dos vueltas de campana zarandeando a su pasaje hasta quedar tumbado sobre un costado, en una zona de cotoyas. Iban a bordo el conductor y 48 viajeros, diez de ellos menores. Ellos y una desgracia que tuvo su parte de suerte. El lugar del accidente tiene pendiente suave, no el precipicio que acompaña parte de la subida.
Antonio Cuesta iba por detrás del autobús, conduciendo uno de los vehículos de Taxitur, con ocho viajeros. Por la emisora supo que estaban cerca del suceso y no lo dudaron. Al divisar el lugar echaron pie a tierra y sin pensar en su seguridad trataron de ayudar. Otros conductores les siguieron en esos primeros momentos. Tras superar las zarzas lo que encontró le removió. «La gente gritaba como loca, había mucho impotencia por no saber lo que había ocurrido», contaba horas después. Conocía a B., del que se deshacía en elogios y preocupación. «Fue el que peor parte llevó. Me quedé con él una hora». Al herido de mayor gravedad le comía la preocupación. «Me decía que cómo estaba la gente y yo le respondía que tranquilo, tranquilo, que había sido un susto». Cuesta hizo lo que había que hacer. «Me decía 'Toni, ayúdame, sácame de aquí' pero yo le respondía que no lo podía mover».
A las 11.55 el aviso entró en el 112 y los peores temores empezaron a movilizar helicópteros, ambulancias, Guardia Civil, Policía Local de Cangas de Onís. Más de un centenar de profesionales se desplegaron en un operativo de rescate espoleado por el recuerdo de las tragedias pasadas. Hubo sanitarios que estaban en la playa y acudieron a sus puestos a echar un cable. Se sabía que había niños en el autobús y que la zona era de complicado acceso.
«Por la orografía las primeras informaciones apuntaban a que podía haber sido un accidente mucho más grave», indicó Alberto Aguilera, teniente coronel de la Guardia Civil, jefe de Operaciones de la Comandancia. Se movilizó a la unidad de montaña «por si hubiera que hacer un rescate en condiciones difíciles y al helicóptero». La aeronave fue vital para localizar bien la zona de actuación y evacuó a alguno de los heridos.
La CO-4 quedó cortada desde el acceso de Covadonga para facilitar todo el operativo. Desde la base hasta el lugar de rescate median unos 20 minutos de recorrido en condiciones normales. Por encima más de 1.500 personas que habían subido a disfrutar de los Lagos hubieron de alargar la jornada a la espera de que fueran evacuados las víctimas.
La montaña se convirtió así en un trasiego de ambulancias, UVIs móviles, personal de Trasinsa subiendo y bajando con escolta de la Guardia Civil, facultativos decidiendo sobre la marcha a quién urgía sacar antes al hospital y a cuál. Taxistas que ofrecieron sus asientos para desalojar a quien autorizaran los sanitarios. Pastores que acudieron a preguntar si podían echar un cable. Hosteleros de la zona que también pusieron sus negocios al servicio de las víctimas.
Fueron cuatro horas de esfuerzo colectivo. A media tarde la nueva vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo, daba el parte. «Seis personas se encuentran en estado grave con pronóstico reservado, otras seis revisten menor gravedad y hay 37 heridos leves», cifró. En ese momento ya se habían dado 19 altas. Los diez menores que iban en el autobús tienen entre ocho meses y 13 años y se encuentran en el grupo de los heridos leves. Llamedo reconoció que las primeras informaciones le habían «encogido el corazón» y que también ella pensó que la tragedia iba a terminar con un peor balance.
«Hay personas que creen en los milagros. Otras no. Pero en mi opinión hoy La Santina obró uno inmenso», valoraría luego el presidente del Principado, Adrián Barbón. «Podía haber sido una auténtica tragedia y no fue así».
Pasaban las 16.00 horas cuando ya, con la última víctima fuera de la zona de conflicto, los agentes empezaron a regular el dispositivo de evacuación para los turistas que habían quedado sitiados en los Lagos. Alsa fletó una veintena de autobuses de refuerzo para sacar a un contingente entre los que hubo quien se mostró remiso a confiar en el transporte público.
La montaña y el susto imponen. De que las cosas volvieran a la normalidad en la carretera se encargaron los especialistas de Grúas 2000. Acudieron con dos grúas autopropulsadas de 30 y 45 toneladas de potencia nominal, con brazos extensibles de hasta 30 metros para rescatar el autobús. Su destino es quedar en un almacén para que los peritos certifiquen qué falló.
«Milagro» ante la tragedia evitada. Fue la palabra más repetida ayer entre quienes presenciaban el resultado de un accidente que pudo haberse tornado en tragedia. La repetían efectivos de seguridad e incluso se oyó entre políticos en las conversaciones agitadas que a lo largo de la mañana se extendieron por un punto que los pastores conocen como El Espinu. Allí, entre el punto kilométrico 7 y 8 de la carretera CO-4 que sube a los Lagos de Covadonga se produjo el vuelco del autobús del plan de transporte, con 49 personas a bordo y el conductor.
Lo cierto es que la fortuna jugó a favor, desde el punto de la caída hasta la pequeña explanada que se abre bajo la carretera y en la que quedó el autocar. Pero ante todo fue el trabajo coordinado de las decenas de efectivos desplegados en el lugar del accidente el que contribuyó al positivo desenlace.
Los primeros en llegar al siniestro fueron los agentes de la Policía Local de Cangas de Onís que durante los veranos prestan servicio en el santuario de Covadonga. Junto a ellos subió en un primer momento la ambulancia que también permanece durante la temporada alta en el Real Sitio. Con el paso de los minutos comenzó el despliegue de bomberos, Guardia Civil, sanitarios, más ambulancias y helicópteros. También ganaderos cuyas reses pastan en extensivo en temporada estival en la Montaña de Covadonga. «El bus al cruzarse con otro metió la rueda», explicaban sin perder de vista el bus. Como buenos conocedores de la carretera, saben que el cruce de dos vehículos es un momento crítico, especialmente para el que sube. El que ayer acabó en siniestro se produjo en un tramo sin pretil y con una calzada de unos cinco metros. Se da la circunstancia además de que la plataforma de asfalto se eleva, tras los sucesivos arreglos, varios centímetros por encima del terreno que hace de cuneta.
Mientras el trajín de ambulancias se hacía más intenso, los heridos menos leves aguardaban por su turno en las laderas o la misma carretera. «Siento mucho dolor», explicaba uno de ellos a un sanitario, mientras que otros viajeros sostenían el gotero y una sábana para evitar el impacto directo de un sol ayer radiante en los Picos. «Me cuesta que entre el aire al respirar », describía otro. «Cayó en el sitio menos malo de toda la carretera», confesaba a escasa distancia uno de los agentes, con evidente alivio. Finalizado el operativo de evacuación de los heridos, por delante quedaba aún bajar a los 1.500 viajeros que habían accedido a los Lagos antes del accidente. Esa tarea finalizó a las 20.30, cuando descendió el último de los buses previstos del día. Pese a que el plan de transporte se suspendió tras el siniestro, fue necesario ese servicio final por si algún montañero siguiese en los Lagos y no tuviese noticia del corte.
A continuación arrancaba otra de las maniobras más complejas, la de extraer el bus. Para ello fue necesaria la participación de dos grúas autopropulsadas y un remolcador de una empresa de Avilés, con experiencia en los Lagos por haber actuado con anterioridad en casos de avería. Cayó la noche mientras las tareas se completaban, ya con el bus de nuevo en la carretera para emprender el camino de vuelta.
El motivo por el que un autobús se despeñó esta mañana en la subida a los Lagos de Covadonga sigue siendo una incógnita. El vehículo, que llevaba a 48 personas, tiene toda la documentación y revisiones en regla y su conductor cuenta con 21 años de experiencia. La compañía propietaria del vehículo, Alsa, ha asegurado que se trata de un conductor habitual de la ruta y que había realizado sus descanso reglamentarios los pasados días 25 y 26 de julio.
Añade la compañía que el autobús estaba equipado con cinturones de seguridad, cuenta con toda la documentación y revisiones en regla, con la última revisión superada este 3 de julio y la ITV el 8 de marzo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.