La contaminación por plástico de los océanos es uno de los grandes problemas medioambientales del planeta. Se trata de un veneno que desluce las playas y emponzoña la pesca, introduciendo este elemento tóxico derivado del petróleo en la cadena trófica y alimenticia humana. Pero, ¿de ... quién es la basura que flota en los mares? La polución no entiende de fronteras. Una botella de refresco que nada en el Golfo de Bizkaia puede proceder de Argentina o viceversa. Las corrientes marinas y el viento remueven esta enorme sopa de residuos que nadie se ha preocupado en décadas de limpiar. En este contexto, hay algunas administraciones y países que están empezando a tomar cartas en el asunto para sanear sus costas y sus aguas territoriales.
Publicidad
En realidad, la basura marina nos pertenece a todos y ha llegado el momento de tomar medidas. Ese es el espíritu que guía las iniciativas que el Gobierno vasco está dispuesto a llevar a cabo en los próximos años para empezar a revertir la situación que afecta al litoral de Euskadi. Su viceconsejera de Medio Ambiente, Amaia Barredo, anunció ayer que la Administración autonómica adoptará un papel activo en la limpieza del mar Cantábrico de aquí en adelante. Incluso apuntó que la limpieza del mar se incorporará a la estrategia establecida en el plan de residuos 2030 que recientemente presentó el Gabinete de Iñigo Urkullu.
Barredo subrayó que el Ejecutivo invertirá e incentivará la «pesca» de plástico, su traslado a puerto, su selección y su valorización. Y que lo hará desde la colaboración con el sector privado y también con el voluntariado. La viceconsejera hizo estas declaraciones en el transcurso de las jornadas Ecofish, organizadas por el Centro Tecnológico MIK de Mondragon Unibertsitatea, una entidad que ha estudiado esta problemática y que ha identificado trece iniciativas que podrían contribuir a limpiar el Golfo de Bizkaia, además de generar riqueza y empleo. «Se trata de hacer de la necesidad virtud», explicó Eduardo Castellanos, responsable del MIK.
Para la viceconsejera, el objetivo es «implicar a la sociedad civil en la búsqueda de soluciones para paliar la contaminación marina y fluvial, alineados con el resto de medidas que Euskadi está tomando de cara a que la recuperación y reutilización de los residuos ya existentes en el medio marino sea una actividad atractiva como modelo de negocio y generadora de empresas y empleo». Para lograr este objetivo se va a monitorizar la basura existente y se van a implementar sistemas de recogida y valorización. Solo en el Golfo de Bizkaia hay 59.000 elementos plásticos flotando por cada kilómetro cuadrado.
Publicidad
El estudio desarrollado por la Universidad de Mondragon, en el que han participado medio centenar de empresas vascas, ha dado paso a trece proyectos relacionados con la recuperación de plástico en el mar. Son iniciativas en las que ya se trabaja porque resultan viables técnica y económicamente. En Ecofish se habló ayer de estas propuestas de manera genérica. No se dieron datos concretos, porque son ideas empresariales que están en desarrollo y que se convertirán en realidad a comienzos de 2022.
El primer ámbito en el que ya se aplican es el de la identificación y localización de la basura marina. En esta línea van a tener especial importancia (y varios de los proyectos están relacionados con ello) los medios de vigilancia a distancia. La idea es utilizar drones, tanto aéreos como marinos, para conocer dónde están y por dónde se mueven las masas de residuos plásticos. «Existe tecnología madura que nos permite monitorizar su evolución», explica Eduardo Castellanos. La contaminación del Golfo de Bizkaia alcanza un nivel «medio», según se dijo en Ecofish. «En la mitad de las muestras recogidas se hallan microplásticos», agregaron.
Publicidad
Los arrantzales tendrán un papel protagonista en la lucha contra los plásticos que flotan a la deriva en el Cantábrico. Al menos, el Gobierno vasco quiere implicarles en el combate contra la polución que causa daños en los caladeros que frecuentan sus barcos. A la espera de que se concreten políticas fiscales de incentivo u otro tipo de herramientas legislativas, el grupo liderado por la Universidad de Mondragon trabaja ya en la construcción de papeleras gigantes flotantes para que los pescadores puedan depositar aquellos residuos que recogen.
Los arrantzales arrastran mucha basura con sus redes y no siempre pueden devolverla a puerto. La idea que se abre camino es gestionar una especie de contenedores que puedan almacenar los residuos y que sean los propios profesionales los que los devuelvan a tierra para su vaciado. Es una experiencia que ya se desarrolla en el norte de Europa y que se conoce con el nombre de Ocean Clean Up. Para los ríos, se perfila una novedosa solución ecológica que consiste en generar un torrente de burbujas capaz de sacar a flote los plásticos y desplazarlos a las orillas (Great Bubble Barrier).
Publicidad
Selec
Uno de los grandes problemas del reciclaje de plástico es que resulta muy costoso ordenar el material recogido. «Aunque parezcan todos iguales, hay más de 20 tipos de polímeros», ilustra Eduardo Castellanos, de la Universidad de Mondragon. «Uno de los caballos de batalla es, precisamente, hacer una buena selección y separación para poder valorizar después el esfuerzo ya realizado con la identificación, localización y recogida», añade.
En la actualidad, las plantas de reciclado de plástico disponen de sistemas que clasifican en función de la densidad, el peso y el tamaño de los envases. También se utilizan elementos eléctricos para clasificar según las propiedades del polímero. Uno de los problemas del plástico que cae al mar es que contiene mucha sal o está deteriorado por la acidez. Por este motivo, las herramientas convencionales no sirven para su clasificación. Pero se empiezan a vislumbrar soluciones a este problema. Una de ellas es el empleo de inteligencia artificial en los robots que escogen los plásticos. Se les puede 'educar' para que mejoren su trabajo. Otra herramienta que está dando resultados prometedores es la espectrometría de masas, técnica que permite conocer las moléculas de un material.
Publicidad
Suena a ciencia ficción, pero es una tecnología que está ya entre nosotros. Lo único que falta es poder reproducirla a gran escala. Se trata de unas 'superenzimas' capaces de devorar el plástico «a una velocidad increíble», apunta el experto Eduardo Castellanos. La 'Ideonella sakaiensis' fue descubierta por investigadores japoneses en 2016. Los científicos nipones se percataron de que había restos de plásticos del tipo PET descomponiéndose en una planta de reciclaje y decidieron averiguar qué tipo de bacteria estaba logrando un proceso así.
Cada año se fabrican en el mundo 50 millones de toneladas de plástico PET y estas enzimas están consideradas como una gran esperanza. El estudio elaborado por Mondragon Unibertsitatea pretende impulsar su empleo en Euskadi bajo licencia para darle un uso 'digestivo' y eliminar toneladas de plástico. «Ahora se está buscando la manera de poder reproducirlas a nivel industrial, de forma que seamos capaces de establecer plantas específicas de destrucción de plástico». Castellanos no duda de que en el futuro habrá 'granjas' de enzimas destructoras de PET.
Noticia Patrocinada
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.