Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
terry basterra
Viernes, 5 de julio 2019, 00:50
La contaminación se ha disparado en Euskadi. En el último año con datos oficiales, el de 2017, la emisión de gases de efecto invernadero aumentó un 5,5%, lo que nos devuelve a unos valores que no se veían desde 2012. Los veinte millones ... de toneladas de CO2 que soltó Euskadi a la atmósfera la sitúan en el vagón de cabeza de las comunidades autónomas menos limpias del Estado. Si trasladamos estos datos a pie de calle, por habitante se expulsaron 9,2 toneladas de dióxido de carbono, cifra por encima de la media europea y de la española. Una cantidad que equivale por cabeza a nueve viajes en coche de Bilbao a Pekín.
La situación «preocupa» en el Gobierno vasco. Lo reconoce el consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda, Iñaki Arriola. Para atacar el problema se trabaja en varios ámbitos y uno de ellos tiene a las ciudades y al tráfico, causante de un tercio de las emisiones en Euskadi, como protagonistas. El Ejecutivo de Urkullu y el Ayuntamiento de Bilbao han elaborado un estudio que identifica los principales aspectos a solucionar para mejorar la calidad del aire en la capital vizcaína. Uno de ellos es acabar con las aglomeraciones cerca de los colegios. ¿Cómo? Limitando su tránsito y eliminando los semáforos junto a los centros educativos que obligan a los vehículos a detenerse a unos metros de los patios con el motor encendido.
Esta es solo una de las medidas de un documento que se dará a conocer en próximas fechas y que, según avanzó ayer a este diario Elena Moreno, viceconsejera de Medio Ambiente, «se quiere extrapolar a otras ciudades vascas». Otra actuación similar es la que se plantea para los pequeños atascos que se dan a la entrada de los aparcamientos públicos. Y quizá una de las más llamativas es la de restringir el acceso de los vehículos a las capitales a partir de 2025, fecha que dio la dirigente vasca el pasado marzo.
El trabajo conjunto entre el Ayuntamiento y el Gobierno relaciona la movilidad viaria con la calidad del aire y persigue «diseñar nuevos flujos del tráfico»; esto es sacar los vehículos de las zonas en los que mayor efecto negativo tienen sus emisiones sobre la población -la Sociedad de Neumología calcula que en España mueren al año 10.000 personas por la contaminación atmosférica- y desviarlos por otros lugares. Hasta que esto sea una realidad, Moreno avanza que habrá que ir aplicando distintas medidas. Algunas de ellas ya están en marcha, como la limitación de velocidad a un máximo de 30 kilómetros por hora un gran número de calles de la villa.
«Habrá que regular el tráfico máximo que puede soportar una localidad y tendremos que tomar decisiones impopulares que están dando buenos resultados en otras ciudades», advierte Moreno. Entre las medidas a analizar está la de restringir el acceso de vehículos al centro de las ciudades, medida que con diferentes variantes aplica París -prohíbe circular a los coches más contaminantes- y ha hecho Madrid hasta el cambio de gobierno municipal; o implantar peajes, algo que ya se hace en Londres y que se recoge en el Plan de Movilidad Urbana de Bilbao, elaborado por la Concejalía de Tráfico en 2017, pero descartado entonces por el alcalde Juan Mari Aburto. Lo que sí tiene claro la viceconsejera es que habrá que hacer un mayor uso del transporte público y «tirar de zapatillas, porque vivimos en ciudades en las que se llega muy bien andando a los sitios».
El incremento de las emisiones en Euskadi en el último año se debe a tres motivos. Al del tráfico ya mencionado se suma el sector energético. Durante 2017 se redujo la producción de electricidad de fuentes hidráulicas -fue un año de sequía- y hubo que generarla mediante el carbón para compensar ese déficit. Aunque es energía que se obtiene fuera del País Vasco, se consume aquí, y por tanto sus emisiones se contabilizan en el territorio.
La tercera pata es la industrial. Las empresas desprenden a la atmósfera el 20% del CO2 de Euskadi y la reactivación económica ha llevado aparejada una mayor contaminación. Las grandes compañías siderúrgicas, cementeras y papeleras tienen sus emisiones controladas. No así las pymes, que representan el grueso del tejido industrial vasco.
9,2 toneladas de CO2 emitimos cada vasco a la atmósfera. La media europea por habitante es de 8,4 y la española, de 6,9.
Causa Al tráfico se ha sumado la generación de energía gracias al carbón y el aumento de la actividad industrial de las pymes.
Efectos 10.000 personas mueren al año en España por la contaminación del aire.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.