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Las películas americanas nos han advertido en varias ocasiones de que dejar solos en casa a los hijos adolescentes puede acabar en una macrofiesta. Lo que ni el director más imaginativo idearía jamás es que quien prepare semejante desfase sea... ¡el gato! Pero no es necesario irse hasta Estados Unidos para encontrar una trama tan rocambolesca. Ha ocurrido este verano en Lugo.
Los vecinos de un bloque de pisos se vieron obligados a llamar a la Policía de madrugada porque era imposible conciliar el sueño. El responsable era un vecino que había montado una fiesta con la música a tope. O al menos eso era lo que ellos pensaban. Cuando los uniformados se personaron en el domicilio en cuestión, comprobaron que en la casa no había nadie. El único que estaba participando en el jolgorio era un gato, que se había quedado solo y, al parecer, con ganas de marcha.
Al día siguiente, los agentes pudieron localizar por teléfono al inquilino de la casa que tenía el volumen de la música al máximo. Les explicó que estaba fuera de la ciudad, por lo que pensaron que el equipo se podía haber encendido solo. Pero cuando los uniformados le contaron el motivo de su llamada, el dueño del gato aclaró que el felino tenía la costumbre de encender el aparato de música y girar la ruleta del volumen con su patita. El varón regresó a casa lo antes posible y comprobó que, efectivamente, su amigo 'dj' no necesita ayuda para montar una buena fiesta.
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