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amaia chico
Lunes, 10 de junio 2019, 00:23
La atención a este lado de la muga a los avances en la nueva línea ferroviaria que acogerá la alta velocidad es máxima. ¿Pero cómo está el tramo entre Hendaya y Burdeos? ¿Qué pasará con el TAV cuando cruce la frontera y continúe por el ... corredor atlántico hacia Europa? Francia también trabaja en la mejora de su infraestructura, aunque sin la presión de tener que construir una nueva vía ya que su red ferroviaria ya es de ancho UIC, el exigido para la alta velocidad. Por esa razón, el Gobierno galo ha «pospuesto» de momento esa opción, aunque desde el Ejecutivo vasco aseguran que «no puede descartarla» del todo dado que «hablamos de un corredor prioritario» para Europa. Mientras se activa esa nueva plataforma, en el corto y medio plazo los gestores y operadores ferroviarios franceses se centran en rehabilitar y adaptar la vía actual en el tramo más próximo a Euskadi.
Según la información de la que dispone el Ejecutivo vasco, que ahora preside la Comisión del Arco Atlántico y participa a través de Euskotren en uno de los grupos de trabajo que acogen a las empresas implicadas en el eje ferroviario entre Portugal y Alemania, el plan de actuación de las autoridades galas está dividido en dos fases. La primera, ya muy avanzada y que culmina en 2021, contempla dos obras prioritarias. Una, casi rematada, es la regeneración de la plataforma desde Hendaya hasta Bayona. Un recorrido de apenas 40 kilómetros lastrado en los últimos 4 ó 5 años por unas severas «restricciones de velocidad» debido a la «inestabilidad del terreno». Dicha limitación ha obligado incluso a los trenes a circular en algunos tramos a 5 kilómetros por hora, casi parados, cuando este trazado tiene marcada una velocidad de 120 km/h, aunque la obligación de realizar paradas cada poca distancia impide llegar al punto máximo de aceleración. «Las obras, que están casi terminadas, buscan recuperar la velocidad y que la línea en este tramo sea operativa en las mejores condiciones posibles», explican fuentes del Ejecutivo vasco.
La mejora en este tramo era una exigencia para mejorar el tráfico actual de trenes de alta velocidad (TGV francés), de regionales y de mercancías, pero una cuestión ineludible de cara al incremento de dichos tráficos cuando entre en marcha la Y vasca, en 2024, según la última previsión. «Es una línea ya muy utilizada, está cerca del límite de su capacidad y, cuando circulen los trenes de mercancías desde Euskadi puede tener problemas de capacidad a medio-largo plazo», observan las autoridades de este lado de la muga.
De momento, la renovación de la infraestructura actual en Iparralde permitirá garantizar el servicio cuando el tren de alta velocidad sea una realidad también en el País Vasco, y pensar en conexiones transfronterizas no solo de mercancías sino también de pasajeros. «Los andenes están muy degradados y, en materia de circulación, ya está en marcha la reforma de aspectos que los viajeros no ven, pero que son igualmente necesarios, como las agujas», apuntan las mismas fuentes.
Si se continúa el trayecto hacia Burdeos, desde donde parte la nueva vía de alta velocidad que permite llegar al centro de París en poco más de 2 horas -y acortó a 5 el trayecto desde Hendaya-, la red ferroviaria también está inmersa en mejoras. «Desde Dax hasta Burdeos hay tramos que están en mal estado y donde hay que sustituir el carril, o actuar sobre el balasto y la infraestructura», explican desde el Gobierno Vasco.
En ese tramo, entre Dax y la localidad de Morcenx, las autoridades francesas han decidido ampliar la capacidad de la vía permitiendo, en función de las necesidades, que los convoyes no solo puedan circular en el sentido habitual de la marcha por el lado derecho, sino también por los raíles de la izquierda. «Que un tren pueda circular a contravía», aclaran, en previsión de ese incremento en los tráficos ferroviarios cuando Euskadi se sume a la alta velocidad. Todos estos trabajos se ejecutarán antes de 2021, la primera fase de unas obras de regeneración que continuarán hasta 2029 en otros puntos clave.
Uno de ellos es el nudo de Irún: la compleja circulación de trenes entre los dos lados del río Bidasoa. Una «prioridad» para Euskotren, que ha planteado en las reuniones técnicas la urgencia de «eliminar el cuello de botella» que se forma, y la necesidad de agilizar el tráfico ferroviario antes de que culmine la Y vasca y el tercer hilo hasta San Sebastián. En ese contexto se adecuará también la estación de SNCF en Hendaya. Una renovación que se complementará con la nueva estación internacional e intermodal proyectada por Adif para Irún, en sustitución de la vetusta infraestructura actual. Francia contempla igualmente ampliar los gálibos de sus túneles para permitir que la red se convierta en una autopista ferroviaria por la que circulen trenes cargados con semirremolques de camión. Estos convoyes necesitan más anchura que los mercancías actuales y túneles más amplios, para poder así llegar a plataformas logísticas como la de Jundiz, en Álava, según prevé el Departamento de Arantxa Tapia.
A partir de 2023, Francia completará asimismo la renovación de la vía hasta Burdeos, y «en un escenario 2030», está previsto que la línea Burdeos-París que se inauguró hace dos años se amplíe unos 40 kilómetros hacia el sur de la capital de Nueva Aquitania.
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